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Sexo

¿Por qué algunos preferimos las relaciones de larga distancia?

Una terapeuta explica por qué las personas eligen tener este tipo de relaciones.
Una mujer joven hablando por teléfono en su habitación.
Kevin Laminto 

Artículo publicado originalmente por Tonic Estados Unidos.

Cuando empecé a salir con mi novio, tuvimos una relación de larga distancia por necesidad. Yo tenía un departamento en Nueva York, pero vivía en Alemania sin tener permiso de residencia, lo que significa que no podía quedarme por más de seis meses al año. Cuando llevábamos nueve meses de relación, me volví empleada sin lugar fijo y obtuve un permiso que me permitía permanecer de forma permanente en el país. Esperaba mudarme con él, pero después de pasar unos meses juntos en Alemania, me di cuenta de que necesitaba más tiempo a solas. Quería experimentar diferentes partes del mundo y me encantaba tener mi propia cama. Cuando llevábamos dos años y medio de relación, pasé algunos meses del año con él, y el resto del tiempo hemos tenido una relación a larga distancia por elección.

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Aunque disfruto del tiempo que paso con mi pareja, a veces me pregunto si mi renuencia a que vivamos cerca o a vivir con él significa que realmente no quiero estar en la relación. ¿Soy solo un espíritu independiente o tengo una profunda e inconsciente ansiedad con respecto a la intimidad?

Algunos terapeutas creen que preferir las relaciones a larga distancia podría reflejar un temor al compromiso, una renuencia a compartir o una ambivalencia con respecto a nuestra pareja. "Para aquellos que están crónicamente en relaciones a larga distancia, eso me permite saber como terapeuta que tienen que trabajar en el aspecto de compartir su vida con alguien", dice Marissa Nelson, una terapeuta matrimonial y familiar de Washington, DC, y las Bahamas. "Si siempre hay excusas para no llevar las cosas al siguiente nivel, el mayor problema podría ser que disfrutas la estructura de una relación a larga distancia porque puedes sentir intensamente por un corto período, y luego puedes volver a ser tú".

La preferencia por las relaciones a larga distancia también podría significar que alguien tiene miedo de perderse a sí mismo al sentir una gran cercanía con su pareja, literal y figuradamente, dice Amy McManus, terapeuta matrimonial y familiar de Los Ángeles.

Esa es una de las razones por las que a Ashley Uzer, escritora y consultora digital de 25 años de Washington, DC, le gustaba estar en relaciones a larga distancia. "Soy del tipo de persona que se distrae con los chicos", me dice. "También necesito aprender a equilibrar mejor mi vida cuando tengo una relación, y dejar de lado la idea de que tener una pareja significa que debemos hacer todo juntos".

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Preferir las relaciones a larga distancia también puede significar que alguien no está dispuesto a resolver los problemas de su relación. "Claro, es fácil pasar por alto el desagradable hábito de dejar retos de pasta de dientes en el lavabo si solo tienes que compartirlo una vez al mes", dice McManus. "En realidad estoy hablando sobre el tipo de problemas importantes que hay que abordar en una relación cuando las personas viven juntas, o incluso en la misma ciudad: la espantosa cantidad de licor que beben, la manera en que se tratan frente a sus amigos, el hecho de anteponer el trabajo a la relación, cuando no están de acuerdo en algunos temas importantes, por ejemplo".

Sin embargo, huir de estos problemas puede hacer que una persona tenga que soportar un comportamiento degradante o que evite trabajar en sus propias deficiencias como pareja, dice McManus. Uzer notó justo este problema en su relación anterior. "Que él se encontrara lejos, me permitió alejar algunos de los sentimientos negativos que tenía sobre nuestra relación", dice ella.

Si alguien no quiere pasar una cantidad significativa de tiempo con una pareja romántica, McManus también puede preguntarse si le temen a la vulnerabilidad. "¿De dónde sacaron la idea de que las relaciones no pueden ser de apoyo, amorosas y gratificantes?", nos dice. Muchas personas han aprendido, de sus padres o cualquier otra persona que fuera importante en sus años de formación, que las relaciones son más negativas que positivas, más problemáticos de lo que valen. Aún así, en el fondo, incluso estas personas suelen desear tener conexiones profundas con los demás. Simplemente que no se sienten seguros, nos dice.

