Las larvas del gorgojo de la palma son un delicioso aperitivo. Foto de Andreas Johnsen.
Fuera lo que fuera, Alex no tuvo que torcernos los brazos para conseguir que lo viéramos comerlo. Provocarle asco a otras personas es un deporte a esa edad, y esto superó cualquiera de los otros trucos de los chicos de cuarto grado. Además, ver a Alex comer el gusano fue una proposición donde todos ganamos: Si sabía horrible, lo veríamos sufrir. Si sabía muy bien, lo experimentaríamos a través de él.En la superficie, BUGS, un nuevo documental sobre comer insectos, tiene un atractivo similar. La película sigue a tres cocineros que recorren el mundo y comen delicias entomológicas, desde larvas de hormiga hasta termitas cocidas. No es sólo una curiosidad asquerosa, los chefs Josh Evans, Ben Reade y Roberto Flore, junto con el director Andreas Johnsen, tratan de comprender el potencial de la cocina de insectos para salvar el mundo.
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Evans, Reade, y Flore trabajan con el Laboratorio Nórdico de Alimentos, una organización danesa no lucrativa que "investiga la diversidad y exquisitez de la comida." El chef del Noma, el restaurante de Copenhague que fue elegido como el mejor en el mundo cuatro veces, y es conocido por sus platillos experimentales, inició el proyecto.El Laboratorio Nórdico de Alimentos comenzó a investigar recetas de insectos después de la publicación de un reporte de amplia circulación de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura en 2013, sobre insectos comestibles y las "perspectivas a futuro para la seguridad alimentaria y la alimentación."
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Reina de termita servida con mango. Foto de Andreas Johnsen.
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Mientras que los chefs hacen que los insectos se vean increíblemente apetecibles, hay otro tema en el documental, si comer insectos ayudará al medio ambiente. Por el hecho de que los insectos son más eficientes que los mamíferos en convertir alimentos en proteínas, ¿quiere decir que su producción en masa es una buena idea?El filme reconoce algunos proyectos convincentes, como una granja de grillos a pequeña escala en Kenia, donde unos cuantos kilos de estos bichos pueden cultivarse y degustarse en el sitio. Otros proyectos plantean preguntas acerca de los insectos producidos en masa. En Uganda, el equipo visita una granja de saltamontes que mantiene sus focos encendidos toda la noche para atraer insectos. Los trabajadores no usan protección para los ojos, y después de pasar una noche expuestos a la luz, tanto Evans como Reade terminan en el hospital con fuertes dolores de cabeza.¿Acaso comer insectos puede salvar la Tierra? Probablemente no. Hacia el final de la película, Evans señala que la producción masiva de insectos probablemente no pueda resolver la escasez de alimentos del mundo. Los retos de hambruna de hoy en día tienen que ver con el acceso, no con la cantidad. De acuerdo con el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, la razón por la cual las personas pasan hambre no es la escasez de alimentos, es la pobreza, el cambio climático, la guerra, la inestabilidad de los mercados y el desperdicio de comida (el hecho de que un tercio de todos los alimentos del mundo se tiran o se desperdician).Si bien la entomofagia no es una panacea, BUGS ofrece un mensaje más prometedor: Cocinar insectos puede ser delicioso, si somos lo suficientemente valientes para probarlos.Para encontrar una próxima proyección de BUGS, visita el sitio web del documental aquí.Sigue a Simon Davis en Twitter.