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Cultură

Soy un fetichista de la menstruación

En internet las bragas manchadas de sangre y los tampones usados se venden por kilos. Después de publicar un anuncio en un foro, recibí un mensaje privado de un hombre que aceptó hablar conmigo sobre su pasión.

Ilustraciones por Pierre Thyss

La señora Alleau era la enfermera de mi escuela. Tenía cabello corto, gafas gruesas y hablaba en voz muy alta. Cada vez que teníamos cólicos menstruales fuertes, nos íbamos con ella a la enfermería para que los chicos no se dieran cuenta. Cuando nos abría la puerta, gritaba: "¡No hay de qué avergonzarse, es normal! Estás menstruando, dilo en voz alta". Nos daba mucha vergüenza, pero tenía razón. La señora Alleau era feminista, pero no lo sabíamos porque apenas teníamos 15 años.

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Han pasado quince años y las cosas no han cambiado mucho, que digamos. Todas mis amigas se sienten sucias, poco deseables y se quieren morir durante esa maldita semana. Le decimos a nuestros colegas que estamos "indispuestas" para justificar nuestros cólicos y la sensación de que tenemos los senos a punto de explotar. El cuerpo de las mujeres sigue siendo un misterio para los hombres.

Pero no es su culpa. Están muy mal informados. De hecho, un amigo me confesó que cuando era adolescente, creía que la sangre menstrual era azul. ¡Azul!

Por eso a algunos hombres les interesa muchísimo la regla, tanto que para algunos se ha convertido en un fetiche. No me refiero a los que van de liberales por decir que no les importa practicar sexo cuando su pareja tiene la regla. Me refiero a los que les excita la menstruación y que compran compresas y tampones usados por internet.

En la página culottesale.buzzodrome.org, las bragas manchadas de sangre y los tampones usados se venden por kilos. De hecho, los fanáticos exigen detalles de los productos para asegurarse de la "intensidad del olor" y el "nivel de imbibición" antes de sacar su tarjeta de crédito.

Después de publicar un anuncio en el foro Doctissimo, recibí un mensaje privado de Éric [no es su verdadero nombre], un hombre de 32 años de edad que dirige un gran equipo de ventas al detalle. Aceptó hablar conmigo por correo y luego por teléfono para contarme más sobre su pasión.

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VICE : ¿Cuándo te empezó a gustar la sangre menstrual?
Éric : Cuando era niño veía anuncios de compresas por la tele, aunque la primera vez que me interesó el tema fue en la pubertad. En esa época hurgaba en las papeleras de casa para ver si encontraba compresas de mis hermanas o de mi madre. La atracción fue inmediata. Lo que más me gustaba era saber que se trataba de una cosa exclusivamente femenina e íntima salida de lo más profundo del cuerpo de una mujer.

Pero no se lo podía contar a nadie. No porque fuera algo "sucio", sino porque sabía que la gente no lo iba a entender.

¿Se lo dijiste a tu primera novia?
Con mi primera novia estuve desde los 17 hasta los 24 años y siempre supo sobre mi fetiche. Nunca he tenido una relación tan intensa como esa, ni siquiera con mi esposa. Cuando nos conocimos éramos muy jóvenes y aún éramos vírgenes. Aprendimos sobre el sexo juntos y nunca poníamos límites. La sangre menstrual era un afrodisiaco para nosotros. Por suerte, mi exnovia era muy abierta en ese tema y no le incomodaba tener relaciones durante su periodo. Después de que terminamos, tuve una amiga con derecho a roce pero solo le dije que no me molestaba tener relaciones cuando tenía la regla.

¿Tu mujer conoce tu fetiche?
Se lo dije poco a poco. De hecho, empecé diciéndole de broma cosas como: "¡Soy un vampiro sediento de sangre!", para ver cómo reaccionaba. [ Risas]. Mi esposa tenía infecciones vaginales con frecuencia y estaba todo el tiempo en el ginecólogo. Un día me senté a hablar con ella. Le aconsejé que dejara de utilizar tampones porque provocan infecciones. Al principio le sorprendió que supiera tanto sobre ese tema. En ese momento le confesé que la menstruación me excitaba. Estaba impactada pero no molesta. Supongo que fue un alivio saber que podía compartir conmigo algo tan íntimo.

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¿Has hablado de esto con tus amigos?
No, nunca se lo he dicho a ningún hombre, ni siquiera a mi mejor amigo. Aunque no lo creas, los hombres son más discretos que las mujeres en lo que respecta a su vida sexual. Además, no me gusta presumir de mis logros. Por suerte, hay muchas personas como yo en internet con las que puedo hablar sobre sexo sin temor a que me juzguen. Incluso en los foros de Doctissimo hay personas que se horrorizan cuando se enteran de que me excita la menstruación y dicen que "eso no se hace" o que es una "perversión".

¿Por qué crees que este tema es un tabú?
Es un tema que no se toca en sociedad. Si hablas de ello en público, te ven como un bicho raro. Qué lástima que no entiendan por qué me fascina tanto la menstruación y la complejidad del cuerpo femenino. La regla es una señal de buena salud (y la ausencia de esta indica enfermedad). Además, sin la menstruación no sería posible dar vida a otro ser humano. La regla es la esencia de la feminidad. Es algo que los hombres, ya sean homosexuales o heterosexuales, no van a entender jamás.

¿Y cómo satisfaces tu fetiche? ¿Alguna vez has comprado un tampón usado?
Me encanta oler las compresas usadas, me encanta el olor, es mi droga. Sé dónde comprarlas en internet. Lo que más se vende en estas páginas es ropa interior usada. Aún no he comprado nada, pero tengo muchas ganas. Seguro que a muchos les perturba este negocio, pero yo no tengo ningún problema. Todos salen ganando.

¿Qué va a pasar cuando tu esposa llegue a la menopausia? ¿Te preocupa?
Sí lo he pensado, pero desde otro punto de vista. Lo que me preocupa es el embarazo. Cuando queramos tener un hijo, voy a estar nueve meses sin disfrutar de la menstruación de mi esposa, pero no me molesta porque vale la pena. También sé que cuando deje de menstruar para siempre se va a perder un elemento muy fuerte de nuestra sexualidad. Sé que con el tiempo vamos a evolucionar juntos y espero que podamos encontrar otras opciones.

¿Y cómo es el sexo? ¿No es un poco gore tener relaciones en un mar de sangre?
Cubrimos la cama con toallas. A veces la sangre se cala hasta las sábanas pero no me molesta porque la limpieza también es parte del ritual. Me encanta hacerle sexo oral en esos días del mes. Todavía le incomoda un poco esa parte, pero para mí es como estar en el cielo. Cuando tiene el periodo, se excita mucho más y es más desinhibida.

El olor de su sexo me embriaga, igual que el de las compresas usadas. A mi esposa le gusta terminar nuestros encuentros sexuales masturbándome con la compresa que acaba de usar o con su ropa interior. Yo también tengo mis gustos en ese ámbito. Hay compresas que son mucho mejores que otras.