Por segunda vez en el año, los bogotanos pasamos medio día sin poder usar nuestro mayor karma y anhelo: el carro. Más allá de la polémica generada por gremios como el de los comerciantes y el de las estaciones de servicio, quienes aseguran que la medida le genera millonarias pérdidas a sus multimillonarios negocios, el Día Sin Carro es un experimento social interesante que revela mucho acerca de los bogotanos y como nos comportamos.