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Cultură

¿Qué pasa en tu cerebro cuando tomas fotos?

Platícamos con un neurocientífico para que nos explicara cuál es el proceso cerebral de un fotógrafo, antes, durante y después de tomar una foto.

Muy pocas personas saben con exactitud qué es lo que pasa en nuestro cerebro cuando hacemos algo: las reacciones a los estímulos sexuales, las zonas que se activan con los recuerdos o el proceso que se genera para decir una mentira, entre muchas cosas más. Por allá adentro, mientras uno hace todas esas cosas de forma natural, se van moviendo los cables que determinan todo.

Como la fotografía me gusta, por encima de todas las demás cosas que hago, quise cerrar opciones y averiguar qué pasa en mi cerebro desde que empiezo a buscar un paisaje bello o un posible retrato. ¿Qué tanto tienen que ver las fotos que tomo con mi memoria? ¿Qué tanto se edita mi mente cuando edito una foto? ¿Qué tan importante es la fotografía para las relaciones humanas? Joshua Sariñana es un neurocientífico, fotógrafo aficionado e investigador de Harvard University con un enfoque bien serio en la memoria y el aprendizaje. Hablé con él para que me contara cuál es el proceso cerebral de un fotógrafo (el antes, el durante y el después).

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Foto vía Flickr.

VICE: ¿Cómo empezaste a estudiar el cerebro en relación con la fotografía?
Joshua Sariñana: Mi interés sobre la neurociencia siempre ha estado enfocado en la memoria, y eso nació a partir de mi inclinación hacia la filosofía. La cámara es una muy buena metáfora de la memoria, porque eso es lo que estás haciendo: capturando una imagen para siempre. Entre más me interesé en la neurociencia, aprendí más sobre cómo funciona la memoria. Mis fotos empezaron a enfocarse cada vez más en cómo la memoria cambia y cómo se actualiza. Cuando miro fotografías viejas me recuerdan el tiempo que pasé en París, por ejemplo, y me acuerdo de los eventos que se llevaron a cabo mientras tomaba esa foto. Ahora, 14 años en el futuro, esa información se actualiza simplemente porque ésa es la manera en la que el cerebro funciona: cada vez que recuerdas un momento, esa memoria puede cambiar, porque cuando el cerebro la reactiva hace que se vuelva maleable. Muchas veces la información nueva se puede insertar en esa memoria: pienso que así es como una foto sirve para recordar algo que pasó, canalizando la habilidad de actualizar tu pasado con tu presente.

¿Crees que una persona que toma fotos durante un viaje o una fiesta tiene una mejor memoria de los eventos que una persona que haya estado ahí pero que no tomó fotos?
Yo creo que sí. Hay evidencia para demostrar esto. Microsoft hizo un estudio con las personas que tienen algún daño en el hipocampo, la parte del cerebro que está encargado de guardar memorias autobiográficas. El hipocampo no tiene los datos que aprendiste en la escuela o las cosas que sabes de tus seres queridos, sino la información que forma parte de tu personalidad. Los pacientes del experimento no tenían la capacidad de generar estas memorias. El experimento consistía en colgarle al cuello una cámara a la personas con esta deficiencia en el hipocampo y les pedían que miraran las fotos por la noche. Las memorias no se les desvanecieron, como sí pasaría de cualquier otra manera: pueden retener información de lo que sucedió durante el día por mucho más tiempo.

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El padre de Phillip Toledano. Cada vez que se miraba en el espejo, no se reconocía porque en su mente seguía teniendo 20 años. Toledano dice que aunque se angustiaba cada vez que veía su reflejo, a los pocos minutos se le olvidaba y se calmaba. Foto por Philip Toledano.

