FYI.

This story is over 5 years old.

la jericalla

La güerita de la calle

Lo que uno se encuentra en el pinche feisbuc.

Dice mi amigo, el sociólogo Martín Mora, que en el país del facebook predominan la estupidez y los prejuicios —y no se refiere precisamente a personas o grupos tradicionalmente carentes de la dotación normal de neuronas, como los neonazis, los ultraderechistas cristianos, los islamistas radicales, las fuerzas vivas de Morena y otras especies que avergüenzan a la humanidad. Sobran las muestras de que la sinrazón también campea entre la gente “normal” y políticamente correcta.

Publicidad

En las grandes ciudades mexicanas —entremos en materia— hay miles de niños que viven o trabajan en la calle pidiendo limosna, haciendo malabares o vendiendo chicles y chuchulucos, todos ellos expuestos a la violencia, las enfermedades y el abuso de las autoridades. Muchos de ellos han escapado de sus hogares y otros hacen esas labores en compañía de familiares.

Por si aún no lo saben, el pasado 18 de octubre alguien —bueno, un egresado de la Universidad de Guadalajara que responde al nombre de Germán Álvarez— puso en su muro la fotografía que acababa de tomar de una niña que vendía chicles o se limitaba a pedir dinero en las calles de Guadalajara —¡Ah, Guadalajara, tan piadosa!—, pero no porque el susodicho sea un artista de la cámara o reportero de algún diario. No, el pelmazo tomó la foto de la pequeña porque le llamó la atención que fuera rubia y de ojos claros… ¡Cómo una rubiecita anda en la vía pública sobreviviendo como lo hacen miles de… de morenitos! El tipejo acompañó la imagen con un texto que dice: “Hace varios días que tomé esta foto, esta niña se llama Alondra y la tienen vendiendo dulces y chicles en la esquina de Av. Vallarta y Niño Obrero, justo afuera de la Cámara de Comercio, lo extraño es que sus ‘papás’ son morenos, tienen a varios en ese mismo crucero y ninguno se parece, ya me comuniqué al DIF y a la Procuraduría donde me dijeron que es necesaria la denuncia de los familiares para poder proceder, así que les pido que difundan esta foto para ver si alguien la reconoce, ya le trasquilaron el cabello y quien (sic) sabe que (sic) otras cosas le han hecho o le puedan hacer asi (sic) que por favor DIFUNDAMOS ESTA FOTO…—”.

Publicidad

En pocas horas la fotografía fue reproducida por más de cien mil usuarios y desencadenó comentarios encontrados. Por supuesto, los que tienen el mismo coeficiente intelectual del ex universitario expresaron el mismo “razonamiento”: es de cabello dorados, no se parece a sus padres ni a sus hermanos, todos de piel morena, ergo fue robada y es obligada a trabajar. Los más sensatos —que los hay en las redes sociales— acusaron de racista a Álvarez y le recriminaron que, de haber sido prietita y de rasgos indios, jamás habría sacado la cámara ni la preocupación. La acción de este tipo —con el que comparto dos “amigos” en Facebook, en realidad no tan amigos— provocó que las autoridades de la Procuraduría de Justicia de Jalisco retuvieran a Lesly Alondra —y a uno de sus hermanitos— hasta que sus padres demostraran el parentesco, lo que hicieron con el acta de nacimiento. Mientras tanto se practicaron pruebas de ADN a la madre y a la pequeña, con lo que pudo probarse el vínculo sanguíneo.

Mi amigo Martín Mora publicó en su muro algunas reflexiones en torno a este penoso caso y la irresponsabilidad y el racismo de una persona con estudios “superiores” —como no soy amigo de éste no pude averiguar qué carrera estudió en la UdeG—, así como la no menos vergonzosa reacción de las autoridades, tan racistas y prejuiciosas como el udegeísta. Mora le reprocha a éste no haber averiguado “con los padres de la niña, supuestos o no, antes de lanzar esta cadena de agravios contra una niña y su familia. […] Es impresionante la rapidez con que la gente feisbuquera reacciona a lo tonto y sin reparar, antes que nada, en que no sólo es injusto sino incluso ilegal poner la foto de una niña, sin autorización, en estas redes sociales, tan repletas de estupidez y falta de juicio”.

Una de las mejores respuestas al infame llamado del señor Germán fue el de Margarita Malacón, que transcribo: “Increíble, le quitan su hija a una chava que pide limosna desde hace cuatro años en Lázaro Cárdenas, y sé bien el tiempo pues ella estaba embarazada al mismo tiempo que yo y tuvo a su bebé güerita, y por ser güerita un tipo pendejo racista denunció a la mamá por secuestro”. Y le recuerda al bastardo: “M’ijo, no toda la gente ‘bien’ es güerita”.

La pequeña fue devuelta a su familia, que pasó un largo trago amargo. Hace días que no paso por el cruce de Vallarta y Niño Obrero, aunque espero que esa familia ya no trabaje ahí. En cuanto a las autoridades… ¿habrían respondido con tal presteza si la niña hubiera tenido la piel canela y lo ojos negros como capulines? ¿No deberían haber reprendido al ex universitario Germán Álvarez por racista, imprudente y por haber causado un agravio imperdonable a esas personas, solamente por ser pobres, morenos y con una hija güerita? Y los feisbuqueros… ésos tampoco tienen remedio.

Más de La Jericalla aquí.