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Género

De mujeres, poder y fútbol: les pedimos a los hombres que cedan sus privilegios

Las mujeres en las áreas de decisión en los clubes: saben de fútbol y buscan demostrarlo. Es momento de que tengan su espacio. El “cupo femenino”, como base, para un futuro de igualdad dentro de uno de los pilares de la sociedad patriarcal
Por Jeremías

Artículo publicado por VICE Argentina

Los clubes sociales y deportivos cuentan en Argentina con una tradición muy arraigada. El actual presidente, Mauricio Macri, comenzó su carrera política y de alta exposición pública al conducir, de forma exitosa a nivel deportivo, a Boca Juniors, una de las instituciones más importantes del país. Durante los años 60 y 70, los bailes de carnaval en los clubes porteños eran el punto de encuentro y diversión de miles de jóvenes. La final de Copa Libertadores que se disputó en noviembre entre River Plate y Boca Juniors, los clubes argentinos que suman más de 30 millones de hinchas según un informe de Conmebol del 2016, prácticamente ha paralizado al país.

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Las mujeres, en los últimos seis años (desde que en el 2012 se sancionó la ley que castiga con mayor dureza los femicidios), han emprendido un camino sin retorno. No sin antes luchar, claro. El debate por la aprobación de la ley que permita el aborto legal, seguro y gratuito en Argentina produjo un muy necesario revuelo mediático y político. El reclamo de las mujeres argentinas inspiró a luchadoras de otros países latinoamericanos a exigir lo propio. Esto, y el reconocimiento de la necesidad de una Educación Sexual Integral forman parte de un empoderamiento cada vez mayor por parte del sector femenino de la sociedad. El reclamo por la igualdad está llegando a espacios que siempre estuvieron reservados, inexplicablemente, a los hombres.

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Dada la relevancia que tienen los clubes en la sociedad se podría suponer que las comisiones directivas incluyen mujeres y hombres por igual. Lamentablemente no es así. A pesar de que la ley 27.202, llamada Ley del Deporte y sancionada en el 2015, prevé que, entre otras cosas, las listas deben tener entre sus candidatos un mínimo del 20 por ciento de mujeres. Por ejemplo, en River Plate de los ocho cargos principales absolutamente todos son ocupados por hombres; los vocales titulares son 17, y tampoco hay mujeres; recién entre los vocales suplentes podemos encontrar tres mujeres, pero acompañadas por otros 10 hombres. En la Asociación de Fútbol Argentino, AFA, entre los 16 puestos del comité ejecutivo solamente encontramos a una mujer, María Sylvia Jiménez, la primera en ocupar un cargo ejecutivo en la AFA. Resulta bastante gráfica entonces la desigualdad en los espacios de decisión en las asociaciones deportivas.

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Un poco de historia

La primera mujer en conducir un club fue Natividad Gallego de Marcovecchio en 1971 cuando debió hacerse cargo de la presidencia de Platense. En aquella ocasión, la vicepresidenta segunda asumió por la renuncia de Juan Santiago, presidente, y Salomón Fainstein, vicepresidente primero. La Revista Siete Días Ilustrados publicó en mayo de 1971 una entrevista a la nueva presidenta de Platense. La publicación contaba con dos fotografías: en una se ve a Natividad Gallego rodeada por el plantel de fútbol profesional del club; y en la otra se la puede ver lavando los platos. En la entrevista se le pregunta, además de cuestiones ligadas a Platense, cuál es su actividad preferida como ama de casa. En el 2018 el repudio que recibiría una publicación del estilo sería, cuando menos, trending topic.


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Muchos años pasarían hasta la siguiente oportunidad de ver una mujer al frente de una institución deportiva. En 1991 un juez decretó la quiebra del Club Atlético Temperley por la falta de pagos a Futbolistas Argentinos Agremiados. Ese mismo año, el club debió cerrar sus puertas. El resurgimiento se vivió unos años después, en 1993, cuando pudo volver a jugar al fútbol. Una parte importante de ese regreso se debió a cinco familias que pusieron sus propias casas como avales. Una de esas familias eran los Pecorelli. La primera mujer presidenta electa en un club fue Edith Pecorelli, que se presentó, en 1994, a las elecciones después de que Temperley fuera gestionado por la justicia. En 1995 asumió su mandato de dos años gracias al 62 por ciento de los votos.

