popper
Ilustraciones por Ashley Goodall

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Salud

Cosas que deberías saber antes de consumir poppers

Preguntamos a un médico si esa sensación como de tener una tostadora encendida dentro de la cara es muy mala.
Gavin Butler
Melbourne, AU
MA
traducido por Mario Abad

Los poppers, limpiacabezales, relajantes anales o como quiera que los llames huelen a disolvente de pintura y provocan una sensación de subidón en la cabeza. Hubo un tiempo, a los veintitantos, en que los consumía mucho y ahora, cada vez que me fallan las sinapsis o sufro una laguna en la memoria a corto plazo, me pregunto cuánto daño irreparable me habrán causado.

El popper es nitrito de amilo, una sustancia química perteneciente a la clase de los nitritos de alquilo. Fue sintetizado por primera vez en 1844 por el químico francés Antoine Balard, quien observó que la sustancia provocaba la relajación de la musculatura lisa y dilataba las arterias. El hallazgo enseguida llevó al uso de la sustancia como remedio para la angina de pecho, una enfermedad provocada por la disminución del retorno venoso.

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Hoy día, su uso no es tan medicinal. Los sex shops suelen comercializarlo en pequeños frascos con llamativos nombres como TNT, Thrust o Ram, y etiquetas en las que casi siempre se vende como si fuera un producto inocuo, como ambientador o limpiador de vinilos. Pero nadie usa Thrust para limpiar su chaqueta de piel. De hecho, el consumo de poppers está muy extendido en clubes, sótanos y dormitorios para colocarse y aumentar el placer durante el sexo.

Y es que, quizá con más razón que en otros casos, el nitrito de amilo realmente provoca un subidón. La sangre bombea hacia la cabeza y produce una placentera sensación pulsante y de mareo. El efecto resulta todavía más lógico tras oír las explicaciones de la doctora Aifric Boylan, médica generalista y directora del servicio médico Qoctor.


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“El nitrito de amilo relaja la musculatura lisa de las paredes de los vasos sanguíneos, lo que provoca un aumento del flujo sanguíneo hacia el cuerpo”, me explicó por teléfono. “Esto puede producir efectos físicos y mentales que suelen durar unos pocos minutos: euforia, aumento de la libido, desinhibición, mayor sensibilidad en la piel y relajación de las paredes del ano y la vagina”.

Pero cuidado, porque el amilo no es todo maravilla, arcoíris y anos dilatados: el popper también puede ir acompañado de síntomas no tan agradables como dolor de cabeza, de pecho, sangrado de la nariz y disfunción eréctil temporal.

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“No hay constancia de que el amilo provoque muchos problemas a largo plazo, pero sí que hay riesgos a corto”, añade Boylan. “Con el tiempo se puede llegar a desarrollar una reacción alérgica. Otro síntoma raro pero grave es la metahemoglobinemia, es decir, que la sangre deje de transportar oxígeno. Esto puede ser mortal y ocurriría si alguien llegara a tragar popper en lugar de inhalarlo”.

Y tiene razón: en enero del año pasado, un chico de 22 años murió en el festival Rainbow Serpent tras haber ingerido popper. Sin embargo, la mayoría de los problemas asociados al consumo de amilo surgen a raíz de dolencias ya existentes o por la interacción con otras drogas.


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“Si una persona es susceptible de sufrir glaucoma —enfermedad caracterizada por la elevada presión sanguínea en los ojos—, el amilo puede empeorar su situación. Asimismo, alguien que tenga problemas circulatorios o de corazón podría sufrir consecuencias impredecibles consumiendo amilo debido a los repentinos cambios de presión sanguínea que este provoca. Y para una persona que esté bajo tratamiento por disfunción eréctil con fármacos como la Viagra, los poppers podrían disminuir gravemente la presión sanguínea y provocar una embolia”.

Como ocurre con cualquier otra sustancia de consumo recreativo, lo mejor es ser prudente. No abuses y procura no mezclar los poppers con otra droga que pudiera agudizar sus efectos.


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Pero, ¿seguir estas indicaciones significa que es seguro consumir poppers con moderación? En pocas palabras: tal vez. Depende de quién lo consuma; hay personas que reaccionan peor que otras, pero en cualquier caso, cabe señalar que no hay pruebas que sugieran que esnifar poppers de vez en cuando produzca daños cerebrales.

“Sin duda es menos dañino que muchas otras drogas recreativas y no produce dependencia física”, explica Boylan. “Aunque hay personas que tras consumir una mínima cantidad pueden experimentar efectos secundarios desagradables o cambios en la conducta.

“Al igual que con cualquier otra droga recreacional, los efectos del popper son impredecibles en cada caso”.

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