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Perfiles

No es que me guste ver sangre, pero es que estamos en guerra

El Komander, 'jefe del corrido alterado', busca dejar atrás su fama violenta.

Alfredo Ríos El Komander, en su rancho en Sinaloa. Fotos por Héctor Guerrero.

Desde que contactamos a Twiins Music Group para pedir una entrevista con Alfredo Ríos El Komander, nos dijeron que él era una persona reservada y que desconfiaba de los periodistas. Aún así, nos dijeron que podía recibirnos en su rancho, no muy lejos de Culiacán. En el aeropuerto nos recibió el Muñeco, publicista de Twiins, la disquera que representa al Komander, el "jefe del corrido alterado". El Muñeco se veía un poco nervioso. Según nos contó, hacía un par de meses había acompañado a unos periodistas colombianos al mismo rancho al que nos dirigíamos, y algo hicieron que el Komander no quiso hablar más y tuvieron que irse. Según nos dijo el cantante, está cansado de que le pregunten sobre si tiene una relación directa con el narco y sobre sus canciones violentas, y que definitivamente no querría comentar nada sobre la captura de Joaquín El Chapo Guzmán, que había sucedido dos semanas antes de nuestra visita. En señal de buena voluntad, compramos una botella de Buchanan's 18 para no llegar con las manos vacías.

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Manejamos un rato en carretera hasta llegar a un retén militar. Al ver nuestras cámaras nos preguntaron qué hacíamos por ahí; contestamos que veníamos a entrevistar al Komander. El militar reaccionó emocionado diciéndonos: "¡Hace un rato pasó por aquí!" Continuamos hasta un pequeño camino de terracería por el que llegamos hasta un discreto portón. No había ningún tipo de seguridad, entramos hasta una palapa en el centro del rancho. A un costado había una pequeña casa, en la puerta estaba grabada una R de Ríos. Abajo había un corral donde se arrendaba a los caballos y al fondo estaban las caballerizas. Al poco rato llegó Alfredo Ríos en una Ford Raptor roja, vestía pantalón y camisa negra, y una gorra Armani del mismo color. Nos saludó y aceptó nuestro regalo con una carcajada. Según nos dijo, este rancho era el lugar donde podía estar tranquilo, donde podía invitar amigos y que su casa, donde vive con su familia, es privada, y que no le gusta que nadie sepa dónde es. Rápidamente nos invitó a conocer a sus caballos, varios de raza española, impecablemente cuidados y de los que claramente se siente orgulloso.

La primera vez que escuché al Komander fue en 2010, cuando un amigo me envió el video de la canción "Sanguinarios del M1". El video empieza con Edgar Quintero, vocalista del grupo los BuKnas de Culiacán, con sombrero vaquero y un chaleco antibalas con el logotipo de su banda bordado en dorado, cantando: "Con cuerno de chivo y bazooka en la nuca / Volando cabezas a quien se atraviesa / Somos sanguinarios, locos bien ondeados / Nos gusta matar". Luego entra el Komander, vestido no con ropa vaquera, sino con playera y gorra Ed Hardy y un rosario dorado, cantando: "Pa' dar levantones, somos los mejores / Siempre en caravana, toda mi plebada / Bien empecherados, blindados y listos / Para ejecutar". Después aparecen otros cantantes del Movimiento Alterado, las bandas representadas por Twiins Music Group. La canción hablaba sobre Manuel Torres Félix, conocido como el M1, o el Ondeado, un importante capo del Cártel de Sinaloa y su grupo de asesinos. En 2008, sicarios del cártel de los Beltrán Leyva mataron a su hijo Atanasio; el M1 en venganza capturó a los supuestos responsables y los llevó a su casa en donde los torturó antes de matarlos. Por su personalidad explosiva le llamaban el Ondeado. Torres Félix fue abatido por el Ejército el 13 de octubre de 2012.

