Aborto Feminismo
Foto por: Anita Pouchard Serra
Identidad

Las victorias en 2020 de los feminismos en América Latina

¡Alerta, alerta, alerta que camina la lucha feminista por América Latina! ¡Y tiemblan y tiemblan y tiemblan los machistas! ¡América Latina será toda feminista!

¡Alerta, alerta, alerta que camina la lucha feminista por América Latina! ¡Y tiemblan y tiemblan y tiemblan los machistas! ¡América Latina será toda feminista! De Argentina a México este canto ha retumbado en las marchas feministas, recordándonos que la lucha de una es la lucha de todas, que los logros del sur retumban en el norte y viceversa, que la marea verde-morada se extiende de Tijuana a Ushuaia, de Ponta do Seixas a Galápagos. En medio de la crisis del COVID-19, las voces feministas se oyeron en las calles, los webinars, las redes sociales y los debates políticos de América Latina y alcanzaron triunfos importantes. 

2020 fue un año doloroso para las mujeres. Fueron las mujeres quienes resultaron más afectadas por la crisis económica, perdieron sus empleos más que los hombres, asumieron desproporcionadamente las labores de cuidado y sufrieron con más intensidad las violencias basadas en género. La crisis económica, social y sanitaria del COVID-19 evidenció y profundizó brechas ya existentes, dejó entrever la fragilidad de algunos de los avances de las últimas décadas en términos de equidad de género y garantía de derechos de las mujeres en todo el mundo y puso la lupa sobre la necesidad de pensar la vida, la sociedad, el cuidado y las políticas públicas con enfoque de género.

Los feminismos fueron cruciales este año para dirigir las miradas hacia los retos que supone la pandemia para las mujeres y seguir dando batallas que vienen de tiempo atrás; le dieron esperanza a muchas latinoamericanas. A las mujeres les han querido quitar las celebraciones y el gozo, por eso es importante reconocerlas y honrarlas. Empecemos ahora, con esta selección de victorias de 2020 para despedir el año:

1. Las feministas pusieron la lupa en los impactos del COVID sobre la vida de las mujeres

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El COVID, como lo han sido otras crisis económicas y sanitarias en el pasado, fue doblemente duro para las mujeres. Gracias a las organizaciones de la sociedad civil que abogan por los derechos de las mujeres y la comunidad LGBTIQ+, a las economistas feministas, a las activistas, a las periodistas que cubren con enfoque de género y a las pocas voces feministas dentro de los gobiernos, este impacto diferencial estuvo en la agenda mediática y de política pública. Cientos de webinars, estudios académicos, movilizaciones digitales e información periodística permitieron poner la alerta sobre el efecto devastador de la pandemia en las vidas de las mujeres y exigirle a los gobiernos del continente que las medidas económicas, sanitarias y sociales tuvieran en cuenta los efectos particulares de la pandemia en las mujeres, las poblaciones diversas, las personas. 


2. El Congreso de Argentina aprobó el aborto voluntario 

Un día antes de acabar el año, a la madrugada del 30 de diciembre, Cristina Fernández, presidenta del Senado de Argentina dijo: “Se convierte en ley y gira al ejecutivo”, y nos puso a celebrar en grande con un logro histórico.  Después de años de lucha y movilización social, tanto la Cámara de Diputados como el Senado aprobaron la interrupción voluntaria del embarazo, tras un debate inteligente, nutrido y cargado de emociones. 

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En 2018, el Senado argentino rechazó la despenalización del aborto gratuito y voluntario que había logrado la media sanción en la Cámara de Diputados. Dos años después, el presidente Alberto Fernández presentó nuevamente el Proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, que plantea que “toda mujer u otras identidades con capacidad de gestar tienen derecho a decidir voluntariamente y acceder a la interrupción de su embarazo hasta las catorce semanas, inclusive, del proceso gestacional”. 

Con esta victoria, Argentina se convierte en el quinto país y el más grande de América Latina (después de Cuba, Guyana, Uruguay y Puerto Rico) en despenalizar el aborto. Este es un hito en la lucha por los derechos sexuales y reproductivos y es particularmente relevante por varias razones. La primera es la visibilidad y evolución que ha tenido el debate dentro y fuera del país. En segundo lugar, este es el resultado de décadas de organización, encuentro y movilización del movimiento feminista en Argentina, que ha servido de ejemplo para otros países y se ha materializado en la Ola Verde que ha trascendido fronteras. La Campaña por el Aborto Legal en Argentina inició en 2005 y hoy reúne a más de 300 organizaciones y colectivos. Esta campaña es, a su vez, el resultado de años de trabajo y articulación del feminismo argentino. Finalmente, por lo anterior, este logro en Argentina puede iniciar un efecto dominó en el resto del continente. 

