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Tecnologia

Tecnoporno y 'sex hacking': una charla con Rita Wu

Rita Wu estudia el revolucionario encuentro entre sexo, espacio y tecnologías digitales para erotizar el mundo en clave femenina.
Rita Wu. Fotografía de Gal Oppido

Este artículo fue publicado originalmente en Broadly, nuestra plataforma dedicada a las mujeres.

Imagina que pudieras programar tus orgasmos, experimentar la sensación de tener un pene, hacerle el amor a un objeto, a una edificio, a una ciudad entera, a miles de millones de personas conectadas en red. Todo esto ya es posible gracias al "sex hacking" o a cómo utilizar las tecnologías que nos rodean —incluido nuestro propio cuerpo— para crear "ways to fuck" donde el placer no tenga límites.

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"Hace cien o doscientos años nadie hubiese pensado que podríamos tener sexo a distancia gracias a Internet, hacerlo con robots o utilizando realidad virtual", explica Rita Wu, biohacker, arquitecta y diseñadora. "La tecnología ha cambiado nuestra forma de sentir y relacionarnos con nuestro propio cuerpo y con los otros, pero no estamos haciendo nada que no haga ya la biología, porque la naturaleza es un cyborg y el mayor hacker de todos. Cualquier organismo hackea para su supervivencia, las células incorporan otras células; incluso nuestro material genético es una sexualización". Wu impartió un taller sobre "Sexy Hacking" en el recién inaugurado Laboratorio de Tecnopolíticas para el Bien Común de Barcelona (LaT Bcn).

Si algo define a la investigadora es su inagotable curiosidad. Estudió arquitectura, programación, diseño, psicología, biología y farmacia. De niña quiso ser el próximo Stephen Hawking, y en su búsqueda eterna llegó a la conclusión de que el cuerpo es la mayor de las tecnologías y que conociéndolo en profundidad podemos abrirnos a nuevas dimensiones de placer que no solo se limitan a la genitalidad. "La mayoría de mujeres ni siquiera ha mirado el interior de sus vaginas, no saben que hay una glándula causante de que eyaculen. Cuando no nos conocemos, cuando preferimos que otros nos digan lo que pasa en nuestro cuerpo, perdemos el poder sobre él. Y con la sexualidad ocurre lo mismo, hay una heteronormatividad establecida y si te gustan otras cosas ya no te ven como normal", añade.

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Consiste en hacerse preguntas a veces tan sencillas como por qué un vibrador debe tener forma fálica, cartografiar el propio cuerpo, probar cómo un cambio de temperatura o una vibración ejercida sobre el cuello, los muslos o un brazo nos estimula. "Es algo extraño", dice Rita, "que los hombres desarrollen tecnologías para el placer femenino. ¿Por qué nos tenemos que quedar con lo que nos ofrece el mercado? El cuerpo entero puede gozar, hay que salir de la caja localizada en los genitales".

"La mayoría de mujeres ni siquiera ha mirado el interior de sus vaginas, no saben que hay una glándula causante de que eyaculen"

Uno de sus proyectos, el Corpo Vibratil, es un vestido de cuerpo entero que incorpora cuarenta motores de vibración para sentir un espacio, como si abrazaras o vistieras un edificio o una ciudad. También ha trabajado las extensiones clitorianas que permiten a la mujer experimentar la sensación de tener un pene, controlar la vibración de los teléfonos celulares para llegar al orgasmo o la creación de perfumes biológicos con feromonas. "La erotización está muy lejos del sexo, lo incluye todo. A medida que pensamos y nos cuestionamos la ciencia estamos abriendo nuevos caminos a la sexualidad. El futuro está para ser creado", dice.

Para Rita Wu la biotecnología devuelve el feminismo a la ciencia, porque no hay nada más maternal que la cooperación y el cuidado, y toda modificación genética es colaborativa, los procesos evolutivos se producen por simbiosis: "Feminizar la ciencia no solo es contratar a más mujeres en los laboratorios, sino abandonar ese enfoque darwinista de que he de ser más fuerte o mejor que el otro, y tener a una nueva visión del mundo más amplia y plural, donde las diferencias sean importantes", apunta.

Por eso acaba de fundar Technoporn.org, una plataforma nacida de un grupo de Facebook que ya cuenta con casi dos mil miembros donde se debate el presente y futuro del "sex hacking", como la creación de objetos en 3D para el placer sexual, los 'wearables' para sentir con todo el cuerpo o cómo aplicaciones como Grinder o Tinder han cambiado los patrones de intimidad.

Actualmente Rita Wu desarrolla un proyecto dentro del colaboratorio de biología DIY Prototype_ome de Hangar y el Instituto Biomédico de Barcelona para enseñar a otras mujeres a detectar ellas mismas y de forma económica enfermedades comunes como la cervitis o la candidiasis.