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Este corrido llamaba la atención por su violencia extrema. Hasta donde sé, nunca antes una canción de este género había hablado sobre decapitaciones y torturaciones, como dice una de las estrofas. A una violencia que no puede describirse con palabras, hay que aprender a nombrarla, y esta nueva jerga se recoge en las letras de las canciones del Komander. Escrita por Edgar Quintero de los BuKnas, un mexicoamericano que vive en Los ángeles, "Sanguinarios del M1" lanzó al Komander a la fama, pero también le dio un estigma que después de cinco álbumes de estudio y dos en vivo aún no se ha podido quitar. En la prensa nacional hoy se escucha más del Komander cada vez que algún gobernador o alcalde decide cancelar alguno de sus conciertos, que por sus éxitos románticos y mucho menos violentos como "Por favor, no cuelgues" o "Soy de rancho".

El corral donde arrendan los finos caballos en el rancho del Komander. 

"Yo nací en Sinaloa, en Culiacán, vengo de padre músico, no de profesión, de gusto nomás, pero bastante influenciado por él para yo dedicarme a esto. Cuando yo nací, mi papá se fue a un baile de Ramón Ayala", nos dijo Alfredo con una sonrisa. "¡Yo naciendo y mi padre allá bailando!" Influenciado por su papá, Alfredo formó un grupo con sus amigos llamado Comando Norteño. Tocaban en bautizos, bodas y donde los contrataran. Cuando decidió escribir, y lanzarse como solista se fue a Los ángeles a buscar una oportunidad. Ahí es donde conoció a los Cuates Valenzuela.

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"Un día vino mi primo y me dijo: '¡Cuate! ¡Tengo un artista bien chingón! ¡Lo tienes que escuchar!' Pero todos los días me llegaban artistas nuevos", nos dijo Omar Valenzuela sobre la primera vez que escuchó a Alfredo Ríos. "Me ayuda a vender ropa en los callejones de Los ángeles. La neta, nomás lo traigo de puro paro, pero el morro canta bien machín y trae sus propias rolas". Omar le dijo a su primo que lo trajera al estudio y le cantó "El corrido de Everardo", que trata sobre un coronel y un mafioso retirado. Después de oírlo, le dijo: "Cánteme otra y me cantó esa que dice 'No tengas miedo porque soy de Sinaloa', y le dije: 'Agarra una silla y ponte a escribir ahí'". Pronto empezaron a grabar su primer disco, y Alfredo Ríos les preguntó cuál debía ser su nombre artístico. Adolfo Valenzuela le dijo "pues usted se va a llamar el Komander".

Omar y Adolfo Valenzuela son hermanos gemelos, nacidos en Obregón, Sonora, que han vivido entre Culiacán y Los ángeles toda la vida. Los Cuates son las mentes maestras detrás del Movimiento Alterado. Omar estaba pasando una temporada en Los Mochis donde lo visitamos para hablar sobre el Komander.

"Si escuchas su primer disco (2009), está bien crudo y eso fue lo que gustó y lo que me gustó a mí. Mocha cabezas y todo eso, es ese disco. El primer sencillo, que se llama 'El Katch', fue un boom y de ahí para adelante se inicia la época del Movimiento Alterado, desde ese corrido. Una canción te marca una época. Esa canción inició todo", nos contó Omar con cierta nostalgia. "'El Katch' fue un supuesto vendedor de drogas en Los ángeles, chiquitero, no era nadie importante, pero él fue el personaje de ese corrido. La rola habla de marcas, de Dolce & Gabbana, Armani… nunca se había hablado de marcas en un corrido". Según Omar, ese disco mostró la realidad que se empezaba a vivir en Culiacán y que en ese momento ahí no se podía decir, pero en Los ángeles sí. "Este movimiento nace en Los ángeles realmente". En todo Estados Unidos, artistas como el Komander, o los BuKnas de Culiacán, que de hecho viven en California y no en Sinaloa, llenan salones de baile y hasta escenarios como el Nokia Theater de Los ángeles, como lo hizo Alfredo Ríos, cuando cantó para más de siete mil personas en agosto del año pasado.