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3. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos reconoce que el derecho a la educación debe incluir también la educación sexual y reproductiva para prevenir la violencia sexual en colegios

Petita Albarracín luchó incansablemente durante dos décadas para obtener justicia por los abusos sexuales que sufrió su hija Paola Guzmán por parte del vicerrector del colegio en el que estudiaba y que la llevaron a suicidarse. Su lucha dio frutos el 10 de diciembre de este año cuando el presidente de Ecuador, Lenin Moreno, reconoció la responsabilidad del Estado en el caso de Paola. Moreno le otorgó un grado póstumo y simbólico de bachillerato y declaró el Día Nacional de la Lucha contra la Violencia Sexual en los Colegios.

Cuatro meses antes, una fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos obligó al Estado ecuatoriano a reconocer su responsabilidad y estableció que el derecho a la educación debe “incluir también la educación sexual y reproductiva para prevenir la violencia sexual en entornos escolares”, sentencia aplicable a todos los países de la región. Este reconocimiento no borra el dolor de la familia de Paola, pero es una medida reparativa y un paso en el largo camino para asegurar que los países latinoamericanos se tomen en serio la prevención y atención de violencias así como la garantía de derechos sexuales y reproductivos en los colegios y en todos los entornos de la vida. 

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4. Trece mujeres negras y tres mujeres transexuales estuvieron entre las candidaturas más votadas en las grandes capitales de Brasil

Erika Hilton hizo historia el pasado 16 de noviembre al convertirse en la primera mujer trans y negra en ser elegida al Concejo de Sao Paulo, la ciudad más grande de Brasil. Junto a Hilton, otras dos mujeres transexuales y doce mujeres negras lograron votaciones muy significativas en las grandes ciudades del país y aseguraron así concejalías. Durante estas elecciones, por primera vez hubo una mayoría de candidaturas de personas negras y las mujeres negras se movilizaron masivamente para ocupar el poder en las campañas municipales. Las mujeres negras representan el 26% de la población brasileña y en 2016 solo ocupaban el 5% de los puestos en los concejos. 

Aunque los resultados generales de las elecciones fueron contradictorios, estas candidaturas y victorias son particularmente significativas. Primero, porque son una forma de protesta y de transformar el duelo en acción política tras el asesinato en 2018 de Marielle Franco, activista y política negra, queer y crítica de la brutalidad policial. Segundo, la presencia de voces diversas y progresistas en espacios de poder es aún más relevante en un Brasil gobernado por Jair Bolsonaro, quien ha promovido una agenda y un discurso autoritario, antiderechos y opresivo. 

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5. El Congreso de Colombia aprobó la paridad en las listas a corporaciones públicas 

En Colombia las mujeres representan el 52% de la población, pero ocupan solo el 12% de las alcaldías y concejos municipales, el 16% de las gobernaciones departamentales y 19% del Congreso de la República. Este año la campaña Paridad YA movilizó a cientos de mujeres de distintos lugares del país y trabajó articuladamente con congresistas para lograr la paridad y asegurar que más mujeres lleguen a cargos de decisión. 

Gracias a la movilización ciudadana y la incidencia política, en diciembre se aprobó en las dos cámaras del Congreso un artículo en el proyecto de reforma al Código Electoral que obliga a los partidos a tener mínimo 50% de mujeres en las listas a corporaciones públicas de elección popular. Es decir, en listas de concejos municipales, asambleas departamentales y el Congreso de la República. Aunque no se logró la reforma política que era más ambiciosa y estructural, esta es una medida de reconocimiento, no solo de los derechos de las mujeres sino también de las barreras que han enfrentado históricamente. El próximo paso será asegurar la representación efectiva y la redistribución del poder. 

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6. La Asamblea Nacional Constituyente que redactará la nueva constitución de Chile será paritaria

Tras meses de protestas, el 25 de octubre de 2020, el 78% de lxs chilenxs aprobaron en un Plebiscito Nacional el inicio de un proceso constituyente para redactar una nueva constitución que reemplace  la que fue redactada durante la dictadura de Augusto Pinochet. Por decisión de la ciudadanía, se eligirá una Asamblea Nacional Constituyente cuya labor exclusiva será redactar el nuevo documento. 

