El fotógrafo luxemburgués de 27 años Sebastiaan Franco pasó dos años viviendo con unos trotamundos irlandeses en Finglas, a las afueras de Dublín. Esta comunidad de antiguos nómadas son originarios de Irlanda pero también viven en el Reino Unido y Estados Unidos. Solían trabajar como temporeros en el sector de la agricultura, si bien en los últimos años este tipo de trabajos ha ido disminuyendo cada vez más. A causa de esto, el Gobierno irlandés ejerció presión para asimilarlos bajo la ley de vivienda de 1998, que los obligaba a asentarse en zonas periféricas como Finglas.
El interés de Franco por los nómadas irlandeses, una comunidad muy cerrada que ha sido víctima de prejuicios, lo llevó a Irlanda para documentar sus vidas. Al principio, el fotógrafo fue recibido con suspicacia, hasta que un día lo invitaron a una de las caravanas de la familia. “Empezamos a beber sidra: una, luego dos y tres”, explicó. “Al día siguiente, desperté en otra caravana con la peor resaca de mi vida. A partir de ese momento, me convertí en uno de ellos”.
En un pub local
Franco dijo que los nómadas llevan “una vida de extremos”, en la que no les suelen ocurrir muchas cosas, pero cuando montan una fiesta, lo dan todo. La comunidad se rige por una serie de normas sociales internas. Por ejemplo: las peleas a puñetazos son un modo habitual de resolver las diferencias entre familias. Son combates con muchas reglas y que se suelen grabar en vídeo para evitar que surjan más disputas posteriormente. A menudo se considera que estos nómadas infringen la ley, aunque Franco insiste en que muchos acaban en prisión simplemente porque el sistema jurídico los discrimina. “Se encarcela a estas personas por motivos por los que cualquier otro ciudadano solo cumpliría servicios comunitarios”, señaló.
El fotógrafo se sintió arropado por las familias de nómadas. Intimó especialmente con el tío Paddy, uno de los hombres a los que conoció en su primera noche de borrachera. “Quiero mucho a ese señor”, dijo. “Si algo le pasara, no sé qué haría”. Cuando se fue, decidió publicar sus fotos en un libro titulado Anásha. El título fue idea de uno de los nómadas. Es una palabra en su idioma, el shelta, y significa “presta atención”.
Sigue bajando para ver más fotos del libro.
Tío Paddy
Martyboy, uno de los primeros nómadas que Franco conoció
Cherish el día de su boda. Los nómadas suelen casarse muy jóvenes, a veces incluso en su adolescencia
Las peleas a puñetazos tradicionales tienen sus normas. Los combatientes tiene hasta seis meses para prepararse. Cada uno escoge un árbitro y acuerdan la elección de un tercero
La noche de las hogueras, una tradición irlandesa de Halloween
El parque Avila, en Finglas
Big Davis y Bulls Paddy
La comunidad en un funeral. La mayoría de los nómadas irlandeses son católicos
Las damas de honor Dina, Louise y Katelyn
La caravana de Davy Handsome
Johnny Keenan
Se celebra una comunión católica con limusina incluida. De izq. a dcha.: Charlie, John, Eileen, Michael James y Patrick
Paddy con su pistola y unos amigos
Un joven lleva chatarra de cobre. Muchos nómadas se ganan la vida vendiéndolo
El parque St. Joseph, en Finglas
Este artículo se publicó originalmente en VICE Bélgica.