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"Yo creo que este género tiene tanta fuerza porque habla de la calle", dice Omar sobre el éxito que han tenido los artistas del Movimiento Alterado en ambos lados de la frontera. "Yo siempre lo he visto y lo he analizado. Los jóvenes siempre están buscando la rebeldía, lo que no debe ser. ¿Todos los morros qué anhelan? Hacer dinero como fulanito, por eso tiene ese street credibility. Esto es un fenómeno igual que fue el reguetón o el gansta rap". Durante su carrera, Omar y Adolfo han producido a músicos y cantantes como Thalía, Jenni Rivera, Marco Antonio Solís y Banda el Recodo. Su padre también fue músico, y según nos contó, "le tocó una época bastante difícil, parecida a la de hoy, donde estaban los grandes capos como Caro Quintero y Félix Gallardo. Desde entonces los corridos eran muy populares, desde que tengo uso de razón".

Un fan del Komander trae rapada la cabeza con el log de su ídolo y, al lado, de Ferrari. 

En años recientes, gobernadores y políticos se han rasgado las vestiduras culpando a cantantes como el Komander de rpomover la violencia en México, lo cierto es que los narcocorridos han sido parte de la cultura popular desde antes de que muchos de esos políticos nacieran. En 1940, Los Alegres de Terán cantaban en "Carga blanca" sobre tres amigos que cruzaron cocaína a San Antonio por la que les pagaron 2,800 pesos. La operación termina con dos muertos y tres heridos en lo que se describe como una noche de terror. En 1972, Los Tigres del Norte cantaban "Contrabando y traición", donde Camelia mata a Emilio en Hollywood de siete balazos. A partir de la canción, este año Telemundo estrenó una narcotelenovela en horario estelar. En los 90s, Chalino Sánchez se vuelve ídolo de los mexicanos en California cantando sobre personajes como Rigoberto Campos, asesinado "con puros cuernos de chivo". El 16 de mayo de 1992, Chalino es asesinado después de dar un concierto en Culiacán. En 1995, Jenni Rivera cantaba "La Chacalosa", y los Tucanes de Tijuana celebraban el perico (cocaína), el gallo (mariguana) y la chiva (heroína), las tres principales drogas mexicanas de exportación. En noviembre de 2006, Valentín Elizalde cantaba "A mis enemigos", en un concierto en Reynosa, Tamaulipas; al salir, su camioneta fue balaceada, presuntamente por los Zetas, ofendidos por la letra de la canción.

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En diciembre de 2006, Felipe Calderón decidió declararle la guerra a los cárteles de la droga, y ahí es donde la situación cambió. En décadas pasadas, los narcotraficantes resolvían sus problemas entre ellos; la violencia, aunque claro que existía, era de alguna forma más selectiva y nos enterábamos menos. Con Calderón, el Ejército salió a las calles, y los diferentes cárteles empezaron a pelearse las plazas de forma brutalmente violenta. En ese mismo año aparecieron las primeras cabezas de decapitados, lanzadas en la pista de baile de un bar en Uruapan, Michoacán. Desde ahí, la violencia en México se hizo diferente y terminó tocándonos a todos.

Para 2010, Sinaloa era el segundo estado donde se cometieron más ejecuciones presuntamente relacionadas con el crimen organizado y, según fuentes oficiales, casi el 70 por ciento de estos crímenes sucedieron en la capital sinaloense.

