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El mundo irracional y extraño de los grupos familiares de WhatsApp

Divorcios dramáticos, padres que quieren retomar el contacto después de mucho tiempo… Los grupos familiares de WhatsApp generan situaciones de lo más estrambóticas.
2020-03-06
Photo and collage: VICE staff. 

Chloe* se trasladó al Reino Unido hace unos diez años. Había ido para estudiar, pero tras conocer a quien sería su novio (y luego su marido), terminó quedándose. Como su familia no era mucho de usar Skype, entre todos optaron por crear un grupo de WhatsApp para seguir en contacto.

La relación de Chloe con su familia era un poco tensa debido a sus diferencias en temas políticos. Muchas veces consultaba el chat sin escribir nada, intentando evitar conflictos cuando los demás compartían cosas con las que no estaba de acuerdo. Pero un día leyó algo que no pudo ignorar.

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“Normalmente me callo”, me cuenta por email. “Sin embargo, no fui capaz de morderme la lengua cuando leí lo que habían dicho sobre los migrantes y les eché la bronca”.

La cosa no fue bien. “Mi hermano me dijo que me fuera a la mierda”, que se avergonzaba de que yo formara parte de la familia. Mi hermana le dio la razón y mis padres no se pronunciaron”, añade. “Y a continuación me echó del grupo”.

Los grupos familiares de WhatsApp son un fenómeno moderno de la era digital, en la que la comunicación es más fácil que nunca gracias a la mensajería instantánea. Antes, este tipo de chats era dominio exclusivo de amigos de instituto o de los miembros de un equipo de fútbol. Sin embargo, ahora también se han unido al carro las familias. Además, te ahorras el esfuerzo de tener que visitar a tus padres o, Dios te libre, llamarlos por teléfono.

Por lo general, el grupo familiar de WhatsApp te acerca a tu familia, aunque a veces tengas que aguantar ciertas cosas (por favor, papá, no más vídeos de fútbol). Pero para algunos, esta plataforma solo sirve para empeorar unas relaciones ya de por sí complicadas con la familia.

Esa fue la experiencia de Chloe cuando su hermano aprovechó sus diferencias para quitarla del grupo. “En mi familia nadie contactó conmigo, hasta que lo hizo mi padre, como una semana después para hablar de otra cosa”, dijo Chloe. “Intenté hablar con él del tema y le dije que esperaba una disculpa, aunque mi padre no hubiera tomado parte. Me dijo que si quería que me volvieran a incluir en el grupo, él podía pedírselo a mi hermano. Me negué. Desde entonces, no he hablado con ninguno de mis hermanos y mis padres siguen fingiendo que no ha pasado nada”.

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Chloe cree que WhatsApp ha provocado una ruptura en la comunicación con su familia. “La relación no iba muy bien antes, pero ahora hay aún menos comunicación y ya no sé cómo les va la vida. Todavía estoy molesta por lo que pasó”.

Está claro que los grupos de WhatsApp pueden exacerbar las tensiones familiares. Pero para quienes tienen buena relación con sus parientes, también pueden llegar a ser de chiste.

“Mi tía creó un grupo para anunciar que se divorciaba de mi tío”, me explicó Leila Thompson. “En el grupo solo había gente de la familia de él, y ella lo hizo sin decirle nada y mientras estaban los dos de vacaciones. Ella escribió un mensaje del estilo “Solo quería deciros que X y yo nos vamos a divorciar. Ha sido horrible y él también lo ha sido”.

¿Cómo reaccionó la familia? “Una persona usó un montón de emojis llorando”, dijo Thompson, “lo cual no me pareció nada apropiado”.

Nazneen Jassat me cuenta que varias mujeres de su familia crearon un grupo como respuesta al que habían creado los hombres.

“Lo sacaron como rebelión contra el grupo solo para los hombres”, me explica por teléfono. “Las mujeres se enteraron y decidieron crear otro grupo en el que incluyeron a sobrinas, primas y tías de todo el mundo”.

El grupo empezó como una broma entre las mujeres de la familia de Jassat, pero al final sirvió como plataforma en la que se apoyaban mutuamente. “Siempre puedes acudir a él porque sabes que tus tías y primas estarán ahí para echarte un cable”, señala. “El grupo puede que dé un poco de repelús, pero al menos sirve para apoyarnos”.

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Fue de gran utilidad especialmente para sobrellevar la pérdida de un miembro de la familia: “Hemos perdido a unas cuantas personas en la familia, gente muy cercana”, dice Jassat. “La muerte de la madre de mi prima fue un momento muy trágico, y el chat sirvió para darnos ánimo entre todas, tanto por WhatsApp como en persona”.

Pero ¿qué ocurre cuando tu “familia” no encaja del todo en las convenciones?

PB vivía en casa de sus padres, ayudando a cuidar de su hermanastra enferma, cuando vio que la habían añadido a un grupo de WhatsApp. Cogió el teléfono y vio que lo había creado su padre biológico, con quien no había hablado prácticamente en años. En el grupo estaban su nueva mujer y uno de los hermanos de PB, pero no el otro, a quien su padre biológico había desheredado.

“Lo primero que pensé fue: ¿Cómo cojones te crees con derecho de tener un grupo de WhatsApp familiar?”, me cuenta por teléfono PB. “Hace dos años que no me diriges la palabra. Si ni siquiera tengo un grupo de WhatsApp con mi familia de verdad”.

A PB le costó mucho emocionalmente asimilar el chat familiar de su padre biológico y estuvo varios días tocada. “Cada vez que aparecía un mensaje del grupo, me quedaba hecha polvo una semana”, explica. “Estuve mucho tiempo en él porque no sabía qué hacer y habría quedado muy raro irme sin más. Pero también era violento porque nunca contestaba. Solo me limitaba a observar desde un rincón”.

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Por muchos beneficios que tenga la mensajería instantánea, la tecnología no puede resolver los problemas de relaciones de la vida real. De hecho, apoyarse en la comunicación digital incluso puede hacer que nos sintamos más distanciados de la familia, en caso de que esos chats empiecen a sustituir a las interacciones en persona.

Al final, el chat “familiar” de PB le sirvió para darse cuenta de que tenía que hacer algo respecto a la relación con su padre. “El grupo al final se disolvió”, dice PB, “y yo me puse en contacto con mi abuela y decidí desheredar a mi padre”.

“En cierto modo, el grupo de WhatsApp me ayudó a darme cuenta de que, cada vez que mi padre me decía algo, me sentía mal”, concluye.

*Se han cambiado los nombres.

@RubyJLL