Los momentos de extrañeza son comunes en la vida, como cuando tu compañero de piso puso el teclado dentro de la nevera para teclear "más fresquito" o cuando tu abuela te dio dos besos en la mejilla y notaste que olía a popper.El caso es que uno de estos momentos de extrañeza nos ha sobrevenido al ver todos los vídeos que desde finales de junio está subiendo la Guardia Civil en sus redes sociales, un complemento audiovisual para hacer más "interesante", "divertida" y más "veraniega" su campaña de #TenCabeza, como dicen ellos mismos en su cuenta de Twitter.
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No sabemos cómo reaccionar ante este producto, pues, pese a la evidente vergüenza ajena que generan debido a un montaje visual y de sonido que se lanza de lleno a la piscina de lo infantiloide y unas actuaciones que rompen constantemente con la barrera de la ficción, precisamente, es todo esto lo que los hace brillantes.Ese amateurismo, esa sensación de práctica de vídeo de instituto o de vídeo familiar, con sus bromas internas constantes que nadie entenderá jamás. Es más, la implicación de los actores y técnicos no profesionales y la ausencia de material de rodaje profesional hacen que estos vídeos vayan en paralelo a propuestas como el dogma 95 de Lars von Trier o ese tan odiado género llamado Mumblecore, todo ello salpicado con la absurdidad de los momentos más febriles de David Lynch o Eric Andre.¿Gran basura u obra maestra? A veces los límites son difíciles de trazar cuando hablamos de propuestas extremas. Nosotros estamos confundidos, aturdidos, somos incapaces de posicionarnos. En este caso, preferimos que sea el tiempo el que juzgue estas extrañas cintas narrativas (que podéis ver en su totalidad aquí) y las ponga en su merecido sitio.