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david contra goliat

De trabajar en el McDonald's a ser favorito para la medalla olímpica

Hace un año, Boris Berian estaba sirviendo Happy Meals; ahora es la mayor amenaza de David Rudisha en la final de los 800 metros de los Juegos Olímpicos de Río 2016.
Imagen vía Youtube

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En 2014, Boris Berian trabajaba en el McDonald's. A su familia le preocupaba que aparcara sus sueños y pasara el resto de su vida preparando Happy Meals. Dos años más tarde, sin embargo, le espera la pista de los 800 metros en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.

Llegar a los JJOO no ha sido fácil. En el camino ha tenido que superar a los rivales en la pista, y luchar y derrotar a una compañía multimillonaria que inició una cruzada para aplastar su trayectoria.

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Todo comenzó cuando Boris vio a su hermana mayor destacar en varias carreras de velocidad en Colorado. Ella tenía un gran talento y eso le inspiró. A los doce años empezó a imitar a su hermana y pronto se notó que él también tenía un don a la hora de correr. El pequeño de la familia registró en el instituto algunas marcas que algunos velocistas olímpicos envidiarían… y con el paso del tiempo se centró en los 800 metros, su prueba fetiche.

Copped some sweet kicks for the summer mileage @borisgump800 @Nike #FreeBoris pic.twitter.com/uP2hJDz97j
— Matt Montgomery (@mattmonty95) June 6, 2016

Durante su primer año en la Adams State University ganó dos títulos consecutivos. Parecía que nada se podía interponer en su gran futuro, pero Berian nunca fue muy amigo de seguir las normas y eso, sumado a sus malas notas, provocó su expulsión de la universidad en 2014.

Decidió concentrarse en el atletismo y en ganar algo de dinero para poder viajar a las competiciones. Dejó el uniforme escolar y lo cambió por un polo rojo y una gorra… de McDonald's. Sus padres ya veían cumplidas la peor de las pesadillas: un chaval con estudios y talento atlético que acabaría desposeído de dos pilares fundamentales de su existencia.

Durante meses, la vida de Berian se centró en explicar qué tipo de hamburguesas vendían, preparar cafés por la mañana y discutir con clientes porque no podía darles más salsa. Mientras tanto soñaba con sus éxitos en el tartán, pero su trayectoria profesional era totalmente una utopía.

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Berian ganando la prueba de los 800 metros en el Mundial Indoor de 2016.

A pesar de todo siguió entrenándose en solitario en una pista de barro… pero casi no competía. Esos meses vivió con un amigo y se ceñía a una rutina fija: un turno de mañana en McDonald's, descansar, entrenar, comer y dormir. Así pasó muchos meses.

Hasta que Carlos Handler, director del Big Bear Track Club, un club para jóvenes talentos que quieren entrenar bajo las órdenes del doctor Joe Vigil, se puso en contacto con él después de darse cuenta que trabajaba en una cadena de comida rápida y que no formaba parte de ningún club de atletismo.

All smiles after a killer 4x800m session. Last interval in 1:56 #teamNB #Rio2016 pic.twitter.com/uXRw8cINRs
— BigBearTC/NewBalance (@BigBearTC) July 27, 2016

Los pesados entrenamientos motivaron a Berian y le ayudaron a seguir adelante a un ritmo muy competitivo. En 2015 mejoró varias veces su récord personal y empezó a notar el entusiasmo del mundo del atletismo: era una joven estrella y nadie sabía dónde estaba su techo.

Participar en la IAAF Diamond League de Nueva York marcó su destino. Allí se enfrentó a los mejores, incluyendo a David Rudisha, el rey keniata de los 800 metros que posé seis de los diez mejores tiempos históricos en esta distancia.

Berian causó sensación al terminar segundo por detrás de Rudisha. El estadounidense corrió en 1.43,84, su cuarta mejor marca de la temporada —que mejoraría de nuevo un mes más tarde— y posteriormente logró ser el cuarto mejor atleta en los ránkings mundiales de los 800 metros. De repente se encontró entre los favoritos a la medalla olímpica.

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En 2016, los problemas fuera de la pista estuvieron a punto de costarle el sueño olímpico al no querer renovar un contrato de patrocinio con Nike.

Para sorpresa de Nike, Boris firmó con New Balance. El atleta argumentó que su nuevo patrocinador le pagaría más, pero la cantidad era la misma. El quid de la cuestión era que Nike tenía una cláusula que le hacía perder dinero si no cumplía una serie de requisitos.

Nike amenazó con demandar al velocista —debido al "daño irreparable" que causaría la salida de Berian—, una táctica que utilizan con frecuencia para meter el miedo en el cuerpo a los atletas. Berian, sin embargo, dejó claro que seguiría adelante sin importar las consecuencias.

Su agente inició una campaña llamada Free Boris, con el objetivo de recaudar 25 000 dólares paran cubrir el coste de la demanda. Mientras tanto, a Berian le obligaron a correr con la ropa de su antiguo patrocinador.

Poco a poco el público se volvió contra Nike, y es que no es la mejor campaña de publicidad que una empresa multimillonaria demande a un joven atleta que llegó a depender del salario de una cadena de restaurantes de comida rápida. Nike vio que amenazar a Berian le había provocado muchas más pérdidas que dejar de patrocinarlo y retiró la demanda envuelta en un manto de vergüenza.

De repente, Boris, se había convertido en un símbolo para los atletas y una prueba fehaciente de que podían valerse por sí mismos.

En poco más de dos años Berian ha dejado de trabajar en la restauración a ser uno de los atletas con más posibilidades de llevarse una medalla a casa, además de convertirse en un héroe para sus colegas en el mundo del atletismo.

La gran pregunta es si podrá ganar a Rudisha. Parece casi imposible, pero no hay que descartar nada. Desde luego, no sería la primera vez que David vence a Goliat.

Sigue al autor de este artículo en Twitter: @micheldoodeman