"En Culiacán ya se sentía una nueva camada de gente, me refiero a los juniors, ya se sentía y decían, 'Allá anda el hijo de fulano', y 'Allá andan haciendo refuego' y aunque a lo mejor no mandaban todavía, se veía que venían. Te estoy hablando de todos los hijos de los señores. Y esa nueva camada fue necesitando música, fue necesitando corridos", nos dijo Omar. "Así surgieron artistas que estaban hablando de la vida de ellos". En 2011, el Komander cantaba: "No es que me guste ver sangre pero es que estamos en guerra", en su canción "El cigarrito bañado". En el mismo disco, Y seguimos la borrachera, igual había canciones sobre andar de fiesta en la playa, y borracheras, que del Chino ántrax, el Mayo Zambada y otros personajes importantes del Cártel de Sinaloa, y hasta un corrido sobre Nazario El Chayo Moreno, líder, de la Familia Michoacana y luego de Los Caballeros Templarios. Culiacán, como el resto del país, ciertamente estaba en guerra.

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En esos años, el Komander aparecía en conciertos y entregas de premios vestido con chalecos antibalas Burberry o Gucci, y posando con una ametralladora en la portada de su cuarto disco Bélico.

El Komander en concierto en Gómez Palacio, Durango. 

Sin embargo, esto cambió en su último disco, Cazador, lanzado este año. En la portada Alfredo posa junto a un árbol, sin ningún detalle referente a la violencia, ni siquiera aparece su logotipo del cuerno de chivo, donde la K de su nombre forma un AK-47. Aunque el disco trae corridos para Juan Ignacio El Demonio de Tazmania Esparragoza y Manuel Torres Félix, el mismo de "Sanguinarios del M1", la mayoría de la canciones son románticas o arremangadas, como le dicen en Sinaloa a las canciones que hablan de fiesta y desmadre.

Cuando le preguntamos al Komander sobre las muchas canciones que ha escrito de violencia, drogas o narcotraficantes, su semblante cambia y se ve visiblemente molesto. "Mis canciones son corridos, es regional mexicano, hay rancheras, hay de todo. Y pues esa es la música del Komander. Hay corridos, habla de modas, habla de situaciones que a veces pasan. Definitivamente no es música que yo me traje del espacio, ni son letras que me traje yo de otro planeta. A veces quieren satanizar este género, diciéndole narcocorridos, a veces de mala manera, o las canciones de los narcos, y eso es falso, es una mentira, porque si yo soy quien canta a veces temas así y los periodistas también hablan de lo mismo, entonces serían narcoperiodistas, y el dinero que a veces circula por acá sería narcodinero, ¿o qué? En México existe, yo lo que hago es cantar música y lo que hago es entretener. No estoy ligado a nadie, ni a nada, a lo único que estoy ligado es a mi público", dijo enfáticamente.

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Por esos días, el Komander estaba particularmente molesto por una nota que había publicado José Gil Olmos en Proceso, sobre un concierto en Apatzingán, Michoacán, donde se presentó junto con Calibre 50 y Los de la A, un grupo michoacano que canta corridos sobre Los Caballeros Templarios y —en vez de coca y mariguana— canta sobre la metanfetamina, y todos sus integrantes salen vestidos de militares en la mayoría de sus presentaciones. El concierto sucedió el 2 de febrero, días antes de que Enrique Peña Nieto llegara a Michoacán a presentar su plan para tratar controlar el conflicto entre autodefensas y Templarios en el estado. Los de la A salieron a cantar corridos a favor de los Templarios y después gritaron al publico: "¡Arriba Apatzingán! Andamos ocupando gente para ir a Apatzingán a echar putazos". Según el Komander, él no tenía nada que ver con eso, ni siquiera conocía a ese grupo, a él simplemente lo contrató un promotor, y José Gil lo presentó como si fueran lo mismo.

"Tristemente somos víctimas, yo soy víctima de esos reporteros que la verdad hacen eso, que dicen, voy a pintarlo ahí enfrente como lo peor. Finalmente yo sé quién soy, sé a lo que me dedico, sé que el pan que llevo a mi casa y lo que se comen mis hijos ha sido ganado de la manera más honesta del mundo, y me preocupa muy poco", me dijo aún de mal humor. "Yo me dedico solamente a hacer música".

