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Cultură

¿Por qué el verano nos hace querer beber y coger?

El verano es la temporada perfecta para andar por ahí prácticamente desnudo, empedar todos los días y coleccionar ETS como si fueran tarjetas de Pokémon.

Imagen vía. Foto de Facebook por Claudia Offerman.

Tal vez les sorprenda pero la mayoría de la gente ama el verano. ¿Y cómo no? El verano es la temporada perfecta para andar por ahí prácticamente desnudo, empedar todos los días y coleccionar ETS como si fueran tarjetas de Pokémon. Así ha sido desde el principio de la civilización pero eso no impide que nos preguntemos por qué pasa. ¿Por qué un poco de luz solar alborota a los humanos? ¿Estamos biológicamente configurados para tomar demasiado en el verano o tenemos la opción de bajarle un poquito el próximo año? Para responder estas preguntas, contacté a un sicólogo, a un sexólogo y a un biólogo. Esto fue lo que aprendí.

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Toine Schoutens estudió enfermería siquiátrica y en la actualidad es el director del Centro Holandés de Investigación sobre la Luz y la Salud. Según él, nuestras ganas de coger en verano no están relacionadas directamente con la vitamina D que obtenemos cuando nos exponemos a la luz del sol. "La explicación biológica es bastante simple", dijo, "originalmente, los humanos son animales que están acostumbrados a vivir en el exterior y a adaptarse al turno de la noche y del día. Hace unos cuantos miles de años —que no es mucho si lo vemos desde la perspectiva evolutiva— siempre hemos vivido en el exterior y nuestro ritmo reproductivo se adaptó a eso. Si tienes sexo en verano, el bebé nace en primavera. Entonces, tienes toda una temporada relativamente cálida para que el bebé crezca y sea más fácil que sobreviva al invierno".

Foto por Roger Alexander.

Roelof Hut es biólogo y profesor en la Universidad de Groningen. Dice que muchos animales tienen estrategias reproductivas que dependen de la temporada pero que de entre todos los animales, los que menos las siguen son los humanos. "En comparación con otros animales, el hombre tiene un ritmo anual pésimo. Por ejemplo, los venados holandeses sólo tienen ganas de aparearse en otoño mientras que los humanos lo hacen todo el tiempo". Pero eso no significa que la explicación de Schoutens sea inválida. "Puede que nuestro ritmo estacional sea malo pero en los meses de primavera nacen 20 por ciento más bebés que en el invierno", dijo Hut. "En la antigüedad, la diferencia entre la cantidad de nacimientos era considerablemente más grande pero ahora que tenemos tanta luz artificial, el contraste entre las estaciones se ha reducido desde la perspectiva biológica".

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Es bueno saber que mis aventuras veraniegas son para ayudar a preservar mi especie y no solo por mi estúpida calentura. Por desgracia, esa no es la única explicación. Schoutens añadió que "También existe una explicación sicológica muy simple: si el clima es agradable, la gente sale, se broncea y en general se ve mucho mejor. Además la gente usa menos ropa y es más fácil ver qué tipo de carne se cargan. No se necesita una maestría en biología para saber que esto detona impulsos sexuales".

Mark Spiering es un sicólogo especializado en sexología en la Universidad de Ámsterdam y concuerda con la explicación sicológica. "En mi opinión, el aumento del deseo sexual se debe a la cantidad de desnudez que vemos en la calle durante el verano. Más chichis, más piernas y más abdómenes marcados". Y estar ebrio ayuda mucho: "El alcohol hace que aumente el interés en el sexo", dijo Spiering. "En los hombres es porque el chupe aumenta los niveles de testosterona pero también afecta a las mujeres. Sólo que la calidad del acto sexual no mejora. De hecho, es mas difícil llegar al orgasmo. Pero el deseo sexual inicial sí aumenta".

Por intuición, asumimos que la luz del sol mejora el humero y que un buen humos aumenta el deseo sexual. Sin embargo, para nuestra sorpresa, Spiering dice que esta teoría no cuenta con bases científicas. "Lo probé una vez en el laboratorio y descubrí que las emociones positivas no necesariamente aumentan el deseo sexual o la excitación". También añadió que "aunque creamos que las emociones negativas empeoran el sexo, en realidad, un poco de miedo o estrés pueden servir para mejorar la calidad del coito. La aseveración de que un buen humor hace que tengas mejor sexo no está comprobada".

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Hay factores definitivos que aumentan las ganas de coger en el verano. ¿Pero qué hay de las ganas de empedar noche y día? Toine Schoutens: "No creo que haya una correlación directa entre un buen clima y el consumo de alcohol. Creo que esas cosas dependen de la situación y la cultura del consumo del alcohol". Aunque es muy diferente, Schoutens ve ciertos paralelos útiles en la siguiente comparación: "Los países nórdicos son muy buen ejemplo de esto. Se puede decir que las fiestas de verano son como un periodo hipomaniaco donde los escandinavos quieren hacer todo lo posible para compensar los meses de invierno oscuros que se avecinan". Quizá se pueda aplicar la misma lógica para nuestro propia forma de beber: nuestra sed en el verano sirve como contrapeso de la rutina fría y deprimente que caracteriza el resto del año.

Gente desnuda en verano. Foto vía Wikimedia Commons.

Por más sorprendente que parezca la explicación, al parecer no tenemos una disposición biológica. Roelof Hut: "Los humanos y los moscos de fruta comparten una encima que hace que seamos muy buenos para procesar el alcohol. Pero funciona todo el año". Mark Spiering mencionó algo que cualquiera podría haber descifrado sin tener que ir a la escuela: "El verano es caluroso y normalmente nos da sed cuando hace calor". Creo que es razonable asumir que nuestro deseo de beber se debe a que consumimos alcohol para celebrar y hay mucho qué celebrar durante el verano. Como que tenemos mucho más sexo que en las demás estaciones.