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Actualidad

No os vayáis de Facebook, convertidlo en un buen montón de basura

Una propuesta para destruir Facebook para siempre.
Ilustración por Aina Carrillo

Nunca hay que dejarse llevar por el corazón, las pulsiones no meditadas solo pueden llevar a puntos tenebrosos del devenir humano, como a divorcios incómodos, lesiones físicas permanentes, largas noches en las que ni visualizar durante horas la enorme belleza de la luz de la luna podrá contrarrestar el profundo sentimiento de soledad y abandono que sientes o a —y ya termino con la enumeración— destructoras guerras mundiales. Actuar sin pensar, de corazón, pese a que el cine, la literatura y algunas madres hayan dicho lo contrario, no es el camino correcto.

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Supongo que estaréis enterados de todo eso que ha pasado con Facebook, lo de Cambridge Analytica, las fake news, Trump y todo eso que en el fondo es un paso lógico en el arduo panorama del progreso humano. El tema es que, volviendo a las reacciones impulsivas de las que hablaba en el primer párrafo, mucha gente se ha indignado y, de golpe y sin pensarlo, ha decidido abandonar la red social, tomándolo como un acto de rebeldía y justicia digital y moral.

Si bien hay muchos motivos por los que no abandonar nunca Facebook (como poder espiar a la gente de la que te estás empezando a enamorar; saber quién irá a un evento para decidir si ese evento valdrá la pena o no o recibir más de diez felicitaciones el día de tu cumpleaños, cosa que sin Facebook nunca te pasaba) lo que sí que podemos hacer para sentirnos menos mal con nuestra relación con esta plataforma es empezar a llenarla de mierda, convertirla en todo lo que no debería ser o lo que sus creadores nunca hubieran querido que fuera.

Facebook siempre ha tenido cierto halo de seriedad, de red social para padres o para gente que se saca una foto con un mono sin ningún tipo de ironía. Facebook no es un vertedero de internet en el que la gente deposita toda la morralla de su cerebro (o sí, pero no es lo que pretende la compañía), no es como, por ejemplo, Twitter, donde el horror se despliega con total impunidad.

La muerte definitiva solo se alcanza cuando se logran pudrir las entrañas de la criatura, que no quede ni un solo rincón de esperanza ni salvación

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Soy de los que entienden que para destruir algo hay que contaminarlo muy poco a poco, no estocándole un solo golpe mortífero. Es como las relaciones sentimentales, en cuyo caso es mucho mejor y más efectivo dinamitarlas sutilmente y “aguantar” hasta su fallecimiento que no tener una discusión puntual de ruptura, con llantos, gritos, abrazos y más llantos y más abrazos. ¿Sabéis? La muerte definitiva solo se alcanza cuando se logran pudrir las entrañas de la criatura, que no quede ni un solo rincón de esperanza ni salvación.

Es por esto que, en vez de cometer ese acto compulsivo y poco reflexivo de abandonar Facebook o limitarlo a puntuales interacciones familiares y profesionales (eso es lo que dice la gente que reniega de la aplicación tras “los escándalos”), es mucho más efectivo llenarlo de mierda, denostarlo aún más, convertirlo en lo que siempre debería haber sido: el basurero de internet. Una calificación de la que nunca pueda volver a desprenderse.

Por esto, propongo —bueno, haced lo que queráis, evidentemente— que todos aquellos desertores de Facebook, en vez de huir y sacrificarse en vano cual kamikaze que en vez de impactar contra el buque de guerra enemigo se hunde dentro del mar molestando a una decena de cardúmenes, pongan su granito de arena en el gran ejercicio de desprestigio de la compañía. Convertid Facebook en una gran farsa, por favor.

¿Qué te llamas Alfonso Millán Gratel? Pues ya no, ahora te llamarás “Carmen Muerte Havarti” y en tu foto de perfil aparecerá un chorizo con gafas. La semana pasada estuviste de vacaciones en la República Democrática Popular de Laos en la que solo hiciste fotos de bolsas de cubitos de hielo españolas, ¿vale?. Por cierto, en tu álbum de fotos solo habrán estas fotos de Laos y una galería con edificios derruidos. Tu experiencia en Facebook se limitará a compartir artículos sobre la historia y los beneficios de la soja, comentar de forma muy ofensiva todos los artículos de El País que compartan tus amigos y dar únicamente likes a las publicaciones de tus amigos que tengan más de 600 palabras.

Convierte toda tu experiencia en esta red social en un despropósito, anula tu consciencia al conectarte y actúa por azar, sin coherencia

Sigamos. Eliminarás todos tus amigos, solamente aquellos que conozcas. Toda esa peña que no sabes cómo coño ha llegado a ti déjalos y empieza a compartir en su muro de Facebook fotos de zapatillas. Sin parar. Te mirarás un tutorial de YouTube para rootearlo y “cambiar la ubicación de tu celular android” porque a partir de ahora todo lo que hagas en Facebook lo estarás haciendo desde Córdoba, Argentina. En fin, convierte toda tu experiencia en esta red social en un despropósito, anula tu consciencia al conectarte y actúa por azar, sin coherencia. Hazte el loco, la que siempre ha sido la forma más efectiva de destruir el statu quo.

Con esto, quizás, lograremos que la plataforma acumule una ingente cantidad de datos de mierda, totalmente irrelevantes, sobre los que tendrán que fundamentarse los nuevos valores de la empresa. Está claro que es imposible, que hay mucha gente que seguirá en Facebook ofreciendo su vida entera (como un servidor) pero me parece maravillosa la idea de una red social intentando analizar y monetizar un conjunto de información que al fin y al cabo es un montón de basura. Un enorme esfuerzo totalmente en vano.