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Foto cedida por Mariana Muciño
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Amor romántico: ¿Qué es y cómo salir de su trampa?

No, no hablamos del romance. Hablamos de un modelo de amor que se trata de control y dominación.

El amor se ha asociado mucho tiempo con el dolor, pues se nos ha enseñado que cuando las lágrimas y el vacío en el pecho surgen hemos amado lo suficiente. Después de algunos corazones rotos es normal que nos lleguemos a preguntar si de verdad el sufrimiento está completamente relacionado al amor.

¿Qué es el amor?

Según la Real Academia Española de la Lengua, el amor es el “sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear.” 

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La verdadera pregunta que nos tendríamos que hacer para saber qué es el amor más bien sería: ¿Qué tipo de conductas sociales relacionamos directamente con la palabra amor? Desde que nacemos hay una socialización diferencial entre hombres y mujeres, en donde la masculinidad se asocia directamente con el poder y aspectos de la vida pública mientras que la feminidad es pasividad, dependencia y obediencia. Todo esto se ve constantemente reforzado por las instituciones más esenciales que normalmente guían nuestra vida, como la escuela o la familia.

En el artículo “Del amor romántico a la violencia de género”, las autoras Victoria Ferrer Pérez y Esperanza Bosch Fiol, nos dicen que, en general, a los hombres se les ha enseñado a socializar a través de la producción y el ámbito público. “​​Se les ha educado para que su fuente de gratificación y autoestima provenga del mundo exterior. En relación con ello: se les ha reprimido la esfera afectiva; [...] han recibido bastante estímulo y poca protección; se les ha orientado hacia la acción, hacia lo exterior, lo macrosocial y la independencia” y a las mujeres se las ha socializado para todo lo contrario, para “la reproducción y para permanecer en el ámbito privado. Y, en consecuencia, se ha esperado de ellas que sean exitosas en dicho ámbito, se las ha preparado para ello y se las ha educado para que su fuente de gratificación y autoestima provenga del ámbito privado”, concluyen.

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Aunque en los últimos años poco a poco hemos dejado de relacionar la pasividad, el cuidado y lo privado con la mujer, aún hoy en día todo lo que tiene que ver con el amor sigue siendo algo vertebral y prioritario en nuestra vida. Gracias a la socialización e internalización de esta forma de vivir el amor, la vida de las mujeres se dirige de una forma dominante al éxito en este ámbito. Lo que es realmente preocupante en esta internalización de conductas que se nos inculcan es que se nos enseña a poner antes las necesidades de nuestra pareja hombre, o como se dice comúnmente: “hacer todo por amor”. Y si estos estándares no son cumplidos las mujeres llegan a juzgarse como egoístas.

Sabemos que esta situación es terrible, pues al volcarte completamente en el amor romántico puedes llegar a la renuncia del cuidado propio, a olvidarte completamente de ti y entregarte en dependencia y sumisión a los varones. Con esto en mente entrevistamos a una psicóloga con un enfoque feminista para que nos diera respuestas.

“Desde que nacemos empezamos con (…) esta idea como lo típico de ‘si te molesta le gustas’”, nos dice Bety Sanchez, licenciada en Psicología enfocada en temas de feminismo. Ella cree que es muy importante tener una perspectiva feminista en la Psicología porque no se puede visualizar a una persona como una sola; somos sujetos porque estamos, literalmente, sujetos a muchas cosas.

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¿Qué es el amor romántico?

Cuando hablamos de amor romántico no nos referimos al romance; a los chocolates y las rosas en San Valentín. Para las autoras Esperanza Bosch y Esperanza Ferrer, se trata de un modelo de relación monógama y heterosexual con altas expectativas (mayormente inalcanzables) que pueden generar insatisfacción, frustración, sufrimiento, sanción social y desaprobación. Y como el amor romántico tiene una base patriarcal, dentro de él las mujeres están en desventaja.

Para la autora Aurora Leal, “De forma esquemática se dice que en las chicas el amor romántico viene a ser el romance de la búsqueda, entrega, fusión con la otra persona, ansiedad, compromiso. En los chicos el amor implica cierta ganancia pero no compromete aspectos nucleares del yo personal. En las chicas el amor romántico sería una forma de organizar el futuro y una construcción de la identidad personal. En los chicos el amor romántico se relaciona con la seducción, con el acceso a las muchachas”. Bajo la idea del amor romántico las mujeres tienen que darlo todo, sufrir demasiado y abandonarse a sí mismas.

