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Cultură

Tener citas pero no dinero es una mierda

Las salidas casuales cuando no tienes dinero son auténticos ejercicios de creatividad.

Ilustraciones por Julia Dickens.

Una de las cosas más interesantes y frustrantes cuando estás en tus veintes e incluso a principios de los treinta es tener citas o relaciones amorosas cuando no tienes dinero. Donde quiera que sea, manejarte en la escena del salir con alguien es diez veces más difícil cuando andas corto. La mayoría de la gente de mi edad se mantiene con lo poco que recibe de sueldo y además tienen que pagar renta, la tarjeta de crédito o el resto de sus deudas, y los salarios no aumentan a la par de los gastos.

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He tenido varias etapas de pobreza en mi vida. El dinero y sus problemas siempre han estado presentes en mi realidad y ahora han afectado el cómo veo salir con alguien. A lo mejor no nos damos cuenta pero más allá de encontrar la forma de financiar nuestras salidas, el dinero y las relaciones amorosas están mucho más relacionadas de lo que imaginamos. No se trata de simplemente decidir no salir con alguien hasta que tengamos nuestra vida en orden, sino que aquellos que ganan poco están aventándose a mantener una relación a largo plazo sin pensar en las consecuencias.


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Las salidas casuales cuando no tienes dinero son como ejercicios de creatividad. Hacer cosas divertidas es caro y la presión de querer impresionar a la otra persona es abrumadora lo queramos o no. Evitar restaurantes lujosos o los que venden cortes de carne que valen más de lo que ganamos es un buen comienzo; los lugares sencillos y más baratos son buena opción. Sin embargo pedirle a tu cita dinero es algo que queda completamente fuera de lugar. Así que todo se resume a mantener la balanza entre ser administrado con el dinero pero sin parecer desesperado. Los museos con admisiones gratis, las idas al cine en 2x1, las ofertas de alitas que tienen los restaurantes y los cupones de Groupon pueden ayudarte a sobrellevar esas primeras citas, pero pasar a la etapa de conocerse ya es algo más complicado.

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Últimamente pienso más de lo normal en mi situación económica; incluso contemplo trabajar turnos extra por algunos pesos para mejorarla. Como mujer estoy en una zona fácil en el escenario de las citas ya que a mí me invitan a salir y no tengo que preocuparme por pagar lo que consumí. Aún odio la idea de no salir de casa con lo que mi madre llama dinero de emergencia —para poder pagar por si algo llega a suceder— pero no me alcanza para darme esos lujos. Traté de ser abierta cuando se trataba de salir pero es difícil cuando estás en una mala situación económica, sin contar la inestabilidad emocional que viene con pasar por una etapa complicada en tu vida.

Durante mis peores épocas recuerdo aceptar salir a unas primeras citas pero nunca ir más allá de eso. Me distraían de lo mierda que era mi vida pero al mismo tiempo me di cuenta que la situación siempre era la misma aunque fueran distintas personas. Una combinación de cosas provocaron que nunca llegara a ningún lugar con nadie: muchas inseguridades de mi parte, malas decisiones que hice en relaciones anteriores y otras cosas más. Nunca pude quitarme la sensación de no sentirme establecida, cómoda o contenta por cómo era mi vida. El hecho de no ganar mucho dinero tenía mucho que ver.

Es difícil tener la mente abierta cuando buscas pareja si constantemente piensas en cómo vas a hacerle para pagar la renta de este mes o la siguiente. Pasar de un trabajo mediocre a otro donde la paga nunca era suficiente te pone en un estado de miseria permanente que no puede ser tolerado mucho tiempo por las personas. Hace tiempo me encontré a una ex compañera de trabajo a quien le tuve envidia algunos años por el puesto que tenía. Ella salió de la compañía al poco tiempo que yo y lo hizo por una mejor oportunidad, sobre todo un aumento de salario. "Desde que renuncié mi novio dice que soy más amable con él", me dijo. "Es como si el hecho de estar ahí te hiciera miserable y grosera con los demás".

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A pesar de que tener una pareja puede mejorar algunas malas situaciones, no podía dejar pasar la idea de que debería de estar haciendo algo más útil con mi vida en lugar de entretenerme con la idea de tener una relación. Entre la escuela y mi deuda infernal, creí que no estaba preparada para el tipo de estabilidad y franqueza que se necesita en una relación. ¿Cómo es que iba a poder hablar con alguien de un futuro prometedor si no tenía dinero ni sabía cómo ganar más y apenas y podía pagar mis gastos?

Sentirme estancada financieramente hacía complicado estar cómoda para llevar las relaciones a un nivel más serio; preocuparme por las emociones de otra persona cuando apenas podía encargarme de las mías parecía algo imposible. Además hay que considerar que los problemas económicos son la principal razón por la que la gente se divorcia, y termina siendo la raíz de las peleas aunque no lo queramos aceptar. En mi última relación, la discusión más grande que tuve fue cuando le presté dinero a mi entonces novio para que pagara un arreglo dental de emergencia. Claramente si ese tipo de cosas me podían poner en aprietos, las cosas sólo iban a empeorar cuanto se presentaran gastos como los de la mensualidad de un auto, la renta de una casa o los gastos de mis futuros hijos.

Tampoco se trataba de sólo fijarme en mi situación. Comencé a pensar las personas con las que salía. Descubrí que algunos suelen pretender que no importa lo que tu pareja gane, de todas formas vas a salir con ella y no habrán problemas; pero eso no siempre es real. No había algo peor que pudiera imaginar que dos personas irresponsables financieramente inundados en estados de cuenta, tarjetas al límite y que fueran incapaces apoyarse. Cuando estaba en la mitad de mis veintes, que es el momento en el que se supone comienzas a pensar en comprar una casa —algo que muchos millennials no podrán hacer nunca— tenía un mal historial financiero y compartirlo con alguien más me parecía injusto, especialmente si esta persona estaba en una situación mejor a la mía.

Crecer sólo hizo que me diera cuenta de algo nuevo: mi estilo de vida desencadenó ansiedad. Lamentablemente lidiar con esta enfermedad convierte el tener una relación en algo más complicado de lo que ya es, pero estar en un estado permanente de preocupación que sólo empeora con las llamadas de bancos o de las oficinas de la escuela hace realmente difícil enfocarte en otra cosa.

Todo esto no quiere decir que tener una buena, larga y equilibrada relación sea imposible; la gente lo hace todo el tiempo. A veces lo complicado pueden ser esos momentos que definen si una pareja se vuelve más cercana o se separa. Para algunos el amor puede estar a la vuelta de la esquina pero para otros puede ser algo que se vea muy lejano ya que pensamos que no nos merecemos esa oportunidad porque no vamos a poder manejar una relación si estamos en quiebra y no hay ningún cupón, oferta o 2x1 para lidiar con esa situación.