Previo a las votaciones, el Congreso había aprobado una propuesta para que dicho órgano esté conformado por igual número de hombres y mujeres. Esto es un avance significativo en la representación de las mujeres en la política chilena, que hoy en día ocupan el 22.7% de los escaños del Congreso. Además de la paridad, será fundamental que la voz de las mujeres quede plasmada en el diseño de la nueva constitución. Si bien nada asegura que todas las mujeres que lleguen a la Asamblea serán feministas, sí se puede esperar que lleguen mujeres con agendas feministas. 

7. Bolivia le apuesta a despatriarcalizar la política

Bolivia, como otros países de la región, vivió un 2020 convulsionado no solo por la pandemia, sino por el contexto político. En medio de la inestabilidad por la salida de Evo Morales y los mensajes erráticos de la presidenta interina Jeanine Añez, en octubre fue elegido como presidente Luis Arce,  exministro de Evo. En uno de sus primeros actos públicos, Arce posesionó a Sabina Orellana Cruz, mujer quechua, como Ministra de Culturas, Descolonización y Despatriarcalización. 

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Esto ocurre en una Bolivia con 52% de mujeres en el Congreso y un Parlamento de las Mujeres, un espacio de diálogo, análisis y protesta que surgió en 2019 como apuesta por despatriarcalizar la política boliviana. Mientras los militares estaban en las calles y las protestas ciudadanas eran cada vez más intensas, mujeres y personas no binarias se reunieron en el Parlamento de las Mujeres como un ejercicio de resistencia a todo lo que estaba ocurriendo y a “la lógica perversa de la integración en las estructuras establecidas a cambio de la pérdida del derecho a cuestionar esas mismas estructuras”.

La apuesta boliviana por la despatriarcalización de la política tiene distintas caras dentro y fuera de la institucionalidad. Estos ejercicios son experimentos valiosos que, sin duda, servirán de referente para los feminismos de la región.

8. Colectivas de feministas mexicanas se tomaron las instituciones para presionar al Estado

La violencia contra las mujeres no cesa en México. Según ONU Mujeres, en ese país al menos 6 de cada 10 mujeres ha enfrentado un incidente de violencia; 41.3% de las mujeres ha sido víctima de violencia sexual y entre 9 y 11 mujeres son asesinadas cada día. El Gobierno no se ha tomado el tema en serio y las instituciones universitarias y gubernamentales han sido inoperantes a la hora de investigar y juzgar a los culpables, reparar a las víctimas y prevenir las violencias. 

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Ante la falta de medidas, la corrupción y opacidad en la justicia y la impunidad, desde 2019 colectivas feministas han optado por la acción directa y se han tomado instituciones educativas y gubernamentales. Primero llegaron a  facultades de instituciones universitarias, donde protestaron  para exigirles que respondan por casos de violencias y abusos de poder en las universidades. Estas tomas inspiraron las tomas de congresos locales, del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas y de la sede nacional y sedes locales de la Comisión Nacional de Derechos Humanos por parte de la colectiva Ni Una Menos y otras. Esta última fue, tal vez, la ocupación más visible. 

Las tomas han tenido efectos diversos. Yesenia Zamudio, una de las madres de mujeres asesinadas que participaron en la toma de la CNDH, obtuvo una disculpa pública por parte del Gobierno Federal y las autoridades del Instituto Politécnico Nacional, donde su hija estudiaba; otras activistas fueron llamadas a declarar ante la Fiscalía; algunas tomas han terminado en negociaciones exitosas. Estas acciones constituyen un hito en la lucha feminista y ponen de presente el estado crítico de las violencias y la inoperancia del Estado, así como el poder de la acción directa.

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9. 8M y 9M con M de movilización masiva 

Todos los 8 de marzo las calles se pintan de verde y morado y retumban los gritos feministas. Como lo reportó El País, este año las marchas fueron especiales por varias razones: fueron multitudinarias, intergeneracionales y trajeron  demandas  más fuertes ante la inoperancia de los gobiernos y la falta de perspectiva de género en las políticas públicas y programas. Además, este 8M se celebraba el aniversario 25 de la Plataforma de Acción de Beijing, una agenda en la que la mayoría de gobiernos asumieron una serie de compromisos para cerrar las brechas de género y promover los derechos de las mujeres y las niñas. Este se dio en un contexto de intensa movilización social y descontento con la democracia en varios de los países de la región. Finalmente, aunque en ese momento no lo sabíamos, el 8M fue la última gran marcha masiva antes del inicio de la pandemia, las cuarentenas y el encierro. Como lo dijeron las salvadoreñas, se reivindica el uso de las calles como un lugar de las mujeres y siempre negado. 

