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Presidente de El Salvador destruyó pruebas de tratos con pandillas: reporte

Videos y documentos recopilados por investigadores muestran que el director de prisiones incautó registros de reuniones entre la MS-13 y Nayib Bukele.
Miembro de la pandilla MS-13 en El Salvador
Un miembro de la pandilla MS-13 asiste a una clase en la prisión de Chalatenango en marzo de 2019. Foto de MARVIN RECINOS/AFP vía Getty Images.

Artículo publicado originalmente por VICE en inglés.

SAN SALVADOR, El Salvador - El gobierno del presidente salvadoreño Nayib Bukele intentó sepultar evidencia de reuniones que sostuvo con líderes de las pandillas MS-13 y Barrio 18 para negociar la reducción de homicidios en El Salvador, según un reporte del medio digital local El Faro.

En febrero de 2020, Bukele tuiteó que las treguas negociadas por los gobiernos salvadoreños anteriores se habían hecho con “la sangre de nuestro pueblo”. Pero durante los últimos 10 meses, las supuestas negociaciones de Bukele con las pandillas se han convertido en un escándalo nacional.

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“Los atajos como este suelen ser frágiles y romperlos puede desencadenar una escalada de violencia en la población que termina matando gente”, dijo Jannette Aguilar, investigadora salvadoreña especializada en violencia.

El gobierno de Bukele hizo todo lo posible por tratar de ocultar la prueba del mismo tipo de reuniones que él había condenado con firmeza, según la reciente investigación de El Faro, publicada la semana pasada.

La presunta supresión de evidencia se produjo después de que El Faro publicara una investigación en septiembre pasado en la que describía un aparente pacto que se había negociado entre la administración de Bukele y las pandillas en un penal de máxima seguridad en Zacatecoluca.

Bukele negó en ese momento cualquier negociación y dijo que los documentos que el medio digital publicó como evidencia del pacto eran falsos.

A raíz del reporte, el director general de prisiones de El Salvador, Osiris Luna, ingresó a la cárcel y confiscó el historial y los discos duros que contenían registros de los encuentros entre pandilleros y funcionarios, según el último artículo de El Faro, que cita una investigación del fiscal general.

Luna fue uno de los cuatro funcionarios del actual gobierno salvadoreño incluidos en la “Lista Engel” del gobierno de Estados Unidos, publicada el 1 de julio, que muestra los nombres de funcionarios y exfuncionarios de El Salvador, Guatemala y Honduras acusados ​​de corrupción.

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La investigación sobre el presunto pacto entre el gobierno de Bukele y las pandillas fue iniciada por la oficina del fiscal general Raúl Melara luego del primer reporte de El Faro, pero Melara fue despedido repentinamente el 1 de mayo, el primer día en que los legisladores del partido de Bukele tomaron sus escaños en el Congreso después de ganar de manera aplastante las elecciones de mitad de período a principios de este año.

El nuevo fiscal, Rodolfo Delgado, designado el mismo día, disolvió la unidad que dirigía la investigación, según informó El Faro. Sin embargo, los investigadores lograron crear un reporte con sus hallazgos. El archivo contiene documentos, fotografías y grabaciones de audio de pandilleros que hablan sobre reuniones con funcionarios.

Dos días después de que Luna visitara la prisión en septiembre, informó el medio digital, agentes de la Fiscalía General hicieron redadas en varias cárceles, incluida Zacatecoluca, en busca de pruebas del presunto pacto entre las pandillas y las autoridades. Durante la redada, los agentes incautaron videos que mostraban a Luna ingresando a la prisión y registros que señalaban que había tomado discos duros, así como videos adicionales donde ingresaba a la prisión acompañado de presuntos pandilleros y otros funcionarios del gobierno.

Entre las principales revelaciones de la investigación, El Faro publicó lo que se conoce como “wila” —jerga de pandillas para los mensajes escritos a mano que salen de las cárceles—, en la que la MS-13 y las dos facciones de Barrio 18 realizaron sus peticiones al gobierno a cambio de mantener una reducción en los homicidios. Esta wila presenta 14 demandas para mejorar las condiciones dentro de las cárceles y cinco más para mejorar la vida de los pandilleros que no están presos y la de sus familias, señaló El Faro.