El amor romántico es un modelo en el que se celebra la dependencia de las mujeres hacia los hombres.

“Desde chicas nos educan por recompensas o castigos, entonces eso lo tenemos bien interiorizado…” y pensamos que el amor que vemos en las películas es una recompensa por soportar tanto. “No sé si a ti te pasaba pero siempre preguntan cuándo te vas a casar; yo siempre dije que a los 25 con mi esposo porque hay una heteronorma muy marcada y [pensaba] que con eso iba a ser muy feliz. O sea, esa es la meta que nos inculcan de pequeñas”. De igual forma cuando se nos preguntaba qué queríamos estudiar era muy normal decir “quiero ser maestra o doctora”; esto se premia porque está directamente relacionado al cuidado. “Pareciera que las mujeres nacimos para cuidar”, nos dice Betty. Y también para depender.

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Para descifrar el amor romántico habría que pensar desde un punto de vista capitalista y patriarcal en donde ambos buscan la explotación. “Es muy claro porque entonces hay quien tiene privilegios y quien no los tiene, en este caso los que tienen el poder son los hombres y pues las mujeres son explotadas. Creo que es una zona de confort muy grande para los hombres,  y que es muy difícil salir de ella. También es un problema bien grande porque parecería que nos toca a nosotras deconstruir a los hombres, de nuevo estamos educando y si sale mal es nuestra culpa de nuevo”, reflexiona la psicóloga.

Betty nos hace unas preguntas muy interesantes: ¿Por qué hasta ahora o por qué nuestra generación se pregunta estas cosas? y ¿Por qué estas preguntas incómodas les mueve tanto a las generaciones que están más abajo? Antes no había esta constante de preguntarnos si las cosas son correctas, es por esto que el amor romántico sigue presente en nuestras vidas, porque los cambios van de poco en poco y porque el sistema capitalista y patriarcal en el que estamos necesita de personas oprimidas. “¿Cuántas dependencias tenían nuestras abuelas? ¿De dónde se agarraban?”, reflexiona la psicóloga.

La explotación afectiva, que va totalmente relacionada con estos sistemas, es latente en nuestro día a día. “¿Cuántas veces al día pensamos en hombres? Esto no es nuestra culpa, desde pequeñas se nos internaliza esta situación en la que el género masculino siempre ronda en nuestros pensamientos.” Esta es la razón por la que la mayoría de las mujeres se siente mal cuando tiene la vida resuelta laboralmente pero la sentimentalmente no; es la culpa social inculcada que se nos da desde pequeñas. 

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Pero el amor romántico también afecta a los hombres. Para Beatriz, “el hecho de tener un privilegio está presente pero de igual forma los lleva a desarrollar ideas medio extrañas que se van encadenando de hombres a hombres, ya sea por pacto patriarcal o por norma.” Estas ideas de ser el más fuerte, el más hombre, lo más masculino posible o simplemente tener el poder son conceptos sociales que agobian la mente de los hombres y les hace sentir en falta si no lo consiguen.

¿Cómo salir de la trampa del amor romántico?

Es mucho trabajo de deconstruirnos y ver cuáles son nuestras opciones a la hora de iniciar una relación. Al parecer la única forma de salir de este tipo de amor tan dañino es preguntarnos qué está pasando todo el tiempo y cuestionarnos nuestras conductas para que ninguna de las partes salga lastimada.

Se trata de hacer un trabajo introspectivo para identificar nuestras actitudes nocivas, pero también socializarlas, hablar mucho con nuestra pareja sobre lo que sentimos y trabajar a su lado para tener una relación horizontal. Lo ideal es afilar nuestro ojo crítico para poder notar cualquier señal de violencia o dominación y, siempre que empecemos a sentir incomodidad, hacerle caso a nuestra intuición y poner en palabras lo que estamos experimentando.

Para salir de la trampa del amor romántico tenemos que dejar de dar por sentado todo lo que nos han dicho que tiene que pasar cuando amamos; el sufrimiento, los celos, el control. Si no se siente bien, no está bien.