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Por qué los residentes del DF están organizándose contra los parquímetros

El número de parquímetros y de multas está creciendo, y mientras su presencia aumenta, también lo hacen los conflictos derivados de ello.
Foto por Phoebe Chung/VICE News.

Este artículo fue publicado originalmente en VICE News, nuestra plataforma de noticias.

Mariela puso dinero en un parquímetro a cambio de dos horas de estacionamiento sobre la Avenida Ámsterdam en la Condesa, un barrio de onda en la Ciudad de México. Pagó con monedas y dice haber regresado cuando terminaba su tiempo para encontrar que a su coche le habían puesto una araña.

"¡Pagué a tiempo! ¡No puedo creerlo!", le gritó a los dos trabajadores del servicio de parquímetros que acababan de llegar. Se le quedaron viendo.

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"Puedes ir al Oxxo o al Seven a pagar la multa, ya luego venimos a quitar la araña", dijo uno de ellos.

Mariela pateó la enorme araña amarilla en su llanta y pidió un taxi para que la llevara a alguna de las tiendas.

Una escena cotidiana en la Ciudad de México son los conductores enojados por recibir multas. Precisamente en julio un automovilista fue grabado llevando a un empleado en el cofre de su coche para evitar que le pusiera una araña.

Estas dramáticas y a veces violentas interacciones entre los conductores y los empleados de los parquímetros han existido desde 2011, cuando EcoParq, un programa del gobierno capitalino, empezó a instalar parquímetros en los vecindarios clave de la ciudad.

Los parquímetros eran una amenaza directa a un aspecto de la vida que desde hace mucho se consideraba normal: los "viene viene" o "franeleros" que controlaban el estacionamiento en las calles de la ciudad a cambio de dinero.

Los trabajadores del programa EcoParq son acusados de poner arañas en los vehículos aun cuando los conductores pagan tiempo en los parquímetros. (Todas las fotos son por Phoebe Chung/VICE News).

"Como la ciudad empieza de aprender a pedir proyectos y soluciones de manera integral", dijo Dhyana Quintanar Solares, coordinadora general de la Autoridad del Espacio Público de la Ciudad de México, la cual regula EcoParq, "lo que pensamos que harían los parquímetros era que la gente modificara sus hábitos de movilidad".

Los "proyectos y soluciones" de los que habla supuestamente son financiados por los parquímetros y administrados por comités nombrados por EcoParq, aunque una investigación de VICE News reveló que no había transparencia ni rendición de cuentas en cuanto a la forma en que se usan las monedas recolectadas.

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Las autoridades dicen que el 30 por ciento de las ganancias de los parquímetros vuelven a invertirse en los barrios donde están ubicados. Por ejemplo, el comité de la Roma-Condesa decidió pintar 164 nuevos cruces peatonales con "un hipster paseando a un perro", como dijo Quintanar. En la plaza Río de Janeiro en la Roma se instalaron luminarias.

Sin embargo estos proyectos sólo ayudan a embellecer la ciudad, dicen los críticos, y en realidad no remedian los serios problemas de infraestructura urbana de esta metrópolis que alberga a más de 20 millones de personas.

Los parquímetros han recolectado más de 556 millones de pesos, según un reportaje de julio de La Jornada. Sin embargo, tan sólo 62 millones de pesos, o el 11 por ciento, se han usado para proyectos de mejoramiento de barrios en sólo tres áreas de la ciudad: Polanco, Lomas-Virreyes y Anzures-Roma-Condesa, que sobre todo son áreas de clase alta y media alta.

Tan sólo entre enero y abril de 2015, EcoParq recolectó casi 110 millones de pesos de los parquímetros que supuestamente se usarían para proyectos públicos.

En 2010 un franelero le disparó a un hombre en la colonia 10 de mayo.

En su página web, EcoParq tiene una sección dedicada a los ingresos, pero no tiene información sobre cómo se usa o distribuye ese dinero. De hecho, a pesar de que EcoParq alegue ser un programa transparente, apenas tiene información sobre los detalles y miembros de los comités.

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Los trabajadores de EcoParq no respondieron a las peticiones de VICE News para brindarnos el contacto de los comités. Al final, la agencia respondió que ni siquiera los tenía.

En julio los legisladores votaron para obligar a que EcoParq revelara exactamente cómo usa el 30 por ciento de los fondos generados por los parquímetros. EcoParq aún debe responder a esta exigencia.

Lo que se sabe es que el número de parquímetros y de multas está creciendo, dijo Héctor Puebla, un planeador urbano de la oficina de EcoParq. Y mientras su presencia aumenta, también lo hacen los conflictos derivados de ello.

Los fondos recolectados por los parquímetros se usan para pintar cruces peatonales en la Roma con un "hipster paseando a un perro".

Los parquímetros son una amenaza para los franeleros, quienes durante los últimos 20 años han estacionado, lavado y vigilado a los coches a cambio de una donación voluntaria. Mientras más parquímetros aparecen, más franaleros desaparecen.

