BROMANCE: Arthur Rimbaud y Paul Verlaine
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BROMANCE: Arthur Rimbaud y Paul Verlaine

Una historia de amor que terminó con cárcel, libros y nuevos horizontes literarios.

Existió un profundo y loco amor entre dos poetas pertenecientes a la realeza prosaica, y lo que inició con profunda admiración, terminó con excesos de sentimientos locos y desenfrenados. Se trata de dos grandes: Arthur Rimbaud y Paul Verlaine.

En septiembre de 1888 un niño genio pueblerino y con ganas de mucho más le escribió a Verlaine, quien para entonces tenía 27 años y era un respetado poeta que iba en ascenso, le mandó un poema de su autoría: Se llamó El Barco Ebrio y era increíble. Poco después, Rimbaud de 17 años se mudó a París donde se convertiría en un auténtico poeta maldito y el gran amado de Paul Verlaine.

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Luego de recibir al dichoso poeta, Verlaine descubre la genialidad de las palabras del niño de 17 años y lo invita a hospedarse en su casa parisina, a lo que Rimbaud no se negó. Se escapó de su casa y llegó a la de Verlaine donde vivía con su esposa. Se da inicio a un amor turbulento, una verdadera Temporada en el Infierno. Verlaine admiraba profundamente al jovencito que lo único que quería era vivir de excesos, desarreglar los sentidos y escribir poesía. Constantemente se debatía entre dos mundos: el amor con Arthur Rimbaud y su afición por el hachís y el alcohol, o la familia y tranquilidad con su joven esposa Mathilde Mauté de Fleurville que estaba embarazada.

Como era de esperarse, el amor entre dos hombres era mal juzgado en esa época, sobretodo dentro de la élite parisina literaria a la que pertenecían, pero ellos hacían caso omiso al qué-dirán. Vivían hundidos en sus pasiones que viajaban en un carrusel de emociones, precisamente lo que los inspiró a escribir sus poemas definitivos. Para ellos fue una época oscura de amor enfermizo que se convirtió en el simbolismo que los caracteriza y que hacen que Rimbaud se merezca el título nobiliario de Príncipe de la Poesía Simbolista, con sus versos contundentes y avanzados.

Huyendo de los prejuicios, se escaparon juntos, primero a Londres en 1872 y luego a Bruselas en 1873. Un día, después de cambiar de opinión, Verlaine le pidió a Rimbaud que se alejara de él pero este hizo caso omiso y lo persiguió para embriagarse junto a él. Se drogaron e intensificaron sus comportamientos destructivos, y es así como se desató la pelea que llevó a Verlaine a dispararle a su amado enfant terrible hiriéndolo en la muñeca y diciéndole "¡Te enseñaré a irte!". Verlaine fue directo a la cárcel por intento de homicidio durante 555 días y Rimbaud, a sus 19 años, se retiró del mundo literario al que estaba conquistando. Nunca se volvieron a ver ni hablar.

Verlaine, antes de morir sumergido en la drogadicción, la absenta y la pobreza, escribió su obra más característica: Los Poetas Malditos, una oda a 6 personas (uno de ellos él mismo, pero con otro nombre) que, por su forma de ser, los consideraba malditos, incluido Rimbaud, a quien venera entre líneas.

Indudablemente fue una relación turbulenta que les permitía, a partir de la destrucción, construir insuperables poemas. Se admiraban mutuamente y eran sus propios motores de creación, donde la locura, los celos y los sentimientos, inundan la obra de cada uno.

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