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Panamericanos de latex

Los 9 mil millones de pesos que se invirtieron para disfrazar una realidad nacional teñida de sangre surtieron efecto.

Los 9 mil millones de pesos que se invirtieron para disfrazar una realidad nacional teñida de sangre surtieron efecto. Los atletas mexicanos alcanzaron la meta de romper nuestro récord histórico de 23 medallas de oro. La prensa internacional dejó de publicar por dos semanas fotos de los decapitados y los colgados en las calles y puentes del país. La villa panamericana se convirtió en un club de sexo, y los aficionados que se dieron el gusto de asistir a los eventos tuvieron la suerte de probar la Cerveza Panamericana producida por los cerveceros jaliscienses.

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En ese contexto, podría decirse que los Juegos Panamericanos fueron todo un éxito, que aún mantienen a Felipe Calderón regodeándose en el sillón presidencial como si fuera un gato en celo y al Gobernador de Jalisco relamiéndose los bigotes de fama.

Pero la realidad, como los cassettes, tiene dos caras. Del lado A se pudieron escuchar las canciones roqueras que alegraron a los atletas. La organización del evento repartió 1.5 millones de condones a los casi seis mil deportistas invitados, con lo cual, el sexo estuvo garantizado. Cuatro toneladas de carne, ¡No se alarmen!, no estaban contaminadas de clembuterol. Cuarenta mil rollos de papel por aquello de la diarrea producto de los nervios y el estrés, y seguridad por parte de la Policía Federal para que sus medallas no terminaran en eBay.

De tal forma, que los atletas, nacionales e internacionales, en su mayoría, quedaron satisfechos, no solo con su participación, sino también con las lujosas instalaciones -algunas aún no terminadas-, con la gran cobertura de los medios, que nos hicieron pensar que estos Juegos eran Olímpicos y no Panamericanos al transmitirse en 160 países y por más de cinco canales de cable.

Quizás los más complacidos fueron los deportistas mexicanos, que no sufrieron el desprecio del público debido a que cumplieron con el conformista objetivo de superar las 23 medallas de oro que se habían propuesto como objetivo, lo cual salvó el pellejo de Bernardo de la Garza, director de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte.

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Las mujeres destacaron por encima de los hombres, y como heroínas, lograron cosechar gran parte de las preseas. Especial mención merecen Cynthia Valdez, que consiguió dos oros y tres platas en gimnasia rítmica, y Paola Longoria, que se llevó tres oros en raquetbol.

Sin embargo, la prensa, que siempre se entromete en las celebraciones, prefirió escuchar el lado B del cassette, y fue ahí donde su oído se deleito con canciones melancólicas.

Resulta que hace un año, el gobierno federal se dio cuenta que el apoyo económico para el deporte era insuficiente desde hace al menos dos décadas. Entonces decidió inyectarle dinero a la preparación física de los atletas para que no dejaran en ridículo al país en los Panamericanos, tratando de recuperar en 12 meses el tiempo perdido en 240.

Apostaron por los mejores deportistas y financiaron otros deportes que, a su juicio, podían tener potencial para conseguir medallas. Sin embargo, no contaban con que la selección de basquetbol femenil llegaría hasta la final y denunciaría lo que todos intuían: una marginación absoluta.

Y es que un mes antes de que iniciaran los Panamericanos, ellas no sabían que representaría a México en dicho evento. Ficharon a un entrenador que se dedicó a buscar a las jugadoras que estuvieran en mejor forma física. Algunas tuvieron que dejar sus trabajos. Con una semana y media de entrenamiento, las subieron en un autobús, las enviaron a Guadalajara, y ya en la ‘Villa de latex’, les entregaron sus uniformes. Las chicas conmovieron al público y evidenciaron la realidad del deporte nacional, que no es el sueño erótico de Felipe Calderón y Emilio González, Gobernador de Jalisco.

Para concluir, sólo hace falta acentuar que los ‘yanquis’, con su delegación reserva, quedaron en primer lugar en el medallero, seguido de Brasil y Cuba, una isla caribeña con una población total de más de11 millones de habitantes, casi diez veces inferior a la de nuestro país, pero que siempre ha apostado por consentir al deporte, y México, en un ‘digno’ y ‘orgulloso’ cuarto lugar. Eso sí, las 360 mil latas de Cerveza Panamericana se agotaron en los estadios.