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También hay otros expertos que no ven problema alguno en preferir las relaciones a larga distancia. "Para algunas personas, una relación a larga distancia funciona mejor porque le permite a ambas personas seguir siendo autónomas e independientes", dice Kryss Shane, trabajadora social neoyorquina que a menudo trabaja en temas relacionados con el sexo, el género y las relaciones interpersonales. "Además, algunos prefieren planificar el tiempo con su pareja y anotarlo en un calendario para así prepararse y darle el afecto que merece".

Esa es una de las razones por las que, incluso después de que finalizara su última relación a larga distancia, Uzer "simplemente ha seguido" saliendo con personas que viven a tres horas o más de distancia de donde ella vive. "De esa manera puedo hacer mis propias cosas y cultivar mis amistades, y a la vez puedo visitar a mi pareja y ser todo lo romántica que quiera cuando lo desee", nos dice.

"Me encantaba básicamente poder tener unas vacaciones con mi novia, y luego volver a mi vida normal", dice Michael Stusser, periodista de Seattle. “Siempre he disfrutado el tiempo que paso solo y con mis seres queridos, durante períodos cortos. Me di cuenta de que el escenario a larga distancia funcionaba para mí".

"Las relaciones a larga distancia pueden beneficiar a aquellos que son introvertidos, en particular con respecto a su espacio, o cuya ubicación no puedan o estén dispuestos a cambiar", dice Shane. Si bien es posible que alguien se aproveche de una relación a alarga distancia al permitirle ésta ser emocionalmente distante, con buena comunicación y dedicación para mantenerse en contacto, esto no tiene porqué suceder.

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"El número de parejas que son felices pero viven alejadas una de la otra es mayor de lo que uno podría suponer, dado el mensaje dominante de nuestra sociedad de que únicamente funciona un tipo de relación", dice Patrick Tully, un terapeuta matrimonial y familiar de Los Ángeles, que ha visto esto con su clientes. "Las relaciones no tradicionales son extremadamente comunes, y espero que la sociedad en general acepte cada vez más estos diferentes tipos de dinámicas en las relaciones. Las personas aún pueden amarse y cuidarse a pesar de vivir separadas, y de hecho, es bastante saludable para muchas relaciones tener un espacio y un tiempo lejos de su pareja".

Lo más importante es que ambas partes estén de acuerdo con esa dinámica. Por ejemplo, ambas personas deben ponerse de acuerdo sobre si la relación será a larga distancia permanentemente o si en algún momento se mudaran a vivir juntos o por lo menos cerca uno del otro. "El objetivo en sí no importa, siempre y cuando ambos miembros en la relación a larga distancia tengan claro cuál es el objetivo y que éste sea compartido", dice Shane. "Esto garantiza que ambos trabajen por el mismo futuro y que no haya problemas de comunicación o malentendidos".

Entonces, ¿cómo sabes si estás evitando la intimidad o si tus preferencias simplemente están fuera de la estrecha receta que la sociedad tiene para las relaciones? Una pregunta que es importante que te hagas es si realmente ansias ver a tu pareja, dice McManus. Sin embargo, la pregunta más importante es por qué prefieres estar en una relación a larga distancia. Tal vez sea mejor para sus carreras, o quizás ambos tengan vidas plenas y comunidades unidas en diferentes lugares.

"Si eres feliz tanto en tu vida en el hogar como en tu relación, y también lo es tu pareja, entonces probablemente no sea asunto de nadie más que hayan elegido vivir en diferentes ciudades", dice McManus. "Por otro lado, si visitar a tu pareja parece un deber, o si tienes una larga historia de relaciones a larga distancia, entonces esas podrían ser banderas rojas".

Si esto resuena contigo, entonces la terapia podría ser una buena manera de analizar tus propios patrones personales y aquello que te impide tener una relación satisfactoria con alguien que viva cerca. "He tenido clientes que vienen precisamente para eso", dice, "y comienzan a entender cosas sobre sí mismos que les ayudan a crecer y cambiar y a construir relaciones saludables y amorosas, con personas de la misma ciudad".