gerogina-orellano
Foto por: Alexandra Sánchez Fernández.
Edición 5: Orgullo

Georgina Orellano | Puta feminista | Argentina

“Cuando escucho la palabra 'orgullo' lo primero que se me viene a la mente es sentir orgullo por la palabra 'puta'. La sociedad esperó y nos incentivó durante mucho tiempo a que sintiéramos vergüenza y culpa, producto de eso es vivir tantos años oculta".

Georgina Orellano es la secretaria general de todas las putas de Argentina. Al frente de AMMAR (Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina), reivindica el insulto “puta” —que lleva tatuado literalmente en la piel— desde su posición feminista y sindical. Hila fino en las terminologías: no se hace llamar prostituta sino trabajadora sexual y lucha por la importancia de diferenciar trata de elección, poniendo sobre la mesa el debate más polarizado del feminismo actual —abolicionismo versus regulacionismo— para generar la discusión más urgente: si el trabajo sexual será registrado o seguirá siendo clandestino.

Publicidad

En 2018 fue reconocida por el Colegio de Abogados de París por su defensa de los derechos humanos. El reclamo principal que lleva adelante hoy el sindicato, que hace un año cuenta con sede propia, la Casa Roja de Constitución, es justamente el reconocimiento estatal. Buscan ser consideradxs sujetxs políticxs a partir de un marco legal para poder ejercer su actividad con derechos laborales y así dejar de trabajar en la clandestinidad. Cuando a Orellano le hablan de explotación, responde: “Compañeras y compañeros, bienvenidxs al sistema capitalista que nos oprime a todos y a todas por igual”.

“Todo el mundo se siente habilitado para opinar”, dice Orellano en un panel convocado por el Centro de Estudios Legales y Sociales de Argentina (CELS), y expresa hartazgo y enojo por la incesante cantidad de opiniones que recibe acerca de la actividad que ella y sus compañerxs realizan a diario. Al sector abolicionista le responde que “hoy el trabajo sexual se ejerce” y que más allá de si a otrxs les parece digno o indigno la cosa pasa por qué tipo de trabajo sexual queremos que haya en nuestra sociedad.

No hace mucho empezó a relacionarse sexual y afectivamente con chicas y lo sintió como una liberación y una posibilidad más de sacarse sus propios prejuicios. Explica que no fue tan duro porque ve la aceptación de su entorno, de su hijo y pudo presentar a su actual pareja y su mamá. Además, en sus palabras, la primera vez que salió del clóset fue como puta.

Hace unas semanas, cuando el Ministerio de Desarrollo Social propuso el trabajo sexual como categoría en el Registro Nacional de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (ReNaTEP) para darla de baja a las pocas horas, volvió a caer la ficha de la doble moral que impera en la actitud estatal, tan apalancada en la sociedad. “[…] Era la primera vez que en un registro estatal nos podíamos inscribir con el trabajo que verdaderamente realizamos”, twiteó Orellano y expuso una vez más la complejidad de este reclamo que se agudiza con la precarización que supone el actual contexto de pandemia.

Georgina es una de lxs cincuenta líderes en disidencia sexual y de género cuya vida celebramos en nuestra quinta edición, ORGULLO.

ORGULLO VICE

A Inés la encuentras en Instagram y Twitter como @inesripari.