Nuevo proyecto (20)
Foto cedida por Ministerio de Turismo de El Salvador
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Surf City: un diamante a orillas del mar salvadoreño

El Salvador se convirtió en un lugar clave para el surf mundial, ¿pero cómo llegó ahí?

Según Fernando Aguerre, Presidente de la Asociación Internacional de Surfing (ISA), las olas de El Salvador son como un diamante que nadie se molestó en lustrar, hasta hace muy poco. Hablamos del país más pequeño de América Central y el único que no tiene costa con el mar Caribe. A diferencia de los otros países de Centroamérica - cuya geografía costera va de sureste a noroeste - este se encuentra de este a oeste, de cara a las olas que se originan en la costa norte de la Antártida. 

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Para llegar a la nueva meca del surf latinoamericano, donde acaban de celebrarse los ISA Surf City World Surfing Games - el certamen a través del cual clasificaron los últimos surfistas que debutaron como atletas olímpicos en Tokio 2020 - simplemente hay que manejar unos 45 minutos desde San Salvador hasta El Tunco, epicentro de este proyecto.

La franja costera salvadoreña de 321 km de largo está de cara completamente al sur con dirección angular hacia el polo sur, lo que causa que sus oleajes que recibe vengan con direcciones de entre 170° a 225°. Su geografía costera se genera a raíz del cinturón de fuego y la falla de la placa tectónica de Cocos debajo de la falla del Caribe. 

Esto genera en El Salvador una costa única con riscos, peñones y ensenadas protegidas, que es propicia para que los oleajes que se aproximan del sur formen olas de altura y forma excelente. Un oleaje para principiantes se ofrece de noviembre a febrero, y los swells para las personas más experimentadas de marzo a mayo y de agosto a octubre. 

Surf City es el plan que pretende darle mejoras y beneficios de ciudad a un área donde se practica el surf, desarrollar las playas del circuito y crear algo que se compara con proyectos como Cancún en los setentas y ochentas. La industria del surf ya genera millones en playas como la de Biarritz en Francia. Con esto en mente, Surf City busca replicar desarrollos como el de las costas de California y el Gold Coast australiano, entre otros.

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Señal de tránsito recurrente en los pueblos costeros de La Libertad que conforman el circuito de playas de Surf City. Foto: Julián Reingold

Los inicios del surf en El Salvador

Francis Hasbun, alias ‘Chute’, asesor del proyecto Surf City, explica que a principios de los años sesenta se descubrió en el país el deporte practicado en las playas de California y Florida, importado por estudiantes salvadoreños que vivían en el exterior. Los primeros en retomar la actividad fueron los clubs de natación de playa Sunzal y un grupo de ‘watermen’ de Puerto La Libertad, que se aventuraron a correr las olas más suaves de El Sunzal y La Paz.

Sobre el final de la década comienza la migración de descubridores de olas en combis Volkswagen que viajaron de EE.UU. al sur buscando aguas cálidas y olas épicas. Es así como llegan a El Salvador Craig Peterson, Bernie Baker y Bob Rotherham con Eric Penny. Esto atrajo la curiosidad de John Milius, famoso director y productor de películas de Hollywood, a filmar el mítico film Big Wednesday en 1976 en el país centroamericano. El Salvador era un destino de surf  y las melenas rubias se veían en cantidades por toda la costa.

Se viene la guerra (1980-1992) y solo unos cuantos valientes se quedan a correr las olas abandonadas y solitarias de Punta Roca K59 y Sunzal. La guerra es un periodo de pausa (aunque la zona de La Libertad solo ve 20 minutos de conflicto armado) y visitar las puntas cercanas al Golfo de Fonseca (al este del país) y a Nicaragua es imposible por los bloqueos militares, por lo que Punta Roca vuelve a vivir días desolados donde en una semana puede aparecer solo un manojo de surfistas. 

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Los que practican el surf vuelven a ser locales de cada playa y transitar en carretera de noche no es una idea, por ende la actividad entre playas se ve disminuida solo a horas hábiles. Poco a poco va surgiendo una bandada de nueva generación de la guerra donde todos se conocen, se disputan y comparten los oleajes y serán los referentes de esa década. Todo insumo deportivo de surf está sujeto a un amigo que trajo aquello del norte; aun así, la práctica del deporte crece dentro de una pequeña población que aún no entiende de qué trata ese afán de ir a subirse a las olas, y se la sigue viendo como una práctica de vagos y pelilargos.

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Uno de los tantos carteles que señalan el avance de las obras de infraestructura del proyecto Surf City en La Libertad. Foto: Julián Reingold

La paz y un nuevo camino para el surf

Por eso los noventa, con la firma de los Acuerdo de Paz en 1992, marcan una era donde resurgen eventos deportivos y el nacimiento de una etapa que realza la separación del pasado con la generación ’Momentum’ liderando el deporte internacionalmente. Un grupo de históricos fundadores, mezclado con animados jóvenes, fundan asociaciones deportivas y clubes, y se registran en la ISA, aplicando reglamentos de competencia por primera vez y formatos nunca antes usados.

Asimismo, se envía a la primera delegación y equipo a un mundial de surf en Huntington Beach, logrando enlaces con otros países latinos y generando hermandad. A raíz de esto surge el primer evento latinoamericano de la postguerra  - hubo unos cuantos eventos que contaron con participación centroamericana en el pasado 1971-1983 - que junta a los cinco países practicantes en playa El Sunzal en 1997. Panamá da continuidad el siguiente año, y así surge el primer evento latinoamericano en 1998 que da nacimiento a ALAS (Asociación Latinoamericana de Surfistas Profesionales) en condiciones épicas en Playa Punta Roca. El resto ya fue historia.

