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Alguien mató a un legendario líder de las FARC y le cortó el meñique

El controvertido exlíder rebelde era buscado por cargos de narcotráfico en Estados Unidos y había una recompensa de 10 millones de dólares por su captura.
Jesús Santrich, exlíder de las FARC
Jesús Santrich, quien era buscado por Estados Unidos por narcotráfico, luego de que prestara juramento como congresista en Bogotá, el 11 de junio de 2019. JUAN BARRETO/AFP vía Getty Images

Artículo publicado originalmente por VICE en inglés.

BOGOTÁ, Colombia - Un excomandante de las fuerzas rebeldes de Colombia acusado de traficar cocaína, que firmó el acuerdo de paz del país en 2016 solo para abandonar su escaño en el Senado y declararle la guerra de nuevo a la nación con la que había negociado la paz, fue asesinado el martes pasado.

La muerte de Jesús Santrich, quien pasó casi 30 años en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), fue confirmada el martes por la noche por el grupo disidente que comandaba en la región fronteriza de Venezuela.

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En su anuncio, el grupo Segunda Marquetalia culpó a las fuerzas especiales colombianas que, según dijo, habían cruzado ilegalmente la frontera hacia Venezuela para tender una emboscada al equipo de seguridad de Santrich en el departamento fronterizo de Zulia. Lo mataron con granadas y armas de fuego ligeras y luego le quitaron el dedo meñique y regresaron a Colombia en un helicóptero amarillo, señaló el grupo.

Las autoridades colombianas aún no han confirmado la muerte de Santrich, de 54 años, salvo por una declaración del ministro de Defensa de que el Gobierno estaba tratando de confirmar los rumores de su asesinato durante un enfrentamiento entre grupos armados cerca de la frontera.

El Gobierno venezolano no se ha pronunciado oficialmente sobre el incidente.

La entrada de comandos colombianos al territorio venezolano sería una violación a la soberanía venezolana, y de ser cierto el reclamo, representaría una escalada grave en las tensiones existentes entre ambos países, los cuales cortaron sus relaciones diplomáticas en 2019.

Los analistas dijeron que el asesinato podría desestabilizar aún más la volátil región fronteriza donde operan los rebeldes colombianos —que en su mayoría llevan a cabo operaciones criminales— y las fuerzas de seguridad de ambos países. El ataque en marzo de las fuerzas armadas venezolanas contra otro grupo disidente de las FARC en el departamento de Apure puso fin a la aparente tolerancia de Venezuela a la presencia de los rebeldes en su territorio.

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“Sin duda, los enfrentamientos se intensificarán y posiblemente se extenderán a otras partes del país”, dijo Juan Francisco García, investigador de campo de Fundaredes, una ONG venezolana en la región fronteriza.

Junto con otro importante líder de las FARC, conocido como Iván Márquez, “Santrich era la cara más visible de la organización”, dijo Jeremy McDermott, cofundador y codirector de InSight Crime, un grupo de expertos que estudia el crimen organizado en el continente americano.

“Su muerte es sin duda un duro golpe para la facción Segunda Marquetalia de la mafia de las antiguas FARC”.

Estados Unidos había ofrecido una recompensa de 10 millones de dólares por la captura de Santrich, buscando su extradición para ser juzgado por cargos de narcotráfico.

En abril de 2018, un año después de la entrada en vigor del acuerdo de paz, las autoridades estadounidenses lo acusaron de conspirar para traficar cocaína a Estados Unidos y fue arrestado por las fuerzas de seguridad colombianas. Pero Santrich fue liberado de la cárcel antes de que pudiera ser extraditado después de que la Jurisdicción Espacial de Paz de Colombia (JEP) dictaminara que las autoridades estadounidenses no habían presentado pruebas suficientes para retenerlo en Colombia.

Santrich abandonó el acuerdo de paz en 2019, luego de acusar al gobierno de no cumplir con su parte del trato. Luego abandonó un nombramiento en el Senado negociado como parte del acuerdo y decidió volver a su antigua vida como líder rebelde.

En agosto de 2019, Santrich y Márquez, cuyo nombre real es Luciano Marín Arango, declararon la guerra a Colombia en un video subido a YouTube junto a otros exguerrilleros de las FARC. En aquel entonces, el presidente venezolano Nicolás Maduro les había dado la bienvenida a ambos a su país.

Investigadores y funcionarios colombianos especulan que Santrich se refugió en la violenta región fronteriza mientras estaba al mando de Segunda Marquetalia. Funcionarios estadounidenses y colombianos dicen que el grupo está involucrado en una serie de actividades ilegales en ambos lados de la frontera, desde el contrabando de cocaína hasta la extorsión y la minería ilegal.

Andrei Serbin Pont, analista y director de CRIES, un centro de estudios sobre conflicto internacional en Buenos Aires, dijo que la versión de Segunda Marquetalia de la muerte de Santrich era solo una posibilidad. Los mercenarios que iban tras la recompensa podrían haberlo matado. Otras hipótesis plausibles incluyen al ejército venezolano o incluso a la propia Segunda Marquetalia, aclaró.

Se cree que Santrich, cuyo verdadero nombre era Seuxis Hernández Solarte, se unió a las FARC en 1991, en el apogeo de la guerra civil colombiana de cinco décadas de duración. Su aspecto característico de bufanda a cuadros y gafas de sol oscuras (estaba ciego desde 2011, resultado de una enfermedad degenerativa) era una imagen casi cotidiana en las portadas de los periódicos colombianos.