Salud

Cómo dejar de decir "sí" cuando realmente quieres decir "no"

Ser una persona complaciente te lastima más de lo que ayuda a los demás, aunque tus intenciones sean buenas.
Katie Way
Brooklyn, US
LC
traducido por Laura Castro
Un hombre mira su teléfono mientras experimenta ansiedad a causa de que le han pedido un favor

Ya se trate de un "claro, me encantaría hacer gratuitamente el diseño gráfico de la nueva línea de velas sexuales de tu pareja", un "por supuesto, vayamos entre semana por unas copas al peor bar del mundo y justo la noche previa a mi importante junta mensual”, o incluso un “no te preocupes, obviamente puedo llegar temprano para ayudarte a organizar la fiesta de inauguración de tu casa, a la que sé que invitaste a mi ex”, todos hemos hecho a un lado nuestros sentimientos reales para decir que sí a una solicitud. No se siente bien negarle una petición a alguien. No es algo que la mayoría de la gente disfrute hacer; pero se siente muchísimo mejor que aceptar algo que realmente no quieres.

Publicidad

Según la psicóloga social Susan Newman, autora de The Book of NO: 365 Ways to Say It and Mean It—and Stop People Pleasing Forever [El libro del NO: 365 maneras de decir no en serio, y de dejar de ser complaciente para siempre], la cuarentena nos dio un descanso temporal a los que decimos ‘sí’ a todo en cuanto a la complicada situación de desear rechazar un plan o una petición. “Ahora que hemos vivido un confinamiento, la gente acepta con mucha más facilidad un 'no' que antes de la pandemia. Puedes decir: 'Por ahora, no es algo con lo que me sienta a gusto'”, le dijo Newman a VICE. “¡La cual es una buena respuesta! Pero no sé cuánto tiempo podremos usarla".

Es posible que la honestidad sea la "mejor" política, pero definitivamente no es la más fácil. Newman dijo que hay varias razones por las que podríamos evitar ser sinceros con la gente acerca de si realmente nos gustaría o no prestarles nuestro automóvil, pero que todas ellas se derivan del deseo de complacer a la gente y evitar conflictos. Advirtió que este tipo de comportamiento evasivo tiene un costo personal. “Se vuelve agotador y abrumador si comienzas a aceptar más de lo que puedes hacer física o emocionalmente, porque todos tenemos una cantidad limitada de energía y tiempo físicos”, dijo. ¿Quién de nosotros no se ha forzado a sí mismo a realizar una tarea indeseable o (peor) huyó del compromiso en el último segundo, creando una situación en la que todos los involucrados salieron perdiendo?

Publicidad

Debido a que la excusa más conveniente de la historia pronto perderá validez, es conveniente analizar por qué decimos ‘sí’ cuando en realidad no deseamos hacerlo, y qué podemos hacer para que las peticiones de los demás pasen de ser una carga insoportable a una parte normal de la vida.

Tienes la costumbre de decir "¡sí!" automáticamente

No te preocupes: es totalmente normal tener por instinto una reacción afirmativa cuando alguien te pide algo. De hecho, cuanto más a menudo digas que sí, más probabilidades tienes de encontrarte en la misma situación en el futuro gracias al poder de los hábitos. Si con frecuencia te encuentras en dificultades debido a peticiones que no puedes (¡o simplemente no quieres!) cumplir, tendrás que trabajar activamente en cambiar tu comportamiento.

"Decir ‘no’ es una habilidad que se aprende", dijo Newman. "En lugar de lo que la gente suele hacer, que es decir 'sí, no hay problema, ¡lo haré por ti!', piensa en el 'no' antes de decir sí y recuerda siempre que tienes otra opción".

Otra táctica que sugiere Newman es comprarte tiempo desde el primer momento: no ignores los mensajes de texto de nadie (es simplemente de mala educación), pero inicialmente da una respuesta evasiva para que tengas más tiempo para evaluar la situación y dar una respuesta firme después. “Hay un montón de respuestas que puedes dar”, dijo. "Prueba con, ‘Tengo que pensarlo, te doy una respuesta más tarde’ o ‘No estoy seguro de cuáles son mis planes para ese día, fin de semana, semana, mes’, lo que sea. Darte una ventana de tiempo con esta táctica te da la oportunidad de analizar a qué podrías estar comprometiéndote, y así terminar diciendo ‘no’, una vez que te hayas tomado el tiempo de analizar la situación".

Publicidad

Crees que tu "no" podría destruir tu relación con quien te pide algo

Sobrestimar las consecuencias de tu "no" es, francamente, una receta para el desastre, un desastre creado completamente por ti. "Gastamos mucha energía emocional preocupándonos y angustiándonos", dijo Newman. “La gente no quiere poner en riesgo sus relaciones, ya se trate de una pareja, un jefe, un amigo o incluso sus propios hijos. No quieren ser expulsados ​​de un grupo o perder su trabajo. La realidad es que, en la mayoría de los casos, cuando le das una negativa a alguien, esa persona deja de pensar en ti, sigue con su vida y se aboca a encontrar a alguien que le diga que sí".