Foto vía Wikipedia

¿Cuando miras una fotografía, la imagen se guarda en otro lugar diferente al hipocampo?
Sí, ésa el la idea original. Todavía no se sabe, es totalmente desconocido. Puede ser una memoria un poco más sensorial. Entonces, si es más sensorial, las emociones no están tan conectadas al momento. Creo que hay mucho potencial para este tipo de investigaciones. Es importante poder entender cómo recordamos eventos de nuestra vida.

Hablemos sobre edición fotográfica. En un experimento que hiciste, editaste una fotografía de un niño y su padre en el jardín y los pusiste montados en un globo de aire. Le preguntaste al hijo, que ya era un adulto, que si recordaba esta fotografía. ¿Qué pasó ahí?
Funciona así: la persona al principio no va a recordar el momento cuando le pides que mire la fotografía falsa. Pero se activa el hipocampo, que es una parte del cerebro muy importante también para la imaginación, y se puede crear una memoria a partir de la imaginación. Vas a creer que es real. Sucede de manera sutil e inconsciente.

¿Y él inventó una memoria con esa nueva foto?
Unas semanas después de haberme dicho que no recordaba nada, el hijo empezó a contarme cosas de contexto. Decía que debía tener unos seis años, que su hermana probablemente tenía diez. Recordó que cerca de su colegio ofrecían viajes en globos de aire, entonces me dijo el lugar donde sucedió el evento. También me contó que era su mamá la que estaba en el suelo tomando la foto. El acto de imaginación causó que se formara la memoria. No era cuestión de imaginar de manera intencional, sino que desde el momento que vio la foto y sintió un vacío de la memoria, la imaginación se activó en el hipocampo y creó un recuerdo.

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¿Qué tanto tengo que editar una foto para modificar mi memoria? ¿Si corrijo los colores de una fotografía, mis recuerdos de ese momento también van a ser más vívidos?
Es difícil de decir. Cuando vuelvo a mis fotografías, o tomo una foto y la edito y después la vuelvo a mirar después de un año, no recuerdo la foto original, sino la foto editada. Siempre me recuerdo la fotografía de post producción y a veces miro la foto original y alcanzo a sorprenderme porque no la recuerdo de esa manera, aunque se asemeje más a cómo se veía en la realidad.

¿Puede suceder que cortes a una persona de una foto y luego no recuerdes que esa persona originalmente sí estuvo ahí?
Sí, exactamente.

O si uno edita una foto y la pone en blanco y negro, luego cuando recuerda el momento, se acuerda de la imagen en blanco y negro y no recuerda el esquema de colores que tenía la escena real.
Sí, es un buen punto.

Foto vía Flickr.

¿Ese conocimiento del cerebro te ha ayudado en tu trabajo como fotógrafo?
Interactúan. Tengo unas imágenes que son más personales, que tratan temas de mi pasado, y con esas fotos puedo reflexionar sobre mi pasado y entenderlo más. Entonces sé que siempre que pienso sobre mi pasado, constantemente estoy cambiándolo y también la manera en la que lo recuerdo. Cada vez que tomo una foto, siempre pienso cómo voy a recordarla en el futuro. ¿De qué parte me voy a acordar cuando vea esta foto en el futuro? ¿Me voy a acordar de las cosas positivas o de las cosas negativas? Siempre me pregunto cómo voy a generar una historia a partir de mis fotos en el futuro. Ese es un aspecto. El otro es la atención. Cuando tomo una foto pienso inmediatamente en cómo la voy a editar, cómo voy a cambiar o alterar los colores o dentro de qué serie la voy a meter. Entender los mecanismos cerebrales detrás de esto, creo que no necesariamente impactan mi fotografía de forma directa, pero sí me ayudan a entender cómo es mi fotografía, para así poder organizar mis imágenes en una historia.

