Momias, instrumentos de tortura y cráneos trepanados: descubrimos el mejor/peor museo de Madrid

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Momias, instrumentos de tortura y cráneos trepanados: descubrimos el mejor/peor museo de Madrid

En la Facultad de Medicina se encuentra esta joya, que combina divulgación científica, historia de crímenes y asesinatos y que parece una fantasía gótica sacada de una peli de Tim Burton.

Entrar en la Facultad de Medicina de la Complutense de Madrid es como viajar en el tiempo. El edificio es una mezcla de arquitectura soviética, con un mobiliario propio del Banco de España y con unos rótulos y una cartelería que recuerdan, directamente, a un ministerio de la época de Franco. Siguiendo estas indicaciones, subimos hasta la tercera planta, al departamento de Medicina Legal (donde se forman, por ejemplo, los futuros forenses). Allí, desde el año 2009, se encuentra el museo Reverte Coma.

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Según se anuncia en su web, y nos cuenta el doctor encargado de guiarnos en nuestra visita, está dedicado a la Antropología Médica, Forente, Paleopatología y Criminalística. Palabras y conceptos técnicos que nos cuesta entender. Después de pasar allí un buen rato hemos descubierto que se trata del mejor museo del Madrid. Ni el Prado, ni el Reina, ni el Thyssen, ni esa aberración tétrica que montaron los pro-vida (por llamarlos de alguna manera) en Expo Aborto. Aquí, escondidas al final de un pasillo, encontramos una colección de reliquias de la evolución humana que son deliciosas.

Un festival para los sentidos en el que igual se puede disfrutar de una colección de 'pinchos' carcelarios -hechos a mano en la Modelo en Barcelona y Carabanchel en Madrid- con los que se ajustaban cuentas entre los reclusos, que de una colección de momias andinas, que de forma natural se han conservado a lo largo de los siglos y que mandó traer para aquí la Reina Isabel II. Todo muy heterogéneo, como se puede ver. Por eso una de las grandes estrellas de la exposición es la máscara que un preso de la cárcel catalana construyó con miga de pan, tela y su propio pelo para poner encima de su cama mientras él cavaba todas las noches un túnel para su fuga. No lo consiguió.

Instrumentos de tortura (aplasta cabezas y revienta rodillas), de muerte (como el tristemente popular Garrote) y una buena colección de cráneos trepanados harán las delicias de los fans de la historia y también de los más morbosos. Uno, por ejemplo, se puede encontrar con un cabeza reventada por una bayoneta en el siglo XVIII o con un par de fetos conservados en formol, nada que ver con la propaganda de Expo Aborto, que quede claro. Lo de este museo es una mezcla de fantasía gótica a lo Tim Burton y de divulgación científica para dummies, que es lo que somos nosotros.

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Pasamos un mañana allí y esto es lo que nos encontramos.