Jacobo Lucas es uno de los pocos franeleros que quedan en la Condesa. Ha trabajado en la calle Vicente Suárez desde 1995. Los vecinos, según él, pidieron que el área permaneciera sin parquímetros para que él pudiera seguir trabajando.

"Los parquímetros tienen que ver con el gobierno, pero el gobierno nunca entiende lo que la sociedad realmente necesita", dijo Lucas a VICE News mientras una mujer despreocupadamente le daba las llaves de su coche.

La rutina de Jacobo Lucas consiste en salir de su casa a las 4AM para llegar a la Condesa al turno de las 6. Allí trabaja tres días a la semana hasta las 8PM y cobra 20 pesos por coche.

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Una vez que ya conocías al franelero, siempre podías contar con tener un lugar de estacionamiento.

Él es parte de un grupo de franeleros que pleanea sacar una publicación en la que hablen sobre su trabajo en relación a los parquímetros y a la autoridad policiaca.

"Extraño a mi franelero", dijo Claudia Mendieta, quien se estaciona en la colonia Narvarte, donde ha trabajado durante los últimos siete años.

Su franelero se fue cuando los parquímetros llegaron al área.

"Una vez que ya conocías al franelero, siempre podías contar con tener un lugar de estacionamiento", dijo a VICE News. "Desde que instalaron los parquímetros, me han puesto la araña dos veces".

A pesar de las relaciones benévolas que a veces se crean entre los franeleros y sus patrones, los franeleros a veces también son vistos como extorsionadores. Ignorarlos puede resultar en una llanta ponchada, una ventana rota, o peor.

En 2010 un franelero le disparó a un hombre en la colonia 10 de mayo. En junio pasado un franalero golpeó a un peatón y luego escapó de la policía.

"Es difícil que el programa de parquímetros les parezca buena idea a los franeleros, sin embargo los parquímetros están democratizando el espacio público", dijo Andrés Sañudo, coordinador de políticas de estacionamiento en el Instituto para las Políticasde Transporte y Desarrollo radicado en Nueva York.

Jacobo Lucas, un franelero de la Condesa, dice que las autoridades ni siquiera saben lo que los residentes realmente quieren.

La noción de que los parquímetros están "democratizando el espacio" es exactamente con lo que las organizaciones comunitarias no están de acuerdo.

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Coyoacán es una de las zonas de la ciudad que está luchando contra la llegada de los parquímetros. La Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) incluso produjo un documental sobre esto.

"Nuestra lucha por detener la llegada de los parquímetros ha sido un constante tema de violencia", dijo Carlos Muñoz, un organizador del grupo "Yo amo Coyoacán: no parquímetros".

El grupo ha organizado varias marchas, algunas de las cuales han terminado en brutalidad policiaca, dijo Muñoz a VICE News. En una ocasión, los manifestantes se confrontaron con un grupo de 400 granaderos. Sin embargo, su lucha ha hecho que el barrio se mantenga libre de parquímetros.

La colonia Nápoles también ha tenido varias protestas contra los parquímetros. De acuerdo con el Publimetro, los residentes les pidieron a las autoridades locales revelar datos de cómo se distribuyen las ganancias de los parquímetros. El jefe delegacional de Benito Juárez —donde se ubica dicho barrio—, Jorge Romero, se negó a responder a sus peticiones y ahora los residentes llevarán el asunto a la corte. Aún no hay actualizaciones sobre su progreso.

En la Nápoles se colocaron 5,441 arañas en los coches entre enero y abril del 2015: estamos hablando de 45 arañas al día en un área con sólo 140 parquímetros, una escandalosa cifra si consideramos que lo que implica es que al 33 por ciento de los coches estacionados se les puso una araña en algún momento.

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Según un reporte de la cadena Televisa, en 2013 cada cinco minutos se instalaba una araña y en 2015 la cifra creció a una en cada cuatro minutos. VICE News habló con muchos conductores citadinos con multas que dijeron pagar a tiempo para evitar que les pusieran una araña, pero que de todos modos se las pusieron.

A pesar de que los trabajadores itinerantes de EcoParq ahora son parte del paisaje de ciertos barrios defeños, los conductores a veces se ven obligados a esperar por horas hasta que llegue un oficial a quitarle la araña. Además deben pagar la multa incluso antes de reclamar.

Hasta la fecha hay 1,580 parquímetros por toda la ciudad y, mientras la cifra sube, las multas también. Una multa de estacionamiento es de 498 pesos y aún no hay prueba fehaciente de a dónde va ese dinero. Un franelero generalmente cobra entre 20 y 50 pesos por día, dependiendo de la zona y horario.

"Tenemos derecho de estar aquí", dijo Lucas.

Sin embargo, ¿cuánto tiempo más querrá quedarse? ¿O cuánto tiempo más lo dejará la ciudad?

Sigue a Julie Morse en Twitter: @juliemmorse