Arkaitz Terrón posa ante la cámara en el Salto del Nervión, en el País Vasco. (Imagen cedida por Arkaitz Terrón)
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"De entrada pensé que se trataba de algún tema relacionado con clientes que, no sé por qué, me habría salpicado. No entendía nada", asegura. Pero cuando le dijeron que estaba acusado de enaltecimiento del terrorismo y de humillación a las víctimas lo tuvo claro: "Vale. Twitter".
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"El tío [el instructor] iba reseñando todos mis objetos: llevo un llavero con la ikurriña [bandera del País Vasco], dos colgantes, uno con el Ché y otro con la ikurriña. Iba con el kit completo e iban haciendo coñas. Me leyeron cuarenta veces los derechos, y cuando reseñaron todo lo que llevaba encima me quitaron de ahí", continúa la explicación.Luego lo llevaron a la biblioteca en vez de al calabozo. Le daban agua cuando la pedía y podía ir al lavabo. Asegura que le trataron bien. Arkaitz cuenta que cuando le retiraban los objetos personales los agentes hacían bromas."Eran todos de Madrid, ¡Y del Atlético de Madrid! Uno de ellos hasta llevaba una camiseta del equipo. Hablaban de la vuelta a la Champions, que era ese día", afirma.Después de la instrucción, sobre las dos del mediodía, le dejaron marchar. Algo poco habitual, pues cuando median acusaciones de terrorismo el órgano judicial competencial es la Audiencia Nacional. Cree que sólo necesitaban sus dispositivos móviles.
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