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La década del 2000 marcó una nueva dirección, una más de exploración interna entre sus playas, el nacimiento de tours operadores de surf, promoción en el extranjero de las olas y el fin del conflicto que no termina de ser el tema en los medios extranjeros. En los títulos se lee “Ve a El Salvador al surf salvaje y al Combat Surf”, aun cuando eso ya está una década atrás y quedaba en el olvido interno. Se intentó darle una nueva cara al deporte con Jimmy Rotherham como referente de surf en el Quiksilver Crossing e Indies Trader, un barco de la marca Quiksilver que reunía a los mejores surfistas del mundo y recorría las mejores olas del planeta.

Aun así, hasta ese momento ninguna institución con la capacidad de levantar al deporte aportó lo necesario para una disciplina que todavía no dejaba de ser un hobby. La apuesta turística que tiene la mayor fortaleza de venta al exterior quedó relegada a lo último en lo que se apuesta, y por 20 años el deporte va lentamente creciendo a puro empuje de los mismos locales y sus emprendedores empresarios que ven cómo lograr crear una mini industria donde solo ellos ven el potencial.

Cuando apareció la nueva apuesta del gobierno de Nayib Bukele y su emblemático proyecto de Surf City, muchos no entendieron todavía lo que ya es claro en todo el mundo: los números millonarios que mueve la industria del surf y lo que su nuevo status de deporte olímpico representa. 

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Portal de ingreso a los ISA Surf City World Surfing Games 2021. Foto: Ministerio de Turismo de El Salvador

Surfear para salir de la pobreza

Un día, cuando tenía 8 años, Bryan Pérez agarró una tabla y se mandó al mar sin imaginarse tal vez que surfeando podría terminar ayudando a su familia. Hoy es la estrella del surf salvadoreño y estuvo muy cerca de clasificar a las Olimpiadas.

Marcelo Castellanos coordina el campamento de surf Compartiendo Olas, un proyecto sencillo pero con un gran impacto en la comunidad que ya lleva varios años - con el apoyo del papá de Marcelo, Salvador, Fundación La Red y Puro Surf - haciendo campamentos para que los niños y niñas puedan ir a aprender a surfear. La idea es abrirles un panorama e inspirarles a soñar que puede haber más oportunidades que las ofrecidas por la economía informal de la construcción o la elaboración de pupusas.

Un primer grupo de niños, entre los que estaba Bryan, entrenaba en el campamento todas las semanas. Con la pandemia tuvieron que poner una pausa, pero ya están reactivando y volverán con un campamento de surf donde Bryan participará como instructor. El plan es que todos los meses puedan hacer los campamentos y darle oportunidad a diferentes niños, para formarlos con un buen mensaje.

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Cartel de promoción del proyecto Surf City, el cual cuenta con apoyo financiero de China. Foto: Julián Reingold

Si bien el surf profesional se concentra principalmente en las playas de El Tunco, a unos 15 minutos de distancia, sobre una carretera que aún carece de iluminación, se encuentra el pueblo de El Zonte. Con calles de tierra, almacenes de tablones de madera y algunos emergentes hoteles boutique, parece mentira que este lugar perdido entre palmeras y arena volcánica haya ganado relevancia mundial por la adopción del Bitcoin como moneda corriente.

Camilo Menéndez dirige el hotel sustentable Palo Verde en El Zonte, la ahora ya famosa ‘Bitcoin Beach’, y considera que el surf es definitivamente el motor del turismo en La Libertad y en El Zonte, ya que con una ola constante todo el año, tiene cualidades óptimas para el desarrollo de turismo.

Sin embargo, falta una gestión de desechos, tratamiento de aguas negras, provisión de agua potable y una mejor gestión de la energía para hacerlo más sostenible. Necesitan políticas y ordenanzas que garanticen estos pilares que fomenten y regulen la sostenibilidad. Camilo cree que no se puede llevar más turismo si no se cumple con todo esto. No hay muchas inversiones en El Zonte debido a la falta de servicios básicos, y falta mano de obra, por lo que hay que invertir en educación para los jóvenes y así mejorar la provisión de servicios en la zona.

Actualmente no hay políticas de reciclaje, de compostaje ni de separación de desechos. Falta un tratamiento de aguas residuales en la zona. Se está trabajando en un proyecto impulsado por Palo Verde y Puro Surf, pero solo ha sido impulsado por el sector privado y algunos inversionistas privados - con la ayuda de FOMILENIO, el fondo de cooperación de EE.UU. - que le han apostado a la sostenibilidad ambiental. Esperan que los turistas que lleguen de visita apoyen estas prácticas. 

A pesar de que fueron los primeros en operar con Bitcoin, están esperando entender mejor las reglas del juego. Si las reglas son claras y se permite ahorrar en lugar de tener que afrontar costos financieros, adelante. La ley que se ha votado apunta a que el sistema sea más inclusivo con la gente del sector informal que está por fuera del sistema financiero a través de la banca tradicional.

Cae la noche en El Zonte, el mar se funde con el cielo en un solo y vasto manto negro y la cálida lluvia centroamericana no hace más que acrecentar la condición de paraíso terrenal de estas playas inolvidables. El Salvador finalmente cuenta con un elemento de orgullo a nivel internacional, ya que Surf City forma parte de la ola olímpica que llegó por estos días a las costas cercanas a Tokio y luego seguirá por París-Tahití, Los Ángeles y Brisbane.