Un dron soltó un paquete de droga en el patio de una prisión

Eran las 2:30 de la madrugada del 29 de julio cuando un robot sobrevoló la penitenciaría de Mansfield, en Ohio. De sus entrañas cayó un paquete que provocaría el caos en el patio de la prisión: 150 gramos de tabaco, 65 gramos de mariguana y 6 gramos de heroína. Tal como indicaba el diario Columbus Dispatch, suponiendo que la heroína tuviera una pureza media, de esa cantidad se habrían podido sacar 140 dosis.

Dado el valor de ese paquete entre los muros de la cárcel, es muy poco probable que la persona que controlara el dron fuera un simple bromista. De hecho, la portavoz del Departamento de Rehabilitación y Corrección, Jo Ellen Smith, admitió al periódico que se habían dado casos similares en otros centros y que los administradores de las agencias de seguridad habían concentrado sus esfuerzos en la detección de estos drones.

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Otra muestra de que los drones son el futuro del contrabando es la aparición de uno que se había estrellado en el estacionamiento de un supermercado de California en enero y que formaba parte de una operación fallida de tráfico de metanfetamina desde México. La analista de guerras del narco Sylvia Longmire declaró a la CNN que los carteles ya habían utilizado drones de vigilancia, y que la aparición de aquel dron estrellado era una señal para marcar el control de un nuevo territorio.

Como era de esperar, se desató la locura entre la multitud de delincuentes aburridos ante este intento de soltar sustancias sicotrópicas. Unos 200 reclusos se empezaron a pelear por el paqute, que alguien había lanzado al patio sur del centro desde el norte, según cuenta el Dispatch.

Finalmente, los funcionarios lograron contener a los presos con spray pimienta y encerraron a nueve de ellos en celdas de aislamiento.