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Entre las demandas de las pandillas está la garantía de que se respeten sus derechos dentro de las prisiones y que se otorguen traslados a cárceles con menos seguridad a quienes ya hayan cumplido parte de su condena.

También piden programas especiales de reintegración para pandilleros liberados, la creación de cooperativas, micro y pequeñas empresas para sus miembros y becas de educación superior para sus hijos, según el medio digital.

Bajo el gobierno de Bukele, el número de homicidios se ha desplomado a niveles históricos, inferiores a los de la tregua que el gobierno del expresidente Mauricio Funes estableció con las pandillas entre 2012 y 2014. En 2018, antes de la victoria electoral de Bukele en febrero, El Salvador promediaba 9,2 homicidios diarios. La cifra cayó a 6,6 por día en 2019. Este año, el país está promediando tres asesinatos por día, según cifras que la Policía Nacional Civil proporcionó a VICE World News.

Los arrestos de pandilleros de la MS-13 han disminuido drásticamente durante el gobierno de Bukele, según un reporte reciente de Russia Today. Con base en datos de la Policía Nacional Civil, el reporte indicó que el número diario de detenciones de pandilleros había caído de 43 por día en 2018 a un promedio de 25 por día este año.

Días antes de que Bukele asumiera el cargo el 1 de junio de 2019, la revista salvadoreña Factum publicó una entrevista con un líder de la MS-13 que afirmó hablar en nombre de todos los líderes de la pandilla y dijo que confiaban “en Dios y en Nayib Bukele”.

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Luis Enrique Amaya, consultor e investigador internacional sobre seguridad ciudadana, dijo que los salvadoreños rechazan en gran medida cualquier esfuerzo por negociar con las pandillas.

“En años recientes, los diferentes gobiernos y partidos políticos, aunque reconocen el poder que tienen las pandillas en múltiples comunidades y barrios, se han resistido a asumir los costos políticos de activar canales transparentes de comunicación con estos grupos”, dijo.

Amaya cree que es porque “la sociedad salvadoreña, si tuviera que elegir, preferiría castigar a las pandillas que solucionar el problema de la inseguridad. Y ambas cosas no son necesariamente iguales. Así que cualquier posibilidad de negociación o pacto con las pandillas, o incluso un mero ejercicio de diálogo, son visceralmente rechazados por la opinión pública”.

Bukele, de 40 años, tuvo un meteórico ascenso político en El Salvador que ha sido comparado con el del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, por su prolífico uso de las redes sociales, pero después del más reciente reporte de El Faro, el presidente permaneció inusualmente silencioso durante varias horas.

El único tuit de Bukele fue una imagen de un miembro de la pandilla MS-13 capturado y aparentemente golpeado por agentes de policía, pero escribió sarcásticamente: “El ojo morado se debe a que se cayó de la motocicleta”.

A la mañana siguiente, Bukele tuiteó una frase en la que adaptó el popular meme de “No lo sé, Rick, parece falso” basado en un programa de reality TV estadounidense. El presidente escribió: “No lo sé Rick, parece Soros”. El Faro ha recibido financiación de las Open Society Foundations del multimillonario estadounidense George Soros. Los teóricos de la conspiración antisemitas y de ultraderecha a menudo invocan su nombre para insinuar la fabricación de tramas inventadas.

Más tarde, el presidente continuó tuiteando. Esta vez llamó a la publicación un refrito y dijo que ya había respondido a las mismas acusaciones que antes. “Quieren que respondamos el mismo refrito, que ya hemos respondido y que ya han publicado 5 veces”, escribió.

Óscar Martínez, jefe de Investigaciones Especiales de El Faro y uno de los autores del reporte de esta semana, dijo a VICE World News que las respuestas irónicas e indirectas de Bukele “demuestran que no tiene una respuesta articulada. Cuando este gobierno no sabe qué decir o no puede determinar una estrategia para distraer, reacciona de esta forma errática con una mezcla de silencio e indirectas”.

VICE World News buscó la respuesta del gobierno a través del secretario de prensa de Bukele, Ernesto Sanabria. Aunque los mensajes de WhatsApp enviados a su celular fueron abiertos, no respondió.