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Al día siguiente fuimos a comer mariscos al famoso Camarón Pelao. Pedimos varios aguachiles y una torre de callo de hacha. Desde antes de que nos sentáramos, una persona tras otra, incluyendo la mitad de las meseras del restaurante se acercaba a Alfredo para pedirle un autógrafo o tomarse una foto con él. A nadie le hizo una mala cara y fue generoso con todos. Le pregunté si no le hartaba ser siempre una figura pública y me dijo que aunque puede ser cansado, siempre tiene que ser atento, que su carrera se la debe a ellos. Ya más tranquilo y de mejor humor, continuamos hablando sobre su frustración de ser encasillado como un artista violento. Hablamos de telenovelas basadas en historias del mismo tipo, como La Reina del Sur, Sin Tetas no hay paraíso o El Señor de los Cielos, de Telemundo. Le pregunté si había visto Breaking Bad, o Heli, de Amat Escalante, basada en el narco y con escenas extremadamente gráficas de tortura, pero también premiada en todo el mundo, incluyendo el premio de mejor director en el festival de Cannes 2013. Aunque no la había visto, me dijo que todo eso le confundía. Pero que al final, aunque les cancelen conciertos o no los pongan en la radio, eso no les afectaba.

El Komander no sube a las muchachas más guapas al escenario, sino a los seguidores emocionados, y les regala un traguito de whiskey. 

"Me considero un artista de redes sociales. Así empecé, como solista, subiendo videos… de repente la gente te comenta, gente que ni conoces, gente de otros estados, de otro país". Me dijo mientras pedíamos mas camarones. "A esta generación, nos benefició bastante el internet, porque de repente había temas que no quería tocar la radio, entonces andaban pegando en la radio, en los carros, en los piratas, en todos lados".

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Nuestro plan era acompañarlo a un concierto que daría durante le carnaval de Mazatlán, pero como muchos de sus conciertos últimamente, fue cancelado. La Marina había capturado al Chapo apenas un par de semanas antes y las autoridades no querían ningún tipo de problemas. Pero dos días después se presentaría en la Expo Feria de Gómez Palacio, Durango y nos invitaron a ir con ellos. Le pregunté a Omar si a veces deciden no tocar en algunas plazas por seguridad, en zonas donde domine un cártel contrario al de Sinaloa que pudiera ofenderse por las letras de artistas como el Komander. "Nosotros sí tocamos en cualquier parte de la República y nunca nos ha pasado nada. Pero el único parámetro que tenemos es que desafortunadamente Valentín Elizalde tuvo una pérdida. Eso nos da miedo, que vaya a ocurrir algo, con alguien que se le ocurra hacer una locura", nos dijo.

Salimos de Culiacán hacia Mazatlán, y luego hacia la hermosa Sierra de Durango, por el Puente Baluarte, que Felipe Calderón llamó "la obra mas importante de su sexenio", aunque es más probable que su gobierno sea recordado por la violencia de la que cantan los artistas del Movimiento Alterado que por el Récord Guinness al puente atirantado más alto del mundo. La carretera estaba casi desierta y el Muñeco estaba preocupado por entrar a Durango con placas de Sinaloa. Llegamos cuando ya estaba oscuro y el estacionamiento de la Expo Feria de Gómez Palacio estaba repleto. Los hombres llegaban con sombrero vaquero y latas de Tecate en la mano, las mujeres con jeans entalladísimos. Un hombre alto y moreno se nos acercó mientras tomábamos fotos y nos preguntó si nosotros éramos los que habíamos llegado con la camioneta con placas de Sinaloa. Nos sacó primero un susto, pero pronto nos dimos cuenta de que sólo quería hablar de cuánto admiraba al Komander. Lo había visto varias veces en vivo en Odessa, Texas, y también en Durango. "Aquí hay que andar al cien con el Komander. Tengo un chaleco, me lo iba a traer, pero dije: 'Va a haber pedo'". Le preguntamos si su chaleco era antibalas y nos dijo que sí. "Es una chingonada pa' cantar, para todo", luego nos presumió su corte de pelo. En la nuca traía rapada la K de Komander y a un lado, el logotipo de Ferrari. En la barba, la AX de Armani Exchange.

