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Ilustración por África Pitarch

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Sexo

Testimonios de gente que tiene orgasmos especiales

Orgasmos de risas, lágrimas y espasmos.
ÁP
ilustración de África Pitarch

Hay quien al llegar al orgasmo gime, grita, tira del pelo, araña o simplemente no dice ni hace nada. Pero entre una reacción intensa y otra poco efusiva, hay una gran variedad a la hora de manifestar las sensaciones en el culmen del placer.

Corras como te corras, lo importante es que lo sientas de verdad, ni fingiendo ni sobreactuando, y es que para malos actores y actrices, ya enchufamos la tele un rato.

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Hemos recopilado una serie de testimonios del momento cumbre de personas que reconocen correrse diferente, y también otras personas nos han confesado orgasmos de sus parejas sexuales que les has sorprendido, dejado sin palabras e incluso asustado, pero todos con un final feliz, placentero y compartido.

Orgasmo tántrico no buscado

Una buena noche me acosté con mi pareja de por aquel entonces. Acostumbrábamos a tener relaciones sexuales no convencionales, pero aquella noche lo que no fue convencional, fue el orgasmo que tuve. Después de unos preliminares bastante más largos que de costumbre, ella bajó al pilón y comenzó a practicarme una felación con una técnica muy depurada y experimentada que tenía. Después de media hora, sentí cómo me "corría" y eyaculaba pero sin correrme. Era como una energía telúrica que me salía del falo. Le pregunté qué tal y ella se rió porque me sintió “orgasmar”, “espasmar”, pero disparé “aire comprimido”, según ella. Fue un “pa' mear y no echar gota", un objetivo no buscado y no me volvió a pasar.

Dani*, 37 años


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Orgasmo a golpe de lagrimón

No tengo la más remota idea de por qué, pero cuando empecé a tener relaciones sexuales, alcanzaba el orgasmo y rompía a llorar. A veces incluso en mitad del mismo. Era como una prolongación de la excitación y del gustazo. No lloraba de dolor; lloraba de pura satisfacción. Yo debía tener 17, 18 años. Fue justo antes de empezar la facultad. Salía con un chaval un año mayor que yo con el que hice absolutamente de todo. No lloraba siempre pero cuando me corría con locura, a veces rompía a llorar. Nos entrenamos y estrenamos en muchas cosas. No fue mi primer polvo, pero sí todos los posteriores. No descarto que lo de llorar también tuviera su parte de melodrama. Como si no pudiera creer que pudiera ser tan feliz con aquel novio que tanto me quería… ¡Después de haber perdido la virginidad con otro!

Cortamos justo el verano antes de empezar la facultad. Y cada uno siguió teniendo sus historias. No recuerdo haber vuelto a tener esa congoja sexual. Y, sin embargo, creo que disfruto muchísimo de mi sexualidad… Creo que me quitado todos los sentimientos de culpa que puedan provocar que me brote el llanto… Con aquel amante que me hacía llorar de places volví a acostarme muchos años después cuando ya no eramos pareja ni nada. Y tampoco tuve ganas de llorar a pesar de que disfruté muchísimo. ¡Solté una carcajada descomunal y nos abrazamos! Es muy sano no poner a Dios por testigo, ni siquiera de tus polvos…

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Celia Blanco, 46, directora Contigo Dentro, Cadena SER

Se apartó, se masturbó y gruñó

En una ocasión estuve con un tío que cuando iba a correrse, se apartó, se masturbó, me abrazó, y a un centímetro de mi cara me empezó a gruñir con cara de poseído mientras eyaculaba, como Lobezno el de la peli. A mí me dio un ataque de risa, lo llamé Lobezno y lo llamé de todo menos “guapo” porque en ese momento fue una situación impactante. Fue la primera vez que nos acostamos y la única.

