FYI.

This story is over 5 years old.

Cultură

Viva Hollywood Boulevard

Es 1980 y vivo en un departamento con Leslie, atrás del teatro Aquarius en la avenida Sunset. Bajo al mercado Hollywood Ranch para comprar una cajetilla de cigarros y cuando regreso veo que Leslie tuvo un aborto espontáneo.

Es 1968 y estoy con unos amigos que viven por mi casa. Cada uno se come un cuadro de LSD sol naranja y nos reímos por todo. Estamos sentados en el marco de la ventana, como a 1.5 m de altura, viendo a la gente pasar en la avenida Hollywood Boulevard. Mi amigo de la infancia, Robert, es incontrolable y un idiota para interactuar con mujeres y minorías. Las banquetas están atestadas de gente y cuando pasa un grupo de turistas asiáticos a nuestro lado Robert salta frente a ellos y les hace una reverencia desde la cintura. "¡Ah su, a su!", dice. "Suki Aki, putos". Estoy alucinando y me siento confundido pero más que nada pienso que Robert es un idiota.

Publicidad

Es 2007 y voy conduciendo hacia Hollywood Boulevard con una Konica Minolta compacta, mi primera cámara digital. Estoy tentado a ir al este por las tonalidades amarillas de corrupción pero los turistas van hacia el oeste y se reúnen alrededor del teatro chino de Grauman. Me estaciono y camino a la calle Highland que está hacia el norte y me detengo a ver a los superhéroes. Los vacacionistas posan con los lugareños disfrazados y pagan por el privilegio con billetes de un dólar. Se tiran al piso y se toman selfies en el Paseo de la Fama. Me quedo donde estoy y le pregunto a las personas que pasan si me permiten tomarles una foto haciendo caras chistosas.

"¿Para qué quieres una foto mía?".

"Me gusta como te ves. ¿Te puedes parar ahí? Lo único que tienes que hacer es hacer una cara chistosa".

Tomo la foto y doy gracias. "Quedó perfecto".

Darth Vader se acerca y me pregunta qué hago. Creo que se siente territorial. Le respondo que estoy tomando fotos de la gente haciendo caras chistosas y me pregunta de cuál es la trampa. Le respondo que no hay trampa y que solo lo hago porque quiero. Se ve dudoso pero se aleja.

Es 1980 y vivo en un departamento con Leslie, atrás del teatro Aquarius en la avenida Sunset. Bajo al mercado Hollywood Ranch para comprar una cajetilla de cigarros y cuando regreso veo que Leslie tuvo un aborto espontáneo. La pequeña criatura tiene apenas seis semanas y está intacto, así que lo ponemos en una bolsa de sándwich y lo metemos al congelador para llevarlo a la clínica mañana. A las 4AM sigo despierto y camino por Vine hasta llegar a Hollywood Boulevard. Una patrulla de la policía de Los Ángeles se orilla y el oficial me pregunta qué hago. Le digo que voy camino a Grauman para poner mis pies sobre las huellas del pie de Clint Eastwood. El policía me advierte que no quiere verme cuando regrese y le respondo que yo tampoco quiero verlo.

Publicidad

Relacionados: Un amor joven en patines


Es un domingo de 1978 y Danielle y yo vamos a la librería Pickwick en Hollywood Boulevard donde compro Cockpit de Jerzy Kosiński. Caminamos al restaurante Chris & Pitts para comer una parrillada y cuando terminamos dejamos una propina significativa y nos saltamos la cuenta. Como un buen domingo, lo repetimos durante las siguientes tres semanas.

Es 2012, sábado por la noche. Linda conduce, está lloviendo en Hollywood Boulevard y estoy tomando fotos desde el asiento del copiloto. Vamos por Highland, pasamos por Sunset y nos estacionamos frente al carrito de hotdogs de Carney. Un tipo pasa al lado de nosotros en su auto y avienta una colilla de cigarro por la ventana. Linda lo recoge y lo lanza de vuelta a la ventana abierta. "El mundo no es su cenicero, idiota". Compramos hotdogs y papas fritas y Linda nos lleva de vuelta a casa y volvemos a pasar por el bulevar.

Es 2015 y estoy en la banqueta tomando fotografías de fachadas y escaparates. Dos adolescentes merodean frente a una pequeña cafetería italiana. Los peatones pasan y el chico más grande me pregunta "¿Nos ayudas? Necesitamos un boleto de autobús para regresar a casa". La gente ni siquiera los voltea a ver. Una joven pareja pasar y el chico les grita: "Nena, tienes un culo hermoso. Güey, tu novia tiene un culo hermoso. Disfrútalo". Es muy agresivo y se ve que está buscando pleito. Camino en la dirección opuesta, me paro y tomo una foto.

El chico tiene un acento raro. "¿Para qué toma de fotos?", grita. Y le digo "Sólo lo hago y ya, ¿sabes?". Me responde que no sabe y que más me vale no le haya tomado foto. El chico número dos por fin habla y le dice a su amigo que es demasiado feo para las fotos. Le digo que tiene razón.

Una joven asiática pasa y el chico número dos dice "Oye, preciosa, camina más lento para que te pueda ver mejor". La chica apresura el paso y mantiene la mirada fija al frente. El chico número uno grita, "Mama san, yo muy caliente, muy caliente. Necesital amol". El chico número dos se ríe pero su risa parece fingida. Me pregunto si piensa que su amigo es un pendejo.

El primer libro de Scot, Lowlife_, se publicó el año pasado, y su biografía, _Curb Service__, ya está a la venta. Para más información, visita esta página.