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Un fuerte operativo de seguridad, que incluía a miembros del ejército y federales, vigiló en todo momento el concierto del Komander. 

En la entrada de la Expo, estaban estacionadas varias camionetas del Ejército llenas de soldados con armas largas. Junto a las puertas de entrada, había un puesto de burritos, llamados Burrari. Una vez pasada la revisión obligada por elementos de seguridad privada, había un puesto de merchandising, con escapularios de Malverde, posters de Alfredo Ríos y playeras alusivas a varias de sus canciones, la más popular parecía ser la de "Tokesones de canabis", de su último disco. Un papá le compró a su hijo de 14 años una de esas máscaras que usan los policías federales para cubrirse el rostro, pero con el logotipo del Komander y una calavera de diamantitos, compró también una para él y posaron para fotos con sus amigos.

El lugar estaba a reventar, más de cinco mil personas coreaban las canciones de Bukaneros Norteños Banda, y luego de Rosendo Cantú, las bandas teloneras que tocaban en uno de los dos escenarios instalados para el evento, pero entre canción y canción, el público no paraba de corear "¡Komander! ¡Komander! ¡Komander!" Era claro a quién venían a ver. Justo frente al escenario principal, había una sección VIP, con mesas y sillas de plástico donde los boletos costaban cinco mil pesos para cuatro personas, en vez de los 180 de la entrada general. En cada mesa había al menos una botella de Buchanan's.

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Como medida de seguridad, Alfredo Ríos llegaría al evento minutos antes de subirse al escenario. Nosotros lo esperábamos en el estacionamiento junto con sus músicos. Cerca de la media noche apareció un impresionante convoy, con camionetas de la Policía Federal al frente, varias Suburbans y dos camionetas del Ejército al final, todas con elementos armados y con las torretas encendidas.

En el escenario, una pantalla gigante empezaba a proyectar el video del último sencillo del Komander, "Soy de rancho", en donde aparece montando a caballo y cargando puerquitos bebés, además de mujeres con cuerpos imposibles, como en todos sus videos. En primera fila, cientos de mujeres se apretaban contra la reja y gritaban con todas sus fuerzas esperando a su ídolo.

El Komander bajó de su camioneta, estacionada a menos de diez metros del escenario, tomó el micrófono y entró cantando "Cuernito Armani", una de sus canciones más populares: "Te debo mi vida, cuernito de Armani rameado / salvaste mi vida a la hora de pelear / saliendo de un antro quisieron tumbarme / mi cuernito Armani tuvo que reaccionar", sus fans no paraban de gritar. A un lado del escenario, un soldado coreaba la canción, y discretamente tomaba una foto con su celular.

"Para mí, el Komander es el representante de esta cultura en todos lados. Él se para en Durango y la gente ve al Komander como un Chapo, como alguien que representa a Culiacán, aunque no cante ni un corrido, aunque cante puras rancheras el bato, aunque cante 'El sinaloense' mil veces, nada más" nos dijo Omar cuando le preguntamos sobre cómo ha crecido la fama del artista más grande de su compañía. "Él ha llegado a un punto donde ya no tiene que cantar corridos, porque la esencia de él es lo que representa, es lo que vende".

Las chicas en la primera fila no paraban de gritar. Uñas enormes pintadas, escotes bajos y faldas diminutas, tomando whiskey directo de las botellas verdes de Buchanan's 12 años. Durante las canciones, El Komander invitaba a fans a subir al escenario, los sentaba en una silla y entre él y un asistente, les empinaban whiskey por casi un minuto sin parar. No subía a las chicas más guapas, sino a las más emocionadas. Lo cierto es que durante las casi dos horas que el Komander cantó en Gómez, no tocó más de tres o cuatro corridos sobre mafia. Su concierto se enfocó más en canciones arremangadas y románticas. Aún así, Alfredo Ríos dominaba el escenario como la mejor de las estrellas de pop o rock and roll.

