El estudio del escultor italiano Alessandro Boezio es como un desguace donde se desarman las extremidades de esculturas humanas. Sus trabajos, grotescos a la vez que cautivadores, muestran desde piernas que salen de una mano, hasta bocas fumando cigarrillos desde un muro y un pequeño ejército de brazos sujetando móviles. Las obras están hechas de arcilla y fibra de vidrio, pero dan la impresión de que van a convertirse en carne y hueso en cualquier momento.
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