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Hay factores definitivos que aumentan las ganas de coger en el verano. ¿Pero qué hay de las ganas de empedar noche y día? Toine Schoutens: "No creo que haya una correlación directa entre un buen clima y el consumo de alcohol. Creo que esas cosas dependen de la situación y la cultura del consumo del alcohol". Aunque es muy diferente, Schoutens ve ciertos paralelos útiles en la siguiente comparación: "Los países nórdicos son muy buen ejemplo de esto. Se puede decir que las fiestas de verano son como un periodo hipomaniaco donde los escandinavos quieren hacer todo lo posible para compensar los meses de invierno oscuros que se avecinan". Quizá se pueda aplicar la misma lógica para nuestro propia forma de beber: nuestra sed en el verano sirve como contrapeso de la rutina fría y deprimente que caracteriza el resto del año.