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Recientemente en el Club Atlético Banfield, otra institución del sur de la provincia de Buenos Aires, Lucía Barbuto triunfó en las elecciones y es la primera mujer en dirigir un club que se encuentra en la Primera División del fútbol argentino. “Lo que pasó en Banfield me parece saludable”, opina Viviana Vila, la primera mujer en la historia en comentar un Mundial (fue en Rusia 2018).

El “cupo”

En el club River Plate casi el 30 por ciento del padrón electoral son mujeres y solamente están representadas por tres vocales suplentes. El cupo, así, se torna imprescindible para una distribución más equitativa. “Eso es lo que realmente cambia la historia y ayuda a la igualdad”, opinó Luciana Rubinska, la ganadora en el 2018 del Martín Fierro de Cable a la Mejor Labor Periodística Deportiva, sobre el cupo femenino.

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Luciana Rubinska

Por su parte, Viviana Vila cree que el cupo es algo positivo. “También puede haber más mujeres que hombres en una comisión directiva, pero para eso faltan 100 años”. En Rosario Central en las elecciones celebradas recientemente se creó la Asamblea de Representantes, que está integrada en un 20 por ciento por mujeres. Entre los cinco grandes solamente Racing Club tiene representación femenina en la comisión directiva: Bárbara Blanco, hija del presidente, ocupa el cargo de secretaria.


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En el caso de San Lorenzo de Almagro, el presidente Matías Lammens propuso recientemente la implementación del cupo femenino en la Comisión Directiva para la próxima gestión. “Es una medida ejemplar que habla de una dirigencia que tiene una mirada amplia, que va a ser impulsor para que otras instituciones lo tomen de ejemplo”, opinó Rubinska. Para la agrupación “River Feminista” el cupo femenino es “una medida de acción afirmativa” que debe pensarse como base, como un piso para crecer. “Los lugares que nos ceden como ‘favor’ tienen que dejar de ser simbólicos y marginales”, agregan.

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Los medios y el juego

“Me faltaron el respeto y nunca me enganché; levanté mi bandera y no la bajé” cuenta, orgullosa, Viviana Vila, que debutó como la primera comentarista de fútbol en la televisión en el 2012. Existe un preconcepto, profundamente machista, que dice que las mujeres no saben de fútbol. Cada vez hay más mujeres que opinan del juego en los medios pero “no hay mujeres que opinen en un partido de fútbol en vivo”, remarca, con precisión, Vila. “Hay un condicionamiento permanente que tenemos las mujeres y que los hombres no sienten” dice Rubinska sobre hablar del juego.

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Viviana Vila

Vila también agrega sobre el trabajo en los medios: “No solo hay que saber de fútbol, también hay que aprender el lenguaje radial y televisivo con el que te comunicás, con el que transmitís una idea”. Un trabajo del que muchos hombres parecen no preocuparse, basta ver un rato los programas “dedicados al fútbol” por las tardes en los canales de deportes. Desde “River Feminista” resaltan que “hay muchas periodistas que están formadas y tienen opiniones más trascendentes y profesionales que muchos de los varones en cuanto al análisis de planteos tácticos y desarrollo del juego”.

Después de muchos años se ve que, lentamente, las mujeres empiezan a ocupar cargos y espacio en los lugares de decisión. Pero lo relevante es que esos puestos dejen de ser simbólicos o reducidos. La capacidad la tienen, de sobra, solo falta que algunos hombres cedan sus privilegios. Queda bastante claro en el reclamo final de “River Feminista”: “No nos alcanza con visibilizar queremos estar, jugar y decidir”.