​Platiqué con un hombre que frota su pene contra las mujeres que viajan en el metro

Al igual que en México, un problema que experimentan las mujeres que utilizan el transporte público en París son los frotadores.

El informe que realizó el Alto Consejo con respecto a la igualdad entre hombres y mujeres reveló que el 100 por ciento de las mujeres han sufrido algún tipo de acoso en el transporte público, las han tocado, les han chiflado, las han insultado o han tenido que soportar miradas lascivas. Las asociaciones feministas y las víctimas del acoso ya han dado su punto de vista, pero aún falta una opinión muy importante: la de los pervertidos del metro. Estos tipos frotan con insistencia su pene contra el bolsillo de tus jeans a las 9AM mientras los demás aprovechan las vueltas para pegarse contra tus senos. Es suficiente para sentirte agredida pero demasiado poco como para que te atrevas a hacer un escándalo.

Preocupada, entré a un foro llamado Doctissimo y encontré un hilo llamado "fantasías en el transporte público", donde los frotadores describen sus experiencias, y publiqué una convocatoria para compartieran conmigo sus historias. Después de descartar algunos mensajes privados muy curiosos —como el de Martine Trav, un travesti que ama tomarse fotografías sin ropa interior en el metro—, encontré a Maxime (que no es su verdadero nombre). Este ingeniero en informática de 38 años forma parte de la comunidad de los frotadores del metro desde hace 20 años. En la conversación que tuve con él por teléfono, me explicó que no se ve a sí mismo como un "predador sexual", por qué le excita pegarse al cuerpo de mujeres desconocidas y por qué no siente la menor culpa.

VICE: En los mensajes de Doctissimo dices que "fantaseas" con las mujeres en el transporte público. ¿Podrías hablarme más sobre esto?
Maxime: Como te expliqué en Docti, la proximidad en el transporte público me excita mucho desde hace muchos años. Cuando escribo sobre eso en foros, recibo muchas críticas y hasta insultos. Siempre me dicen "pervertido" o "enfermo". Pero quiero aclarar algo: No soy un violador, nunca le he hecho algo a una mujer en contra de su voluntad y tampoco las toco en el pecho o en las nalgas. No soy lo que se conoce como "predador".

OK. ¿Desde cuándo empezaste a tener estas fantasías?
Viví en un pueblo cerca de París hasta que cumplí 19 años. Todos los habitantes se conocían. Cuando llegué a París, descubrí el metro. Ver tantos rostros, tanto cabello, tantas piernas y tantos tirantes de tantos brasieres fue algo muy exótico para mí. Para muchos es muy normal, pero para mí es increíble la cercanía, la humedad y el hecho de ver tan cerca el cuerpo de una mujer, como con zoom. Me acuerdo de una mujer muy elegante que venía del trabajo, traía falda y saco. Sus piernas eran muy bonitas. Hoy en día entraría en la clasificación de MILF. Había tanta gente que tuvo que presionar sus senos contra mi brazo. Como todavía era muy joven, tuvo un gran efecto en mí. Se volvió mi pasatiempo preferido en la primavera. En invierno no porque la gente está enferma y usa chamarras. No dan ganas de pegarse a las chicas.

Busco a las chicas lindas, trato de ponerme a su lado, me acerco a ellas poco a poco hasta tocarlas y me imagino varios escenarios…

Foto vía WikiCommons.

¿Sabes que los tipos como tú son una molestia para las mujeres?
No todo es blanco o negro. Hay chicas a las que les molesta mucho porque no se sienten sexys a esa hora del día, quizá porque van regreso a su casa después de un largo día de trabajo y las toman por sorpresa. Pero, según mi experiencia, hay otras que disfrutan la atención. No me les pego como un perro, trato de hacerlo suave. Trato de establecer una cercanía física que a veces puede resultar en algo más.

Cuando era soltero, muchas chicas me sonreían cuando se bajaban del metro. Nos poníamos a platicar y empezaba el proceso de seducción. Otras suspiraban o me venían feo; en ese caso, lo mejor era no insistir. Aunque la mayoría de las veces ni siquiera me notaban. Digamos que soy un "frotador caballero".

Dices que ya no eres soltero. ¿Tu pareja sabe sobre tu pasatiempo en el metro?
No, para nada. No lo entendería. Creería que soy un exhibicionista y no es el caso. Además, después el escándalo que se armó hace unas semanas en los medios por los "frotadores", escuché a mi novia quejarse con sus amigas acerca de los "cerdos asquerosos en el transporte". Internet tuvo mucho que ver con mi fetiche. Soy muy activo en los foros y he llegado a hablar con mujeres que tienen la misma fantasía. Muchos hombres me van a criticar pero son los mismos que engañan a sus esposas con la secretaria. Yo encontré una forma de serle fiel y sin dejar de vivir mi sexualidad.

¿Estás consciente de que esta clase de comportamiento se puede considerar una agresión sexual?
Como dije antes, hay que saber distinguir. Nunca he insultado a una mujer, ni le he mostrado mi pene, ni he tratado de meterle la mano por debajo de la falda. Odio ese tipo de cosas. Pero que yo sepa, la cercanía en el transporte público no es un crimen, incluso si a veces provoca erecciones sin querer. Por ejemplo, en los antros es común que la gente se pegue a un desconocido al bailar. En ese contexto, nadie tacha de pervertidos a los hombres y no se hace un escándalo. ¿Por qué es diferente en el metro? Es una fantasía y ya, igual que como las fantasías que se tienen en el consultorio del doctor.

Quizá es porque nadie cumple su fantasía en ninguno de esos escenarios.
Siempre me porto bien. Si buscas en internet, vas a ver que no soy el único que lo hace. Hay películas que empiezan con dos desconocidos que chocan en el metro. Es un clásico. Por eso nadie se ha quejado o me ha denunciado por acoso sexual. Si te metes a Youporn, a la categoría de "fantasías", hay categorías como big boobs o ebony. Si escribes la palabra subway en el buscador de esa pagina, te aparecen páginas y páginas de videos que empiezan con un leve contacto físico en el metro.

Cierto.

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