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Salud

¿Por qué no queremos volver 100% a la oficina?

El home office, con nuevas rutinas y horarios, se ha convertido en el paraíso que queremos habitar. 

La pandemia ha desatado varios interrogantes sobre la funcionalidad del teletrabajo. La capacidad de ejercer una separación clara entre nuestra vida personal y profesional estuvo en boca de la mayoría de los trabajadores que se reconocieron incapaces de desconectar.

Sin embargo, por otro lado, el cambio drástico de rutinas y hábitos ha supuesto un aumento en la calidad de vida de otras personas que trabajan desde sus hogares y que ven cómo el home office les permitió organizar sus tareas, aprovechar el tiempo para hacer otras cosas, cambiar su alimentación, ahorrar minutos en traslados y descansar en los tiempos muertos. 

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Algunas empresas han apostado a un híbrido que combina la presencialidad y el trabajo remoto. Hace unos meses, cuando los empleados de Apple se rehusaron a volver a la oficina, la empresa retrasó el regreso para principios de septiembre, luego lo volvió a retrasar hasta octubre, y su último comunicado apunta a enero de 2022 con la propuesta de tres días presenciales y dos desde sus hogares. También Facebook y Amazon anunciaron el regreso a las oficinas durante enero y febrero de 2022 debido al aumento de los casos de la variante Delta en EEUU.

Diferentes encuestas alrededor del mundo han mostrado la resistencia de los empleados a volver a sus oficinas, quienes considerarían renunciar a sus trabajos si no reciben algún modo de flexibilidad en términos de dónde y cuándo van a trabajar. 

Grace, 31 años, Miami

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Foto de Grace

Trabajo como gestora de proyectos para una agencia de publicidad. Antes de la pandemia acudíamos a la oficina en plan normal, de lunes a viernes, pero te puedes imaginar que en el mundo de la publicidad los horarios "normales" no existen. Las jornadas se alargaban bastante. Actualmente mi trabajo es en equipo, y aunque soy la única de mi departamento para toda LATAM y me encuentro Miami, me toca trabajar con los equipos de las demás oficinas de la región, o sea que ya de por sí solo nos veíamos por web.

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La verdad es que empecé a trabajar a mediados de marzo en este sitio, por lo tanto me pilló la pandemia casi desde el principio. Llegué a pisar la oficina poco más de tres semanas y en aquel entonces yo vivía con un compañero de piso, así que nos echamos a trabajar los dos desde el salón. Lo llevábamos bien por lo general, pero él tenía 50 mil llamadas al día y se las pasaba hablando todo el día, lo cual resultaba un poco annoying [molesto]. A esto se le sumó que los horarios no fueron fáciles de manejar. A veces siento que vivo en mí "oficina" porque no desconecto. La verdad es que para mí sería ideal ir dos veces por semana, pero de ahí a volver de manera permanente, como que no, no apetece y creo que no es necesario, somos igual de eficientes, sino más, desde casa. Estando en la oficina me distraigo como una mosca porque no estoy acostumbrada a tener gente a mi alrededor.

Memo, 32 años, Argentina

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Foto de Memo

Trabajo en el área de marketing, en el rubro de la construcción. La verdad es que antes de la pandemia el home office no se contemplaba ni de cerca. Cuando llegó la pandemia todos pasamos a esta modalidad, aunque trabajo para una empresa esencial, con lo cual algunas áreas iban a la oficina sí o sí, pero mi área no. 

Yo no creo que pueda volver, me acostumbré mucho a trabajar en mi casa, no estaría feliz con la posibilidad de regresar. El home office me permitió organizarme mejor con los tiempos, cocinarme todos los días, terminar mi horario laboral y no perder tiempo en el traslado y hacerme un espacio de trabajo en casa. 

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Quizás sería bueno hacer una especie de mezcla entre el home office y la presencialidad, porque sí creo que el contacto físico para trabajar ayuda bastante, pero si tuviese que volver 100% a la oficina creo que renunciaría a mi trabajo. Honestamente creo que el home office llegó para quedarse. 

La realidad es que tengo más calls que antes, antes las cosas se resolvían en 15 minutos cara a cara y hoy son una calls permanentemente, esa es la parte mala. Pero por otro lado, creo que hay un enorme beneficio en no tener que vestirte, arreglarte, maquillarte, trasladarse para ir a trabajar. Me gusta aprovechar los tiempos de otra forma, puedo ir al supermercado en el horario de almuerzo, por ejemplo, puedo cocinarme, como más saludable y ahorro dinero, dejé de comer cualquier cosa en la calle. 

Pedro, 35 años, México

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Foto de Pedro

Trabajo como redactor en un banco, entré a este trabajo en marzo del 2020, o sea que siempre trabajé desde casa; nunca había ido al edificio. Hace un par de semanas, después de más de un año de home office nos avisaron que íbamos a trabajar ya de manera presencial, uno o dos días a la semana, de forma híbrida. No quiero sonar exagerado, pero me sacó totalmente de onda. Siento que voy a perder cosas importantes, a mí siempre me gustó trabajar en casa, fui muchos años freelance, entonces estoy acostumbrado a trabajar con deadlines sin tantos horarios que cumplir y no me gusta ir a un sitio y convivir con gente que no conozco durante tantas horas.

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Durante estos meses siempre he cumplido con mi trabajo, he hecho home office en mi casa o en la de mi novia y me he sentido súper cómodo. Veo muchos beneficios, por ejemplo, el de los tiempos muertos, donde puedo aprovecharlos para hacerme un café, dormir 15 minutos, leer, molestar a mis gatas, cosas que no podría hacer en los tiempos muertos de mi oficina, donde si terminas con algo ya te quieren meter más cosas, como si el empleador te pagara por el tiempo y no por tu trabajo u objetivo, y eso me enoja.

Creo que con el home office optimizas tu tiempo y puedes hacer cosas que te interesan sin sentirte controlado. Aunque tu jefe no esté 100% ahí todos nos sentimos vigilados. Claro que la gente es experta en fingir, todo el mundo minimiza rápido alguna página cuando el jefe pasa por detrás, pero estando en tu casa lo puedes hacer con mayor libertad y aún así cumplir con tus tareas. Aparte el home office demostró que podemos cumplir con nuestro trabajo en menos de ocho horas diarias, ¿por qué deberíamos darle un tercio de nuestra vida a un trabajo? 

Martin, 26 años, Argentina

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Foto de Martín

Trabajo como coordinador de recursos humanos. Antes de la pandemia yo trabajaba en una oficina de manera presencial de lunes a viernes, ocho horas diarias y a veces más, era una época en la que estaba muy mal visto si alguien se iba antes a su casa, aunque ya terminara con su trabajo. La pandemia nos dio esa suerte de libertad de no tener que cumplir con jornadas eternas, de poder hacer algún trámite urgente sin dar explicaciones o de ir al supermercado, cosa que de manera presencial era imposible y tenías que posponer. 

Tengo que reconocer que al principio de la pandemia era un caos, los horarios estaban un poco descontrolados. Laburaba desayunando, laburaba almorzando, laburaba merendando; después me pude acomodar mejor y tomarme esos espacios. 

Volví de manera presencial hace pocas semanas, me pidieron volver ocho/nueve horas diarias, creo que la resistencia a la vuelta tiene que ver con la sensación de estar en una cárcel, de no tener la posibilidad de relajarte en ningún momento. En la oficina está mal visto el descanso y está mal visto si te tomás 40 minutos de almuerzo. Creo que la gente se está revelando un poco con esos espacios que son necesarios para relajar la cabeza y hoy empiezan a ser un poco más negociables.