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Cultură

Simetría y horror en el Museo Jumex

Mis ojos no paraban de encontrar formas en dos y tres dimensiones, algunas eran piezas y otras sólo esquinas o pasillos perfectos, y estuvo de huevos.

Esta semana me topé con un artículo que Glen Coco hizo para VICE, que por alguna razón se volvió viral y tuvo cientos de miles de visitas en todo el mundo, sobre lo ridículo que es entender el arte contemporáneo. Además me topé con que el 19 de noviembre el nuevo museo de Jumex se inauguró en Polanco. Me dijeron que estaba suave, muy contemporáneo, así que con con este artículo sobre arte rebotando en mi cabeza, me fui a dar una vuelta para ver si "entendía" lo que tenían por ahí.

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Foto vía.

El edificio lo diseñó David Chipperfield. Es grande y simétrico. Entré, pagué mi boleto y me fui derechito al baño, que también era muy simétrico. Salí y antes de subir las escaleras las vi y me di cuenta, estaba en el lugar más simétrico del mundo.

Escaleras.

Tal vez fue por esa repentina invasión de figuras y líneas pero ya no pude ver más que geometría en todo el museo. Y estuvo de huevos. Mis ojos no paraban de encontrar formas en dos y tres dimensiones, algunas eran piezas y otras sólo esquinas o pasillos perfectos.

Pasillo de luz, Iñaqui Bonillas, 2004.

Crecimiento Exponencial, Eduardo Terrazas.

Fred Sanback, parte de la exposición Un Lugar en Dos Dimensiones.

Pero bueno, si te gusta el arte y los artistas, puede que te saque una sonrisa ver una pieza de Andy Warhol o de Francis Alÿs en la Ciudad de México, o puede que te emociones por las piezas de Gabriel Orozco. Si eres de los que le busca más, la exposición James Lee Byars: 1/2 an Autobiography fue organizada en colaboración con el MoMA PS1. Si te vale todo eso, o sólo acompañas a tu morrita, no importa: puedes andar en una bici que prende un foco (Dynamo Secession, Maurizio Cattelan, 1997) o jugar carambola en una mesa elíptica. Aunque si te gusta, y crees en el arte contemporáneo, puedes andar en la bici mientras prendes un foco y además piensas en la autorreferencialidad del discurso… o algo así.

-3.

El tercer sótano del museo merece una mención aparte. Es una cueva en donde las piezas más malvibrantes viven en el anonimato. Sin nombre o autor aparentemente visible –había que buscarlos en una pared y en unas hojas de sala–, no es una exposición anunciada por el museo. Cruzando el pasillo de la tiendita de recuerdos está este lugar perdido que parece una pesadilla y me sacó de mi trance de figuras. Lamentablemente, regresé al museo unos días después y ya no estaba esta exposición. Es difícil describir lo confundido y loco que me sentí cuando bajé a ver el piso más raro del museo y ya no había más que unas cajas.

James Lee Byars, Is [Es], 1987.

Supongo que estuvo bien. Así que independientemente de que vayas a pensar en la trascendencia de tres pelotas de básquetbol en una pecera o sólo a caminar a un lugar que está hecho para estimular tus sentidos, piensa que como las figuras, el arte está ahí, y le vale madres lo que pienses de él.

@limonsaurio