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Guía para hombres heteros para no hacer tanto el ridículo en Instagram

Recomendaciones de un hombre hetero que sabe de lo que habla.
MA
traducido por Mario Abad
ayuda hombres instagram
Imágenes por el autor

Este artículo se publicó originalmente en VICE UK.

Se nos ha reprochado que intentemos hacer de Twitter nuestra pequeña cámara de resonancia —un puerto azul en medio de esta tormenta de bocazas—, pero eso es exactamente lo que hace que Instagram sea tan maravilloso.

Desprovistos, afortunadamente, de la necesidad de Tener Opiniones constantemente, los usuarios de Instagram pueden publicar las cosas que les gustan y que creen que gustarán también a los demás. Es un entorno cómodo y seguro, un pequeño espacio positivo. Cierto, puede distorsionar peligrosamente tu percepción de la realidad respecto al cuerpo y la vida profesional o sentimental de una persona, pero eso no quita que sea muy agradable ver una bonita foto de una playa, de un concierto o de una cerveza dorada brillando al sol de la tarde en una feria artesanal.

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Las fotos de perretes recién adoptados y de libros de tapa dura por estrenar tampoco son algo baladí, pues aportan placer a la Substantia nigra y a las áreas tegmentales ventrales del cerebro y liberan esa dopamina que tú y yo ansiamos con tantísima desesperación.


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Pero los hombres… en general los hombres somos malos en Instagram. Sí, esa es una afirmación que seguiría siendo correcta incluso si quitáramos las últimas dos palabras: somos malos en muchas cosas, estamos condenados a esforzarnos mucho en todo y, aun así, no aprender la lección, lo que deriva en un ridículo constante en la mayoría de entornos. Sin embargo, Instagram parece tener potencial para convertirse en un entorno positivo en el que los hombres puedan explorar las cosas que les hacen felices y que podrían hacer felices también a los demás, y sería una lástima que ese potencial se echara a perder por culpa de una serie de selfis horrendos y de fotos mal iluminadas de una lata de cerveza.

Si estás aquí, quizá sea porque necesitas un poco de ayuda para ser menos desastre a la hora de usar esa aplicación que tienes todo el día abierta. No de tipo práctico —que a fin de cuentas es la más sencilla: no uses filtros, usa la función de mosaico y tómate tu tiempo para experimentar con la exposición antes de disparar—, sino del tipo que realmente pueda serte de utilidad y ayudarte a sentirte menos solo en este mundo.

chico bebiendo cerveza

Usa los selfis con moderación

Sí, es cierto que muchos hombres mantienen una relación un tanto extraña con sus caras y que Instagram les ha ayudado a superarlo, pero hay límites: el tuyo es dos selfis al mes. Que ya es mucho. Lo suficiente para enseñar a la gente la evolución de tu barba o tu nuevo corte de pelo sin provocar que la gente acabe soñando con tu cara. Tengo la sensación de conocer la cara de algunos amigos mejor que la mía: si cierro los ojos, veo con nitidez cada surco, hoyuelo y grano de sus rostros sobre el fondo púrpureo-anaranjado de mi párpado.

Y está muy bien que te quieras tanto, pero Instagram es, curiosamente, una plataforma bastante altruista: quieres satisfacer a la gente con cosas que has visto o hecho. ¿Tu cara aporta satisfacción a la gente? No sé, a lo mejor sí. Quizá seas uno de esos tipos que tiene una estructura ósea perfecta, un rostro esculpido por los dioses capaz de alegrarle el día a cualquiera, un tónico de rasgos angulosos contra los males de la vida. Pero para los demás, relájate un poco. No tengo ningún interés en ser capaz de dibujar tu cara de memoria.

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Por otro lado:

¿Qué haces con la cara?

En serio, ¿qué haces? ¿Con tu cara? Con esos labios fruncidos, poniendo ojos de cordero degollado y esa postura forzada y raruna. Cuando se trata de selfis, hay dos opciones: a) o entrecierras los ojos y levantas un poco la ceja, como hacen todas esas insustanciales estrellas de YouTube de las no has oído hablar en tu vida pero que tienen como seis millones de seguidores, o b) recurres a un uso eficiente de complementos. Los complementos llaman la atención, cambian el contexto. Por eso la gente va loca por hacerse selfis con perros.

He visto a hombres con mentones casi inexistentes hacerse fotos con un perro y parecer Henry Cavill después de haber hecho ejercicios de mandíbula en el gimnasio. Hace poco, una empresa de animales disecados hizo una encuesta que reveló que los hombres parecen un 24 por ciento más sexis en una foto cuando aparecen con un cachorrito. El mismo estudio decía que también parecían más de fiar.

chico con gafas

Nunca jamás hables en tu Instagram Story

Lo digo desde el cariño: cierra la boca. Para mí siempre será un misterio cómo hemos acabado siendo la generación que odia hablar por teléfono y que a la vez nos encante el sonido de nuestra propia voz. Seguramente eso que te ha pasado de camino al trabajo sea de interés para ti, pero ¿es necesario ponerle voz a todo? La respuesta es no.

chicos jugando a futbol

Por favor, evita tener una ‘estética’ premeditada

Siento un extraño respeto por la gente que mantiene su estética mucho más allá de la utilidad de la misma, pero los hombres con una estética consciente en Instagram me repatean.

No hay nada más vergonzoso que pensar en alguien como en una página toda en monocromo. Imaginártelo junto a la cama de su pareja, acunando a su recién nacido en los brazos, sacando una foto del momento perfecto mientras se le acumulan lágrimas de orgullo en los ojos, el mejor día de su vida.

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Y luego imaginártelo pasándole el bebé a su pareja y excusándose un momento para ir a la sala de visitas, abrir la aplicación VSCO y usar el filtro FN16 blanco y negro de 35 mm en la fotografía de este milagro de la vida, equilibrando los blancos, retocando el nivel de granulado y las sombras hasta que la imagen esté lista para publicarla junto a las demás sin alterar la tónica general del conjunto. Está muy bien tener un punto de vista o una “especialidad”, pero no te atrapes y haz fotos de lo que te apetezca.

Además,

una pareja en un restaurante

Un poco de sinceridad no hace daño a nadie

¿Por qué a los hombres nos asusta tanto admitir que disfrutamos las cosas de verdad? Compartir tus intereses, las cosas que te gustan, es una manera perfecta de mostrar que lo tuyo va más allá de discutir por internet e intentar disimular tu educación según el método Montessori. Sube fotos de esa exposición de Rodin a la que tantas ganas le tienes, o tal vez la de esa puesta de sol en la Costa Brava. Da un poco de vértigo, lo sé, eso de mostrarse tan vulnerable, pero luego siempre puedes contrarrestar esas imágenes con algún GIF de la pizza que baila o alguna otra foto chorra.

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Pon sábanas bonitas y un libro en la cama

Esto funciona siempre.

@SamDiss

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