Publicidad
A las mujeres les enseñan a temer a lo desconocido desde que son pequeñas. El problema es que lo conocido es más peligroso. Hay más padrastros violadores que desconocidos escondidos en arbustos listos para desflorar a la primera chica que pase cerca. Está comprobado.Aún así se nos enseña a temer la mano y el pene fantasma de los desconocidos porque es mucho más fácil echarle la culpa a ellos que a las personas cercanas a nosotros. ¿Cómo le explicas a una niña las intenciones que tiene el amigo de su papá cuando le pide que se siente en su regazo? Es mucho más fácil hacer que le tenga miedo a un hombre que no conoce, a un hombre que nunca le ha dado dulces ni le ha dicho: "Vas a ser hermosa cuando crezcas".Es imposible que una mujer esté segura, incluso si se encierra y tira la llave.
Publicidad
Relacionados: Manual de autodiagnóstico para el violador de hoy
Ya me violaron, y fue una persona que amaba, no un desconocido. Soy pasivoagresiva cuando se trata de un enfrentamiento físico. Me quedo inmóvil y recibo el golpe. No importa si hay gente o estamos a solas. Y nadie ha hecho nada por mí. Así es el mundo en el que vivimos, al menos hasta ahora. Como no hay forma de cambiarlo, ¿de qué sirve tener miedo? Vivir con miedo no es vivir, punto.Son otras cosas las que me preocupan, como la falta de seguridad social cuando sea vieja, vivir en un departamento de una pieza por el resto de mi vida, la deuda de la universidad que al parecer nunca voy a terminar de pagar, la policía o morir sin tener sexo una última vez. Esas cosas me preocupan, claro, pero puedo cargar con ellas fuera de mi departamento, puedo olvidarlas a ratos. No me consumen. Sí, son preocupaciones, pero no me asustan.Por eso, hoy, a pesar de que ya es de noche, voy sola por la calle mientras escucho "Xanadu" de Olivia Newton John, la canción que me protege. De vez en cuando miro a mi alrededor para ver si todo anda bien y no importa qué o quién venga detrás de mí. Por fortuna, o por desgracia, las cosas que me aterran no son tangibles.Sigue a Megan Koester en Twitter.