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Opinion

Por qué Oprah no debería ser presidenta de Estados Unidos

Parece que no hemos aprendido la lección.
MA
traducido por Mario Abad
Ilustración de Lia Kantrowitz

Tras su discurso inspirador durante la ceremonia de los Globos de Oro, la idea de que Oprah Winfrey se presentara como candidata a la presidencia para las elecciones de 2020 empezó a ganar fuerza de inmediato. “Todo el respeto para NUESTRA futura presidenta”, se llegó a leer en un tuit ya borrado de la NBC. “Si cerrabas los ojos, casi podías imaginar que ese discurso lo estaba pronunciando en Iowa”, declaró el comentarista político Chris Cillizza en la cadena CNN.

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“Esta noche Oprah ha lanzado un cohete. Quiero que se presente a la presidencia”, dijo Meryl Streep en el Washington Post. “Llámame, @oprah. Hay varios presidentes de condado de Iowa que estarán encantados de saber de ti”, escribió en un tuit el director de campaña de Obama durante las elecciones de 2012. Incluso los conservadores John Podhoretz y Bill Kristol han hecho público su apoyo a la candidatura de Oprah, todo lo cual demuestra a las claras que 2018 no va a ser mejor año que 2017 o 2016.


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No voy a negar el poder del discurso de Oprah, sin duda lo más destacable de una gala de los Globos de Oro marcada por momentos realmente violentos. “De todos es sabido que últimamente la prensa se encuentra bajo asedio”, dijo la magnate milmillonaria de los medios en uno de los momentos álgidos del discurso. “Pero también sabemos que es nuestra dedicación insaciable a revelar la verdad absoluta la que impide que hagamos la vista gorda a la corrupción y la injusticia, a los tiranos y sus víctimas, a los secretos y las mentiras”.

No seré yo quien critique las ideas políticas de Winfrey, que parecen bastante progresistas. Diría incluso que ella ha hecho más que cualquier otra celebridad porque se produjera un cambio: en los noventa, por ejemplo, participó activamente en la campaña para que se aprobara la ley nacional de protección del menor, con la que se daba carta blanca para la creación de una base de datos de pederastas conocidos y que acabó por conocerse como la “ley Oprah”.

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Pero, ¿no podemos dejar que los famosos sean eso, simplemente famosos? ¿Acaso no hemos aprendido nada del ascenso a la presidencia de Donald Trump?

Curiosamente, en 1999, el propio Trump sugirió que, en caso de presentarse a las elecciones, Oprah sería su compañera de papeleta. “Los estadounidenses respetan y admiran a Oprah por su inteligencia y su carácter afectuoso. Millones de mujeres se han inspirado en ella para mejorar sus vidas, volver a estudiar, aprender a leer y asumir responsabilidades”, escribió Trump en su libro.


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Trump no miente, pero el hecho de que Oprah haya servido de “inspiración” no la legitima para la candidatura a la presidencia. El propio Trump es una inspiración para muchos estadounidenses que lo votaron pese a sus obvia ineptitud para gobernar. En EUA no necesitamos más políticos “inspiradores”, sino personas con experiencia gobernando un país.

A diferencia de Trump, Oprah es una millonaria hecha a sí misma que no hace gala de una retórica abiertamente racista ni ha sido acusada de abusos sexuales. Moral y éticamente, Oprah está por encima de Trump por numerosas y obvias razones, pero ella tampoco tiene tablas en la política ni ideario sólido más allá de su (increíble) carisma.

Esto es lo que sabemos de la ideología política de Oprah: parece estar a favor de Israel; cree en un modelo de “sueño americano” muy similar al que defendía Obama; apoyó la candidatura de Obama en las elecciones de 2008 y la de Hillary Clinton en 2016; donó 10 millones de dólares para ayudar a las víctimas del huracán Katrina. ¿Cuál es su postura respecto a la sanidad pública? ¿Y sobre la legalización de la marihuana? ¿Qué visión tiene de la política exterior? ¿Y de la vivienda?

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Pese a que durante las últimas 12 horas los medios estadounidenses se han sumado a la campaña de apoyo a Oprah, la realidad es que la presentadora no es oficialmente una candidata. Al menos por ahora. En junio pasado, Oprah dijo: “Nunca me presentaré para un cargo político”. En vista de su discurso durante los Globos de Oro, parece que quizá haya cambiado de opinión. El lunes por la mañana, la CNN anunciaba que, según dos fuentes cercanas, la presentadora “se está planteando activamente” la posibilidad de presentarse como candidata a la presidencia.

“Si Oprah quiere optar a un cargo político, que lo haga, pero no al de presidenta. Debería empezar desde abajo, en su caso ocupando un cargo en el gabinete de una administración demócrata o como gobernadora. No tenemos ni idea de cómo se manejaría en este tipo de puesto; quizá lo haga increíblemente bien, pero también cabe la posibilidad de que no esté tan bien preparada como para hacer el trabajo que tan maravillosamente hace ahora. El hecho de tener tanto orgullo como para querer presentarte a la presidencia sin tener nada de experiencia en política es un buen indicador de que tal vez el cargo no es para ti. Y si la presidencia de Trump nos ha enseñado algo, es que no hay que confiar el trabajo de un político a un multimillonario.

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