Carmen, 32

Clímax a carcajada limpia

Estaba con una chica que, la mayoría de las veces, se partía de risa cuando se corría. Ella era (es) multiorgásmica y de orgasmo fácil, además (al menos cuando yo me acostaba con ella), prácticamente al minuto de estar follando ya se corría la primera vez. Y a partir de ahí venían los demás cada muy poco tiempo. Recuerdo que en el primer orgasmo no le daba risa, pero a partir del segundo es que se descojonaba.

Cuando estaba a punto de correrse abría mucho los ojos, entonces los cerraba y al romper a correrse se partía, pero no una risilla, no, ¡un descojone bueno! Decía que era “risa de felicidad”. Gritaba muchísimo, pero solo se reía si el orgasmo era durante la penetración.

Jerónimo*, 34

Popurrí de orgasmos

Yo tengo orgasmos diferentes dependiendo de con quién me acueste. He estado con un chico con el que descubrí que era multiorgásmica —aunque después, curiosamente, nunca más me volvió a pasar—. La tenía muy pequeña pero usaba unas técnicas muy afinadas que me hacían tener un orgasmo detrás de otro. Con otros chicos, me tiemblan las piernas como si me recorriera el cuerpo una corriente eléctrica, y otro tipo de orgasmo que solo me pasó con una persona en la vida, con mi segundo novio, es uno que yo llamo “el orgasmo de la risa”. El proceso era el siguiente: primero me daba un tirón en el estómago, se me quedaba el músculo contraído, luego llegaba el orgasmo y justo después, ¡el ataque de risa! Un descojone. Si no te relajabas, el tirón era molesto.

Tiempo después de no estar juntos, volvimos a follar y le acabó pasando lo mismo de reírse después de eyacular, podría decirse que era el orgasmo de la risa contagiosa.

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Ana*, 48

Los ataques de epilepsia

Una temporada salí con una chica que, cuando follábamos o le comía el coño, se ponía a convulsionar con los ojos en blanco. La primera vez que pasó me acojoné y, cuando se recuperó, me explicó que tenía epilepsia y que cuando se corría, le daban estos ataques. Según me decía, desconectaba de todo y muchas veces acababa cayéndose de la cama, ya que perdía el control de su cuerpo y mente hasta pasados unos 20 minutos.

Recuerdo que me comentó que le costaba encontrar pareja porque los chavales se asustaban y no se volvían a liar con ella. A mí por una parte me daba pena, estaba bien con ella y no quería darle importancia a ese tema, pero por otra parte era complicado mantener relaciones, a veces ni me corría del susto. Yo la apoyaba el tiempo que estuvimos para que se sintiera bien, ella me decía que estaba controlado y disfrutaba del orgasmo, pero yo creo que la reacción de su cuerpo era un mal ajuste de su medicación y le daba vergüenza contárselo a su médico.

Jaume*, 45

Gemidos en libertad

Con una chica que era encantadora todo iba bien hasta que empezó a emitir unos sonidos entre el rugido y el rebuzno durante el orgasmo. Durante unos momentos pensé que los vecinos iban a creer que la estaba golpeando con el ventilador. Al final te acostumbrabas, repetimos varias veces pero no dejó de parecer que estuviese compartiendo cama con Godzilla.

Jose, 37

Creatividad orgásmica

Mi expareja, cuando follábamos, me empezaba a contar cómo se corría, qué veía y cómo se sentía, cuando iba por el último espasmo del orgasmo. Por ejemplo, que era como si le "tirasen cubos de pintura de colores encima”, también que se caía por un acantilado y al llegar al agua y sumergirse, el tiempo se detenía o que caían pétalos de rosas y la ahogaban dulcemente, o que Se caía en un campo de algodones y rebotaba varias veces o que estaba en un cuarto de baño de los 60 de azulejos rojos. Cuando acabábamos no le preguntaba qué tal, sino qué había visto.

Víctor, 43

Sigue a la autora en @Becaria_ y en Facebook.

*Se han cambiado los nombres.

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