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Leí que era la corteza prefrontal la que se encarga de predecir eventos futuros de acuerdo a la información que uno ya conoce. Entonces, si voy a tomar una fotografía, y digamos que estoy mirando a un sujeto que está en movimiento, trato de predecir cómo ese sujeto se va a mover y trato de calcular cuál es el mejor momento para tomar la foto. ¿Qué tan importante es ese proceso para un fotógrafo?
Poner atención siempre va a ser súper importante para un fotógrafo. En la fotografía directa tienes que anticipar muy rápidamente el movimiento de alguien. Hay que estar muy atento al comportamiento humano. Pero esa atención consciente, después de que estás tomando fotos mucho tiempo, se vuelve intuición, que es inconsciente. La corteza prefrontal es importante para el aprendizaje así como la anticipación lo es en la fotografía callejera. Cuando se vuelve intuición, sin embargo, la corteza prefrontal deja de ser importante.

Foto víaFlickr.

Hablemos de las selfies. Algunos psicólogos dicen que entre más selfies se tome una persona, más narcisista es. ¿Qué piensas desde el punto de vista de la neurociencia?
Yo creo que tomarse selfies es algo natural. No creo que sea tan malo como la gente dice que es. Obvio hay casos extremos. Hubo un chico que se trató de suicidar porque no logró que su selfie se viera perfecta. Pero esto sucede en personas que son compulsivas: si no tuvieran la tecnología, escogerían otra actividad.

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Tú escribes sobre la ansiedad y sobre el desorden de compra de equipos en los fotógrafos. ¿Ese sentimiento se incrementa por la cantidad de fotos que vemos y la competencia que tenemos?
Creo que la gente tiene miedo de ser creativa. A mí también me da miedo tomar fotos poco originales, o seguir tomando fotos parecidas. La gente siente mucha ansiedad de ser creativa, porque ser creativo significa salir de lo que ya has hecho. Tienes que hacer algo completamente nuevo, y eso da mucho miedo. Una manera en la que lidiamos con esta ansiedad, o ese miedo de un potencial fracaso, es tratar de sentirnos bien. Entonces hacemos algo como comprar una cámara nueva. Me siento bien después de comprar una cámara. Es el mismo sentimiento de tomarse una copa de vino después de un día estresante de trabajo, pero comprar equipos fotográficos es más caro. Pero eso sólo es un muleta. Es una manera de evitar hacer algo que nos provoca ansiedad.

Háblame sobre las neuronas espejo.
Es un área cognitiva que estamos tratando de entender y que se lleva a cabo en la unión temporoparietal. Hay un fenómeno paralelo de tipo cognitivo, que se llama "neuronas espejo". Estas neuronas se activan cuando alguien está imitando a otra persona, o incluso mirando a otra persona y se encuentran en la corteza posterior parietal: son interesantes porque nos dan la habilidad de imitar a otras personas. La mímica es importante para entender cómo la gente se siente. Si veo a alguien que está triste, los mismos músculos que se activan en su cara para mostrar esa tristeza, se van a activar en la mía, y, en una menor medida, me hacen sentir triste. Cuando ves la foto de una persona triste, al leer sus emociones, los músculos de tu cara van a imitar los de esa persona. Te sientes conectado. Lo mismo pasa en el cine.

Pongámonos tristes al ver esta foto. Foto vía Flickr.

En un momento escribiste "imágenes que reflejan nuestra conectividad en un mundo que puede ser tan inhumano como el nuestro". ¿Qué querías decir?
Mi punto era que la fotografía es importante para conectarnos emocionalmente los unos con los otros. La razón por la cual la fotografía de guerra es importante es porque da a entender que hay atrocidades que están sucediendo, donde gente se está muriendo. Tenemos que ver estas fotos para intentar sentir cómo se siente y, así, no repetir ciertas acciones. Es bueno no hacernos daño entre nosotros, así seamos muy buenos haciéndolo. Mi punto es que la fotografía puede hacernos sentir empatía con otra gente y que es un mecanismo importante para ayudarnos a conectarnos con otras personas. El mundo es muy inhumano, hay mucha injusticia, muchas guerras. La fotografía nos ayuda, de alguna manera, a ser mejores.

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