Aunque, claro, esto podría significar que sea menos probable que te pidan cosas en el futuro, lo cual podría no ser tan malo. Si tienes otras tendencias relacionadas con la complacencia hacia los demás, como anteponer las necesidades de los demás a las tuyas, disculparte con frecuencia o falsear tus opiniones para que coincidan con las de las personas que te rodean, valdría la pena que también te tomes un tiempo para pensar quién te pide qué, y hasta qué punto tu relación con esa persona se extiende más allá de que simplemente te pida cosas. “Al momento de sopesar una petición, es posible que quieras preguntarte, ¿necesito la aprobación de esta persona? ¿Qué tan importante es su aprobación?, dijo Newman. “Luego está toda la cuestión de quién siempre te está pidiendo cosas y dónde está el balance ¿Es una relación equilibrada?".

Publicidad

Dedica tiempo a pensar en qué necesitas invertir tu tiempo

Si te sientes abrumado por un aluvión de deberes, pon en pausa todos aquellos que realmente no sean tu obligación para pensar en ti mismo. Es fundamental que te tomes tiempo para considerar lo que necesitas para sentirte feliz, saludable y así poder estar disponible para otras personas. “Empieza a poner atención en cómo usas tu propio tiempo”, dijo Newman. “¿Siempre estás disponible para todos los demás? Averigua quién o que consume todo tu tiempo para que puedas decidir cuándo reservar tiempo para ti".

Apartar tiempo para hacer ejercicio, cocinar una rica cena solo para ti, leer ese libro que desde hace tiempo quieres empezar o incluso mirar un reality show deliciosamente absurdo no solo te hará sentir mejor, sino que podría brindarte claridad acerca del tipo de peticiones con las que tienes la capacidad de comprometerte y a las que debes negarte.

Solicita más información, luego restringe el nivel de tu compromiso

Una vez que hayas logrado dejar atrás la fase del reflejo instintivo de decir "¡Por supuesto que sí!", empieza a responder a todas las peticiones con una pregunta. Si se trata de un evento social y te incómoda alguien de tu círculo de amistades, pregunta quién asistirá. Si se trata de un pequeño proyecto extra de tu trabajo, como asesorar a un pasante, pregúntale a tu jefe cuáles son sus expectativas en términos de compromiso de tiempo. Cuanta más información tengas, mejor podrás evaluar si decir que sí es realmente viable.

Un mayor número de detalles pueden hacer que también sea más fácil que te comprometas con alguna tarea, al convertir lo que parece una tarea titánica en algo mucho más manejable. “Limita el tiempo que inviertes”, dijo Newman. "Digamos que estás pensando, no quiero pasar todo mi fin de semana en la venta de garaje de mi amigo. Entonces, puedes decir: "Solo puedo estar contigo durante una hora el sábado, el viernes no puedo ayudarte a organizarlo todo y tampoco puedo estar allí el domingo".

Publicidad

Recuerda que tu "no" probablemente significa más para ti que para la persona a la que se lo dices

Deja que en todas tus interacciones interpersonales esta sea tu guía: nadie piensa en ti y en la riqueza de tu vida interior tanto tú. Claro, alguien podría sentirse un tanto ofendido si le niegas una petición, en especial si el que aceptes ha sido un patrón frecuente dentro de su relación; pero lo más probable es que esa persona solo busque satisfacer una necesidad, lo que significa que estará enfocada en encontrar a alguien más que pueda ayudarle a satisfacerla —alguien con quien desahogarse, alguien con un automóvil, alguien con experiencia en HTML, ¡quien sea!—, y su mundo realmente no se destrozará por tu específico "¡Lo siento, pero en realidad no puedo!".

Si bien es poco probable que tu indisponibilidad sea un gran problema para la otra persona, ciertamente puede ser algo muy bueno para ti. "Si estás suficientemente preparado, di que no, eso pone fin a cualquier cosa que te estén pidiendo y tú puedes seguir con tu vida y sentirte realmente orgulloso de ti mismo", dijo Newman. Puedes pensar, "Bien, no hubo consecuencias negativas y me siento muy bien al respecto".

Si realmente te preocupa que constantemente le digas "No puedo, lo siento" a un amigo u otra persona de manera tal que llegue a ser hiriente, siempre puedes ofrecerle un plan alternativo, en el que tu nivel de compromiso sea menor, tal como lo mencioné antes, y bajo términos concretos que sepas que funcionarán para ti. Prueba algo como: "Ay, la verdad es que no puedo ir a tu fiesta de cumpleaños, tendré que tomar un vuelo temprano a la mañana siguiente y los aviones me causan mucha ansiedad. ¿Puedo invitarte una copa para compensarte cuando vuelva a la ciudad el día X?". Una de las formas más sencillas de demostrarle a alguien que te importa es convertirlo en una prioridad, en un momento dado, dentro del torbellino de tu vida. Si realmente quieren tenerte cerca, no les importará que seas tú quien dicte los términos.

Sigue a Katie Way en Twitter.