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"Con mi primera hija yo no entendía mi cuerpo a un nivel fisiológico. Por eso, en esa ocasión me saboteé a mí misma", me dijo. Ella describió su primer nacimiento en hospital como una "lluvia de intervenciones": veinte horas de parto seguidas de contracciones inducidas por pitocina y epidural (dos medicamentos), después tres horas de pujar que culminaron en el nacimiento asistido de una sana bebé.Para el segundo nacimiento, ella optó por la carga de dar a luz en casa: asistida por su esposo y una doula."Mientras me acercaba a la transición, cerca del final del parto, me estaba sintiendo muy vulnerable y estresada: fui a la ducha para aliviarme un poco y mi esposo me preguntó si quería tener sexo. Le dije que no. Fue paciente y me recordó que podía yo misma estimularme. Desde el momento en el que empecé a estimular mi clítoris, los periodos de descanso entre contracciones fueron más placenteros y pude usar más fuerza para llegar al climax de las contracciones". Gallo describió la sensación más como "eliminar el tope" del dolor que como satisfacción sexual.
Más allá de la concepción, la conexión entre el sexo y el nacimiento es poco discutida, incluso, poco probada. Lo que la mayoría de nosotros sabe sobre el nacimiento suele ser que es a) doloroso y b) humillante. En pocas palabras, en los Estados Unidos, donde cerca del 99 por ciento de los nacimientos ocurren en hospitales o espacios clínicos, no hay espacio para la sexualidad en la sala de parto."Las hormonas en el parto y el sexo son idénticas" —Kate Dimpfl
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"Durante el trabajo de parto me estimulé y tuve sexo", dijo Laura Kaplan Shanley, autora de Unassisted Childbirth (Parto sin asistencia), "a medida que nos vamos deshaciendo de la vergüenza que conlleva el nacimiento, y aceptamos nuestra sexualidad, nuestros partos irán mejorando y serán más seguros".La página de Shanley está llena de historias como esta: mujeres besando a sus parejas con luz de velas; teniendo encuentros sexuales relajados; experimentando orgasmos en el parto en casa. Y aunque, de seguro estarás en apuros para encontrar expertos que apoyen los nacimientos sin asistencia ––es decir, en casa, sin presencia de un médico o una partera–– el núcleo de la filosofía de Shanley se deriva de un concepto que ha existido por milenios. Lo nuevo es lo otro.Defensores del nacimiento natural, como Ina May Gaskin, llamada frecuentemente "la madre de las parteras modernas", apuntan a una serie de cosas sencillas: quitarle el miedo al parto, promover los nacimientos con baja intervención y abordar el dolor del parto por medio de técnicas como respiración, besos, masajes, estimulación a los pezones y otros.Dimpfl, la de Tedx, reconoció ciertas verdades conocidas hace mucho sobre el uso de la sexualidad como herramienta para el parto. Por ejemplo, el sexo puede producir un aumento de oxytocina, el semen puede suavizar el cervix. Pero ella también hizo énfasis en la importancia de incorporar el sexo al acto de dar a luz por razones más generales: "Si miramos el nacimiento como un acto sexual, quien provee los servicios se portará de forma distinta, pedirá permiso para tocar"."Un tercio de la nación reportó haber tenido un trabajo de parto traumático. Ignorar la sexualidad crea un enorme daño para la mujer"concluyó Dimpfl.