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Sexo

Mi tarde en una orgía bisexual en un sauna al sur de Londres

La fiesta Bi Bi Baby no fue exactamente lo que esperaba.

Kully —un joven asiático desnudo excepto por un vaso balancea de manera estratégica para cubrir su entrepierna— no paraba de hablar.

"Las mujeres tienen todo el poder del mundo. Tienen los mejores empleos, todo. Yo trabajo en la industria farmacéutica. ¿Sabes cómo conseguí mi último trabajo? Todas las noches de mi vida como chica esperé afuera de las instalaciones de la empresa, vestida como mujer. Le dije que mi novio necesitaba un trabajo, obvio mi novio era yo", dijo y soltó un suspiro.  "Bueno, después de que complacerlo me dio su número. Lo llamé al día siguiente y logré programar una entrevista. El día de la entrevista llegué vestido como hombre, ¡y conseguí el trabajo! ¡Un contrato de tres meses!".

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¿Y no se dio cuenta de que eras la misma persona que la chica que le había hecho un oral, solo que con diferente ropa?

 "No, nunca se enteró. Pero no había manera de que hubiera tenido ese trabajo si no lo hubiera conocido primero como una chica. Las hembras son todas poderosas en esta sociedad".

Es una noche de jueves lluviosa en Kennigton, al sur de Londres, y estamos en Bi Bi Baby, que aparece en Internet como "la fiesta bisexual mensual, evento principalmente para chicos y chicas que gustan de chicos y chicas. Pero cualquiera es bienvenido siempre y cuando sean bi, amigables y respetuosos con las personas y el lugar".

El recinto del que hablo es The Locker Room, un sauna gay ubicado en una zona residencial y muy elegante de Kennington. Más allá de la cuadra de mansiones altas georgianas y la apariencia rústica del bar, su letrero llamativo monocromático y sus ventanas oscurecidas son poco congruentes con la naturaleza del lugar.

Decidí asistir porque necesitaba saber cómo se ponen las fiestas bisexuales nudistas, y si en realidad se convierten en orgías decadentes. El evento estaba programado para empezar a las 6:30 PM, probablemente para atraer a la gente que sale del trabajo, pero yo no pude llegarhasta las 9 PM. Al llegar, me saluda un sujeto desnudo bastante amigable en la recepción que, a pesar de su arete en el pezón, se ve como un personaje de Brideshead Revisted.Pago las 20 libras esterlinas para entrar y enseguida me entrega una toalla negra y me pregunta si ya había venido antes. Cuando respondo que no, me abre la puerta eléctrica y me da un resumen de donde está todo frente a un grupo de chicos, chicas y chicas trans, la mayoría desnudos o en toalla. En la parte de arriba hay un espacio con sauna para cotorrear, en medio está el cuarto de vapor y los cuartos oscuros están en el sótano. No puedo evitar pensar que es como el inicio de esas películas de cárcel  donde los guardias hacen que el protagonista desfile antes de que los otros presos lo destrocen.

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Y no es que Bi Bi Baby sea intimidante. Todo lo contrario: la atmósfera es tranquila y amigable. Lo  decepcionante es la proporción hombre/mujer. Cuando llegué, había solo tres mujeres y dos trans parranderos. Probablemente había cerca de 20 chicos. Se suponía que era una fiesta bisexual, entonces, o los números estén seriamente fuera de control o las chicas van a quedar agotadas al final de la noche. O tal vez solo llegué muy tarde. Dave, el organizador, me dice que el lugar estaba lleno a las 7PM.

Dicen —normalmente las personas que no conocen nada mejor— que los bisexuales son codiciosos, que quieren lo mejor de dos mundos. Por lo visto, también son impacientes, ya se van en cuanto se vienen.

Me siento junto a Dora, una mujer corpulenta de casi cincuenta años de edad, que está viendo una película porno con Chantelle, una chica trans francesa con un vestido de látex.

