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Mexicanos al grito de Ramblas

Cientos de mexicanos protestaron por todo lo inverosímil que sucede en México: asesinatos brutales, desapariciones, calcinados inexplicables.

Barcelona se volvió México y se contagió de un extraño espíritu, una mezcla de dolor, protesta y júbilo que se apoderó de la Rambla en la histórica fuente de Canaletes. Decenas de mexicanos que llegaron a ser cientos, protestaron por todo lo inverosímil que sucede en México: asesinatos brutales, desapariciones, calcinados inexplicables. Nada que pueda ser más doloroso para una sociedad que lo que ocurre dentro de ella, lo que parece inevitable y lo que resulta incomprensible para el extranjero. México tomó la tarde catalana y se volvió el tema de turistas y curiosos que se enteraron de un asunto que poco les incumbía, pero que los gritos y consignas de la marcha les exigía una atención inmediata. Quien ha estado en las más recientes manifestaciones sociales en México sabe que la circunstancia se vivió de forma similar: rabia, dolor, exigencia e impotencia fueron los principales sentimientos que llenaron la noche fresca de Barcelona. Conforme los contigentes avanzaban capturando miradas y aplausos por todos lados, algo era claro: los mexicanos tenemos nuestra fuerza en un espíritu desconocido para los demás, un ente extraño nos impregna la voz y el grito que contagia.

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Ya en la catedral de Barcelona, destino final de la marcha, activistas y ciudadanos se unieron en una oración propuesta por la mexicana radicada en España Estrella Olvera, quien se dirigió al contingente para pedir un minuto de silencio por los normalistas desaparecidos. Posteriormente, Amilcar Vargas, estudiante del posgrado en Gestión del Patrimonio en la Universidad de Barcelona, leyó un poema titulado "Semilla" (se puede encontrar en el sitio raicesalaire.com) que escribió ante el contexto que impera en el pais. La multitud escuchaba con atención las palabras de quienes iban acercándose al micrófono. Las consignas en contra del gobierno de Peña Nieto no se hicieron esperar: exigencias de renuncia, mentadas de madre, dolor e impotencia en los gritos conocidos durante una protesta que por cuestiones de horario se adelantó, como un buen preámbulo de lo que un par de horas más tarde ocurriría en la histórica jornada celebrada en la Ciudad de México. Arturo Landeros, del colectivo "Adhesiva", dio un discurso final donde mencionó las múltiples omisiones que el gobierno ha tenido en cuanto a justicia social, refiriéndose específicamente a campesinos, mujeres y obreros que han sido menospreciados por la clase política.

La jornada de ayer nos demostró que los ojos del mundo están en México y que la #AcciónGlobalporAyotzinapa está mas viva que nunca.