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En México al 8M se sumó el 9M, un Paro Nacional de Mujeres impulsado por la colectiva feminista de Veracruz Las Brujas del Mar. Por un día, las mujeres dejaron de participar en todas las actividades remuneradas y, sobre todo, en las labores de cuidado para hacer visibles las desigualdades.


10. Las mujeres de la selección de fútbol de Brasil recibirán el mismo pago que los hombres 

Marta Vieira da Silva es la diosa del fútbol brasileño. A pesar de haber sido elegida seis veces por la FIFA como la Mejor Futbolista del Mundo, hasta este año el salario que recibía de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) era menor que el que recibía Neymar o cualquiera de sus contrapartes hombres. Es decir, por hacer exactamente lo mismo le pagaban menos. Este año, finalmente, la CBF anunció que no habría más diferencias en el pago de salarios y premios y que los hombres y las mujeres serían tratados igual. Aunque esto parece obvio, solo en Sierra Leona, Inglaterra, Nueva Zelanda, Noruega y Estados Unidos las y los futbolistas ganan igual. El logro de las brasileras puede sentar un precedente para, literalmente, nivelar la cancha para las deportistas en el resto de América Latina y contribuir a visibilizar las brechas salariales entre hombres y mujeres en todos los sectores, que en la región llega al 22%


11. Políticas progresistas de América Latina trabajando JUNTAS 

La pandemia nos alejó y, a la vez, nos permitió crear conexiones poderosas y espacios de construcción colectiva que difícilmente se hubieran dado de otra manera. JUNTAS fue un claro ejemplo de ello al consolidarse como un espacio de mujeres progresistas de América Latina, propuesto por la Representante a la Cámara de Colombia María José Pizarro Rodríguez, con el apoyo de la Friedrich Ebert Stiftung y Artemisas. 38 mujeres parlamentarias se reunieron dos veces en el año para compartir experiencias y construir agendas colectivas de cara a la coyuntura causada por la pandemia, sus efectos sobre las vidas de las mujeres y las brechas y desigualdades estructurales. Este ejercicio es una apuesta de largo plazo para tener agendas comunes y estrategias de articulación de la región. 

Este encuentro nos devuelve al comienzo. Así como las activistas han gritado al unísmo ¡Alerta, alerta, alerta que camina la lucha feminista por América Latina!, las parlamentarias latinoamericanas se están uniendo para decir  ¡America Latina será toda feminista! 

Estos son solo algunos de los logros de los feminismos en 2020. Otros logros incluyen la celebración del primer matrimonio de dos mujeres en Costa Rica, convirtiéndose así en el primer país de Centroamérica; la aceptación de la Corte Constitucional de Colombia de una demanda para eliminar el delito de aborto, gracias al trabajo y movilización de cientos de organizaciones que se sumaron al movimiento Causa Justa; la apertura del debate sobre el aborto en República Dominicana; la aprobación en México de la Ley Ingrid para evitar filtraciones de fotografías de feminicidios, y la creación de Casa Frida, un refugio para personas LGBTI que fueron expulsadas de su casa durante la pandemia. 

Mirando hacia adelante

Si algo saben las feministas es que el camino es largo y no siempre evidente, que hay resistencia, que algunas victorias están incompletas y que los retos siguen siendo enormes. Pero es importante celebrar lo logrado, lo construido, lo luchado. Después seguiremos cuestionando y cuestionándonos, dando debates adentro y afuera, sumando fuerzas y resistiendo. 

En 2021 se materializarán muchas de las pérdidas de 2020. También será el año para recoger los frutos y profundizar las victorias de este año. Ojalá los logros de unos países retumben en otros e inspiren nuevos cambios, en efecto dominó. Será necesario exigir el cumplimiento de las leyes que se han aprobado, y a la vez seguir transformando el sistema y las estructuras machistas, racistas y patriarcales que perpetúan las violencias y limitan el goce de derechos. Con muchas de las democracias latinoamericanas en el ojo del huracán, será fundamental pensar en el rol de los feminismos para fortalecer la democracia. Necesitamos que lleguen más mujeres diversas  a lugares de toma de decisión a posicionar agendas feministas, progresistas y transformadoras, a la vez que despatriarcalizan el poder. 


Que en 2021 sigan retumbando los feminismos solidarios, heterogéneos, que se paran de frente a todas las opresiones, que cuidan la vida y el territorio, que luchan, que gozan. Que en 2021 la lucha feminista siga caminando por América Latina. Que América Latina sea toda feminista.