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Salud

Diez preguntas que siempre quisiste hacerle a un agorafóbico

"Creo que ser agorafóbico es un poco como estar jubilado".
Niccolò Carradori
Florence, IT
Foto: S Kahn vía | CC BY 20

Una verdad eterna sobre la agorafobia es que resulta difícil encontrarse con alguien que sufra de ella. En casos extremos, los afectados pueden experimentar ataques de ansiedad y dolor físico cuando están en espacios abiertos o rodeados de gente, por lo que prefieren quedarse en sus casas, aislados del mundo.

Davide tiene 32 años, es de Florencia (Italia) y lleva viviendo diez años solo en un apartamento. Sale de su casa únicamente para comprar pan porque estar afuera lo paraliza y lo aterra. Hablé con él para que me contara cómo es vivir con eso.

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VICE: ¿Cómo empezó tu miedo? 
Davide: Desde que era niño me incomodaban los estímulos de los espacios abiertos. Las multitudes, los ruidos y las luces muy brillantes me provocaban un dolor casi físico. En mi adolescencia fui a fiestas y discotecas y me divertía como todos los demás. Después, a los 18, tuve una serie de ataques de pánico al estar en espacios muy abiertos con mucha gente. Sentía que me estaba muriendo y que la única forma de sentirme mejor era aislándome.

Después de la última crisis [de esa época], me encerré en mi casa. Era mi último año de colegio y no fui durante todo un mes. Me acostumbré a ese tipo de vida, y a medida que pasaba el tiempo, el mundo exterior me fue pareciendo cada vez más inaccesible. En la universidad viví básicamente como un ermitaño y ahora salir de la casa para ir a la tienda es todo un problema.

¿Cómo la agorafobia afecta tu día a día?
Bueno, es simple: casi nunca salgo de la casa. El único momento en el que me siento relativamente cómodo para salir es bien temprano en la mañana. Me levanto a las 5:00 AM a caminar por una hora y luego paro en la panadería a desayunar. En los últimos años he tenido meses en los que el tipo de la panadería era la única persona con la que hablaba que no fuera un familiar o uno de mis cinco amigos más cercanos. Ellos vienen a mi casa a visitarme.

El resto del día me la paso en la sala o en la cocina. Veo televisión, juego videojuegos, como, hago ejercicio, paso el rato en Internet —que es el paraíso para los agorafóbicos—, leo mucho y me masturbo. Creo que ser agorafóbico es un poco como estar jubilado en términos de cómo pasas tus días.

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¿Qué es exactamente lo que te pasa cuando, de la nada, estás en la mitad de una plaza llena de gente?
No sé si sabes lo que es la desrealización y la despersonalización, pero esos son algunos de los síntomas de los ataques de pánico. Básicamente se siente como si mi cuerpo dejara de pertenecerme. Me da taquicardia y dejo de sentir mis manos. Se siente como si mi cerebro no pudiera controlar mis pensamientos y me estuviera enloqueciendo. La única manera de controlarme otra vez es estando solo en mi casa.

¿Cómo te puedes mantener económicamente si no sales de tu casa?
Con eso soy muy afortunado porque no tengo que trabajar. Soy hijo único y mis padres me dieron el apartamento en el que vivo. Ellos tienen otros apartamentos que ponemos en arriendo y yo me encargo de administrarlos y recolectar la plata. Vivo de eso. Lo único que tengo que hacer es ir de vez en cuando a donde el abogado o al contador.

¿Cómo manejas las relaciones y el sexo?
Salía con alguien cuando me empecé a enfermar y, a pesar de todo, la relación duró dos años más. Obviamente ella se cansó. No la culpo. Desde ese entonces, he tenido dos relaciones cortas, pero era casi imposible hacerlas funcionar. Si quiero tener sexo, llamo a una prostituta. Toma unos tres minutos encontrar mujeres que vengan a mi casa; solo que tienes que pagar un poco más por ellas. Lo hago cuatro o cinco veces al mes.

¿Qué es lo que más te molesta que la gente asuma de ti?
Me molesta que la gente asuma que mi problema empeora por poder darme el "lujo" de ser agorafóbico. Como si no hubiera una mejor manera de conseguir o gastar mi plata. "Si tuvieras que ganarte la vida, saldrías a trabajar". ¿Eso qué significa? Hay miles de personas que sufren de mi misma condición y se ven obligados a trabajar. No sufren menos que yo. Probablemente, lo que hacen es llenarse de sedantes para poder hacer las cosas más básicas. Tengo la suerte de no tener que hacer eso. ¿Alguna vez has conocido a alguien enfermo que se haya sentido mejor después de decirle, "podría ser peor"? Yo no.

¿Le cuentas a las personas de tu fobia recién las conoces?
Sí, es un factor muy importante en mi vida como para no mencionarlo. Me siento más seguro cuando la gente con la que me comunico sabe de mi problema, así que lo digo desde un principio.

¿Ser agorafóbico te ha cambiado como persona?
Seguro que sí, aunque nunca lo había pensado. Creo que me he vuelto más comprensivo con la gente porque espero que la gente lo sea conmigo.

¿Cómo te ves en el futuro? ¿Ya te resignaste a creer que así será el resto de tu vida?
Siempre pienso que en algún punto va a ser más fácil salir y vivir mi vida. Ya ha pasado. He tenido meses donde puedo salir tranquilamente a comer, a verme con un amigo o ir al parque, pero siempre necesito sentirme en control de todo. Si salgo, siempre evalúo la situación: ¿qué tan difícil será devolverme a mi casa si me empiezo a sentir mal? Probablemente nunca supere esa obsesión por el control. En los meses en los que me siento un poco mejor veo a una terapista. Ella cree que me voy a mejorar tarde o temprano.

¿Alguna vez has usado tu agorafobia como excusa para no hacer algo que no te gusta?
Claro, una vez logré zafarme de ir a la primera comunión de una familiar diciendo que había tenido otro ataque.