Las muchachas, hasta adelante, no dejaban de corear cada una de las canciones. 

Aunque el Komander no se arrepiente de nada, es claro que le frustra que la gente, los políticos y principalmente los medios lo sigan midiendo por sus canciones más violentas. "He escrito lo que he querido todo el tiempo, lo que he escrito lo he escrito con prudencia, si en aquel entonces canté algo, creí conveniente cantarlo, si ahora estoy cantando otra cosa, es porque he estado evolucionando", nos dijo días antes cuando platicábamos en su rancho. "Gracias a Dios, a mi pluma nadie la ha detenido, yo todo el tiempo he escrito con el corazón, y mi único objetivo, ha sido la gente y mi público".

Igual que el Komander, Culiacán también ha cambiado. Si bien Sinaloa sigue siendo un estado volátil, y extisten todo tipo de teorías sobre lo que puede pasar con la captura del Chapo Guzmán, lo cierto es que no se ve la violencia de hace unos años y ojalá continúe así. "Yo creo que el futuro de esta música, va a ser muy parecido a lo que sucedió con el reguetón, o lo que sucedió con el hip-hop. El reguetón empezó súper mafioso, hablando de lo que sucedía en Puerto Rico, pero al final se quedan los grandes, se quedó Daddy Yankee, se quedó Don Omar, se van a quedar los buenos", nos dijo Omar sobre el futuro del Movimiento Alterado. "Después de todo el refuego de artistas hablando de pura mafia, se van a quedar los grandes hablando de bailes y de amor".

Al terminar el concierto, mientras la banda aún seguía tocando, el Komander se escabulló del escenario y en segundos su camioneta salía del estacionamiento a toda velocidad resguardada por el mismo convoy de militares y federales con el que entró. En las siguientes semanas, los gobiernos de Puebla y Cuernavaca cancelaron más conciertos de Alfredo Ríos. Como en la mayoría de los casos, el secretario de Gobierno de Morelos, Jorge Messeguer Guillén, lo acusó de "hacer apología del delito".

"Me pone triste, compa. Sí duele que te señalen a lo tonto" dice el Komander sobre estas acusaciones. "El que escuches una canción que dice: borracho, amanecido, bien pedo, ah, 'Voy a ponerme bien pedo porque dice la canción', ¡ojalá todo fuera así! Creo que ni lo que escuches, ni lo que tú mires, te va a hacer una mala persona". Si bien tiene razón en cierta forma, siempre minimizó los temas de sus letras más alteradas, hablando de borracheras, coches y mujeres, nunca hablando de forma directa sobre narcos o violencia.

Omar, como buen productor y empresario, defiende lo que hace el Komander y el resto de los músicos del Movimiento Alterado a quienes representan él y su hermano gemelo. "Yo no creo que tenga nada de malo cantar un corrido y que vaya a afectar a la población. La música para mí es un negocio, pero la finalidad es entretener y que las masas se identifiquen". Hablamos sobre la realidad de muchas personas que han sido directamente afectadas o han perdido familiares inocentes, por la violencia en México. A Omar le parece que el problema no está en cantar sobre lo que pasa en las calles, como hacen músicos que viven en zonas conflictivas de todo el mundo, sino en cómo y por qué llegamos a que esas cosas sucedan. "Yo creo que el gobierno o los que gobiernan, en vez de preocuparse por qué efecto puede tener un corrido, deberían ponerse a cuidar lo que pasa en nuestro país. Si el gobierno realmente está preocupado por el efecto de los corridos, pues que se ponga a cuidar realmente las calles, y a lo mejor no habría corridos, habría otro tipo de rolas".

Mira completo el documental del Movimiento Alterado: