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Drogas

5 personas hablan de la legalización de la marihuana en México

¿Qué tienen que decir los usuarios de cannabis sobre el dictamen que aprobó el Senado el pasado 19 de noviembre?

El pasado jueves 19 de noviembre, el Senado de México dio un paso histórico al aprobar un dictamen que legalizaría el uso adulto del cannabis en el país. El proyecto de ley incluye no solo la posibilidad de comprar y consumir legalmente marihuana, sino también de sembrarla en casa, sacar licencias para cultivarla en el campo, vender productos a base de la planta y realizar investigación. Ahora todos los ojos están puestos sobre la Cámara de Diputados, que aún tendrá que debatir el dictamen y tomar una decisión. De ser aprobado, llegará a manos del Presidente, quien definirá si este finalmente se convierte en ley. 

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En  2017 el país aprobó el uso medicinal de la marihuana, pero la Secretaría de Salud nunca presentó un reglamento que permitiera la venta de productos a los pacientes, dejando a muchos de ellos en un limbo. La reciente decisión del Senado sorprendió a varios usuarios, que ya habían descartado la idea de que México se pudiera convertir algún día en un país que respalde desde la ley el uso de algún tipo de droga. 

La planta no se descriminaliza totalmente en el dictamen. Este establece restricciones sobre los espacios en los que se puede consumir, los gramos que cada quien puede portar y el número de plantas que se pueden cultivar para autoconsumo, entre otras, y determina multas y sanciones penales por su incumplimiento.  

No hay que olvidar que el debate en el Senado se dio luego de que en 2018 la Suprema Corte de Justicia, tras resolver varios casos de uso recreativo, declarara inconstitucional la prohibición del cannabis y ordenara al Congreso regular su uso. Hacerlo parecería entonces acercar a México a un futuro libre de la prohibición absoluta de la planta. Sin embargo, en un país en donde el movimiento cannábico lleva veinte años, muchos usuarios, académicos e incluso vendedores tienen dudas sobre si esta ley les dará la apertura que ellos han buscado por tanto tiempo.

Hablamos con cinco personas a quienes la ley las afectaría directamente para conocer su opinión.

Margarita Garfias, 42

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Fundadora de Bienvenidos a Holanda, un grupo de familias usuarias de cannabis medicinal. En 2019 su hijo ganó un caso en la Suprema Corte de Justicia, por lo que puede usar medicina a base de cannabis preparada en casa, a pesar de que aún no existe un reglamento para el uso medicinal que beneficie al resto de la población.

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Soy madre de Carlos, un adolescente que es usuario y beneficiario del cannabis medicinal. Este dictamen yo lo veo como un gran logro de las organizaciones de la sociedad civil, porque logramos un cambio de paradigmas, junto con el impulso que se ha hecho por manos de abogados que hicieron que la Suprema Corte de Justicia requiriera este gran avance.

Sin embargo, el cultivo mencionado en el dictamen es para uso personal adulto, no se tiene contemplado que sea para fines medicinales. A una parte de la población le podrá dar tranquilidad, pero a otros todavía nos dejaría en la incertidumbre. La mayor parte de la  gente que conozco que hacemos uso de esta planta somos padres de familia que tenemos hijos epilépticos o con otros padecimientos.

A Carlos los derivados de la planta le ayudaron a estabilizar su sistema inmunológico. En cinco años no ha tenido convulsiones fuertes, no ha ido a parar al hospital por ellas. Antes tenía que ir cada mes para que le administraran un medicamento, vivíamos con el miedo de que cualquier convulsión pudiera salirse de control. Él tiene derecho a seguir con su tratamiento.

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Este dictamen abogaría un poco para proteger a quienes tienen plantas en casa. Pero se tiene que seguir buscando el derecho a tener cultivo personal para uso médico y la posibilidad de comprar en cualquier farmacia el cannabis, para poder abonar a la calidad de vida del paciente. 

Súper María, 50

Figura heroica que desde hace años ha participado en marchas y eventos cannábicos, representando a las mujeres dentro del movimiento de activistas. Paró fuera del Senado el día después de la aprobación del dictamen para manifestarse junto con otras usuarias.

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Hace un par de años estaba viendo un comic en el que hay un personaje que se llama Marihuanella. Pero estaba toda chichona en su bikini y dice cosas como “chinguen a su madre”. Y yo dije: “Esto no me representa a mí, hay demasiada testosterona aquí y me considero feminista. Vamos a hacer una heroína, ya que siempre he tenido un espíritu rebelde”. 

Y si dentro de mi rebeldía elijo fumar marihuana, no tengo por qué ser perseguida por la ley. Uso este antifaz no para tapar mi cara, sino porque soy la voz de todas esas chavas y mujeres que están en el bote, o que no se atreven a salir y hacer lo que quieren. Exigimos nuestros derechos humanos, no queremos que la policía de la esquina nos exija que paguemos 20.000 pesos [alrededor de mil dólares] si es que traes contigo cierta cantidad de gramos.

Claro que se tienen que hacer reglas, pero no quiero que nos sigan persiguiendo. Queremos que se revise eso, que se legisle algo coherente y se normalice el uso cotidiano. No que si me agarran aquí a la vuelta, me van a decir que si traigo más de 28 gramos me van a cobrar miles de pesos, me llevan al bote y como no tengo familia ni abogados que me saquen, me quedo ahí dos, tres año pagando algo que es absurdo. Me están juzgando bajo sus prejuicios. 

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No promuevo el uso de la planta, pero promuevo que la gente esté informada, que la gente tenga una cultura cannábica responsable. Estamos cansados de mandarles información a los políticos. Los invito a la Biblioteca Cannábica. Hay que informarse por buenas fuentes, que sí las hay, revistas como Cáñamo y La Dosis, en donde está la información para que los senadores la consulten. 

Francisco Javier Ruiz del Prado, 61

Participante en el Movimiento Cannábico Mexicano, un grupo que ha mantenido un jardín cannábico fuera del Senado desde el inicio de este año, para abogar por una versión del dictamen que favorezca “primero los derechos, luego el mercado”, de acuerdo a su lema.

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Nací en una familia católica, estuve en una escuela religiosa para varones, y soy homosexual, lo cual para mí fue muy difícil. Sufrí mucho el tener que ocultarme, y a los 15 años cuando los muchachos de la cuadra empezábamos a salir, empezamos a tomar, pero a mí nunca me gustó. Sentí que no era mi camino, pero fue casi obligatorio. Empecé a fumar cuando ya estaba en un alcoholismo profundo.

Cuando contraje el SIDA, lo primero que hice fue ir a Alcohólicos Anónimos y encomendarme a Dios: “voy a vivir los años que quieras”, le dije, “pero déjame fumar”. Decidí no tomar medicamentos por dieciocho años, pero ahora los estoy tomando. Te hacen sudar, despiertas con pesadillas, desesperado, te dan diarrea, y con la marihuana se me quitan esos efectos. Es maravillosa.

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Empecé a fumar marihuana en el 96. Para mí es importante eliminar la satanización de la planta. Vi que aquí hay gente que realmente está luchando, dando su vida por una causa común. Cuando empecé a venir aquí al plantón, traje el refrigerador, el microondas, la cafetera y licuadora. Ahora unas gallinas, porque de alguna manera es algo ecológico. Siento que en este momento lo más importante es destaparnos de muchos tabúes.

La planta de la marihuana es una bellísima creación de Dios, solamente que el hombre la prohibió. Yo debería poder hacer todo menos vender; incluso cultivar, germinar, poseer, traer, llevar, fumar, siempre respetando a los niños, las escuelas, los lugares públicos. Pero esta ley está limitando mucho. Si van a hacer una legalización, debería ser una buena legalización. No están favoreciendo a los usuarios. No puedes tener muchas semillas, si te pasas de la cantidad te multan, o te criminalizan. 

Deben de autorizar lugares donde uno puede conseguirlo, porque ayuda tanto. Me fui a Estados Unidos y por quince días no fumé, no me querían vender porque no soy residente, y me empezaron dar los efectos secundarios de mis medicamentos. Fue horrible. Llegando a México lo primero que hice fue tomar un poquito de extracto, y me quitó los malestares. Todo el mundo debería tener acceso a la planta.

Polita Pepper, 35

Cofundadora de Cannativa, una organización que al principio ofrecía talleres sobre el uso para fines medicinales y ahora ofrece una serie más amplia de talleres educativos sobre la planta. Está haciendo un doctorado en Antropología Social en la Escuela Nacional de Antropología e Historia sobre comunidades indígenas cannabicultoras.

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Pienso que es un dictamen que está escrito desde el miedo, desde la perspectiva de la prohibición y desde la perspectiva de quienes regulan, que no contemplan a los usuarios. Sin embargo, en la vida diaria comenzaría a cambiar la percepción de la gente, para que comience a abrirse un poco más, sobre todo la sociedad mexicana conservadora.

Hay que reconocer que si pasa la ley este será el primer paso de la caída de la prohibición en México. Pero las asociaciones cannábicas van a poder tener solo hasta veinte miembros, que me parece muy poco. En un país tan grande como México, hay una gran posibilidad de que la gente que quiere emprender va a poder lograrlo, pero no va a ser equiparable entre un pequeño emprendedor y una multinacional.

Llevo más de diez años estudiando comunidades productoras de cannabis aquí en México y me parece que hay que fortalecer estas comunidades. Tengo que reconocer que este dictamen de la ley contempla que el 40% de las licencias de cultivo será para los campesinos, que me parece un reconocimiento que tendría que ser mayor, pero es un reconocimiento. México es un país indígena lleno de productores de marihuana. Hay que asegurarse de que participen.

¿Cómo es que van a poder participar en esa industria si no tienen condiciones de competencia, cuando hoy en día están cultivando cannabis y amapola para sobrevivir? Solo con un programa más integral esas comunidades van a tener una posibilidad de competir con una empresa multinacional. He ido a Michoacán, a Oaxaca. Son los lugares que han sido más vulnerados.

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Paco OG, 38

Dueño de Mexa OG, empresa que vende productos cannábicos y que ha participado en competencias y exposiciones de cannabis en México, en las cuales ha sido galardonado.

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Tenemos un interés económico porque somos productores, somos vendedores y somos usuarios. Hemos aprendido a través del tiempo que esta es una planta que tiene suficiente para generar un crecimiento económico en este país, o en cualquier país, y que tiene lo suficiente para crear muchos empleos. No lo digo solo por una cuestión materialista, sino porque la planta ayuda a mucha gente.

 Creí que iba a darse primero la regulación del autocultivo y creo que es sorprendente ver que se están regulando más bien el mercado de cannabis. Yo espero que no sea como toda la vida en México, que se da un paso para adelante y cincuenta para atrás. Es un proceso largo y estamos a menos de la mitad, hasta que se promulgue no vamos a hablar de que existe una ley.

Cuando llegamos a traer flores del cerro, intentamos comprarlas directamente del sembrador. Nosotros intentamos que el cannabis que se usa pase por pocas manos. Hay personas que intentan tener plantaciones indoors, que es una forma de desobediencia civil, pero existe aún el mercado negro en el que la marihuana te llega envuelta en papel, como le dicen “una vela”, siempre aplastada y que ha sido llevado por los grupos de crimen organizado.

Hay gente que quiere hacer las cosas bien. Por lo menos la gente con quien yo trabajo en las copas, expos y eventos cannábicos en México, estos emprendedores cannábicos están dispuestos a cumplir las reglas. Están dispuestos a pagar impuestos, están dispuestos a crear empleos, están dispuestos a jugar limpio para que esto sea 100% legal. 

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Pero la gente siempre va a querer un precio más económico. Hoy veo que la gente se espanta por una onza de 1.500 pesos [75 dólares], cuando en Estados Unidos, cuesta 8.000-9.000 pesos [alrededor de 400 - 450 dólares]. 

Al haber tantos organismos, tantos registros, tantas instituciones nuevas, la flor va a ser más cara. En el momento en que tú le metas impuestos, que tengas que pasarlo por un control de calidad y ya asegurarte que la producción es exactamente igual, será más caro. Y al parecer esta reforma lo que está fomentando es la corrupción.

Yo soy el primero que necesita que se regule el mercado. Y lo más importante, que podemos crear es un patrimonio legítimo. Pero los federales aceptan dinero, los militares aceptan dinero, la Guardia Nacional acepta dinero. Como en todo hay un mercado gris, y con la marihuana va a seguir existiendo. 

A Maya la encuentras en Twitter como @mayaaverbuch y a Alejandra en Instagram como @alerajal.

Este contenido fue publicado con el apoyo de Fundación Gabo. Las entrevistas fueron editadas y condensadas para mayor claridad.