 "Guau, eso no me lo esperaba",  dijo.

En la pantalla, una mujer con un permanente feo tipo Bonnie Tyler en la década de los 80 muestra su gigantesco pene.

Le pregunté a Dora si conocía otros lugares así

 "Ah, sí. Tengo esposo, un novio y una novia, y me gusta complementarlos, así que tiene sentido".

¿Cómo entraste a la escena?

 "Mi esposo se enfermó y ya no puede tener sexo pero me dio su bendición. Vengo una vez al mes y me quedo con mi novio".

"Así. Chúpamela. Buen chico. Vacía esas bolas," dice en tono poético mientras acariciaba la cabeza su acompañante.

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En el piso de abajo,  suena "Hideaway" de De'lacy's y otras canciones horribles de los 90 en unas bocinitas. La luz azul ilumina la melancolía, que es casi impenetrable con todo el vapor. La gente desnuda da vueltas en el pasaje del laberinto subterráneo, viendo y esperando. Hay envolturas de condones por todos lados. En un anaquel afuera del sauna hay una botella de cloroxilenol. Me acerco al cuarto de vapor. Ahí, alguien, que no puedo distinguir, está dando placer a un hombre velludo de mediana edad, mientras otras cuatro personas los observan de pie.

"Así. Chúpamela. Buen chico. Vacía esas bolas," dice en tono poético mientras acaricia la cabeza de su acompañante.

En el sauna, Kully —a quien claramente le gusta platicar— sermonea otra vez a una multitud de chicos semi interesados.

"Tienes que aprender a seducir como una chica", explica. "Es todo un arte. Está en cómo hablas, cómo te mueves. Es por eso que, en India, hay  jerarquías entre los transexuales. Los más grandes deben enseñar el Kama Sutra a los jóvenes y explicar cómo funciona".

Todo eso está bien, pero me pregunto si la supuesta ética bi de la noche se ha perdido ahora que parece una fiesta gay. Aparte de una mujer rubia atractiva con enormes pechos que se metió en uno de los cuartos privados con su pareja, no he visto más acción entre hombre y mujer. Hasta Vern y Melissa – que conocí en el Club 487, el nuevo cine porno, y que son famosas entre la comunidad swinger – parecen haber ido únicamente a platicar.

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Dave, el organizador de la fiesta desde hace seis años, es optimista.

"Tienes que llegar temprano," dice. "A la gente le gusta venir, hacer sus cosas e irse. Algunas veces tenemos hasta 90 personas aquí".

Son casi las 11PM, y por fin comienza una escena bisexual de las que te promete el lugar, en una pequeña alcoba contigua en la zona para cotorrear, bajo la luz de una película porno en pantalla HD. Un chico negro bien dotado se está cogiendo a Dora, que gime de placer mientras da sexo oral a otro hombre.

A lado de ellos, Kully se acuesta para acomodar a un apuesto hombre marroquí, mientras otros hacen fila y juguetean impacientemente con los condones. Chantelle le hace un oral a uno de ellos para no sentirse excluida. Me sirvo café (las bebidas calientes y el jugo de naranja son gratis) y me quedo parado mirando un rato junto al doble de Francis Bacon, que tampoco participó en la acción. Dave se voltea y guiña orgulloso. Por fin la fiesta se está prendiendo.

"A veces ponemos las noticias", dice el chico de Brideshead cuando estoy por salir, y señala el "porno transexual" omnipresente en la pantalla arriba de su escritorio.

A diferencia de un empleo en una fábrica de chocolate, las cogidas infinitas excesivas deben volverse aburridas después de un rato, aun para los más entusiastas. Pero a juzgar por los chillidos y gemidos que suenan mientras conforme camino hacia el frío, los invitados de Bi Bi Baby no parecen estar satisfechos, al menos no todavía.

*Se cambiaron todos los nombres.

@johnlucas_esq