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Cultură

MSQRD, la nueva aplicación con la que acabarás de perder el poco contacto que tienes con la realidad

Tu cara ya no será tu cara, será otra cosa mejor y seguramente menos fea.

¿Quién eres? ¿Quién eres tú? Quién eres tú? En esencia: no eres nada. Pero en lo personal, por lo que a ti respecta, lo eres todo. Eres todo y nada a la vez. Un rostro entre la multitud.

Mírate al espejo, observa esa cara, tócala con tus dedos secos y limpios. Esto es internet, por lo que me veo en la obligación jurídica de ensalzar tu belleza, de elevarte a la categoría de divinidad, de alabar tu gran atractivo pese a que no cumplas los estándares de belleza establecidos, de decirte que aunque seas un adefesio, eres fuerte. Para algunos de vosotros no será verdad. Todos hemos viajado en transporte público. Todos hemos visto esas caras de desesperación. Óyeme lo que te digo: no todo el mundo es guapo. No hay belleza para todos. No pasa nada, no pasa nada. Vuelve a mirarte la cara.

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Estira las mejillas. Abre la boca. Parpadea dos veces. Observa los pliegues, las arrugas, las imperfecciones y los granos. Fíjate en el pelo que sale de ahí. Eres tú, esa es tu identidad. Familiarízate con ella. Esa es tu esencia tangible y corpórea. Esa es la verdad de todos tus ancestros —sus flirteos, matrimonios y devaneos— encarnada genéticamente en ti. Eres la suma de todas tus partes, sangre y fibras musculares y piel. Tus padres te criaron para que fueras así. Tu rostro es una huella visual, lo que hace que seas tú. Hasta los gemelos tienen diferencias. Cada rostro es un copo de nieve, cada cara es única. Tu cara es lo que ve la gente y por lo que te juzgan. Los demás ven tu cara desde distintos ángulos, con una luz diferente. Crees que conoces tu cara hasta que la ves desde abajo en una fotografía o en vídeo y piensas: "¿Soy yo? ¿En serio soy yo? ¿Así es como me ve la gente? Madre mía, pero si soy un monstruo.

Pero estamos aburridos de nuestros gloriosos rostros. Los entregamos como ofrenda a los dioses de Silicon Valley y decimos: "Cambiad este horrible rostro por otro". Nos bajamos aplicaciones que nos convierten en perros, muñecos de nieve o en Leonardo DiCaprio. Renunciamos a nuestra identidad para una foto de Instagram con 20 "Me gusta". Estamos todos obsesionados con MSQRD.

Lo que quiero decir con esto es que hay una nueva aplicación llamada MSQRD, y esto es lo que puede hacer por ti.

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Básicamente, es como el filtro para cambiar de cara de Snapchat pero en forma de aplicación independiente. Con ella puedes transfigurarte en Donald Trump.

También te permite fliparte un poco y perder de vista el delicado hilo que une nuestros rostros (como hemos dicho: el único elemento de identidad propia que nos queda) con nuestra conciencia. ¿Quién soy, entonces, si mi cara recuerda a la de Barack Obama? ¿Quién soy, atrapado en una discoteca muda e invisible?

¿Te haría feliz que un robot deformara tu faz hasta convertirte en una versión incómoda de Snoop Dogg? Ya te digo yo que no.

¿Y si ganaras un Óscar? ¿Serías feliz, entonces? No.

¿Te sentirías más a gusto si tuvieras, aunque fuera temporalmente, el aspecto de un primate en tu tirante piel humana? No.

Yo soy un guepardo y también una drag queen. No sé dónde acabo yo y empieza el guepardo drag. ¿En qué momento murió Joel Golby y fue consumido por la popular nueva aplicación MSQRD?¿En qué momento fue sustituido por el guepardo drag? ¿Podré recuperar mi antiguo yo? Cuando dejo de usar la aplicación y me quedo con mi rostro natural y anodino, ¿soy el mismo de antes? ¿O la persona a la que vuelvo es una fractura, una escisión andante, un superego herido envuelto en un frágil caparazón?

Este es Joe Zadech, mi amigo y editor de NOISEY, y esto es lo más cerca que hemos estado en semanas, en meses, aplastando nuestras cabezas una contra la otra para entrar en el encuadre de la foto; tan cerca que podía alargar la mano y tocarlo, poner una mano en su hombro y decirle: "Joe, tengo en alta estima nuestra amistad", Y en cambio, ambos miramos al abismo de cristal de mi iPhone, tan cerca y, sin embargo, tan infinitamente lejos, y sacamos la lengua y la movemos y preguntamos: "¿Cómo dices que se llamaba la aplicación?". "Está bastante guay, para ser gratis", decimos, y "Hazme una en la que me parezca a Robert Downey Jr.". Y podrían bajar unos extraterrestres y vernos allí, casi tocándonos pero mirando al infinito, y concluir que no nos conocemos de nada, que somos meros accesorios de nuestro propio narcisismo. Nos observarían mientras fijamos la mirada en el mismo dispositivo y pensarían: "Estos idiotas no se conocen a sí mismos. Estos idiotas no conocen nada".

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¿Alguna vez te has preguntado qué aspecto tendrías como asesino en serie? Con esta aplicación lo puedes averiguar. Este programita te puede enseñar la cara que tendrías con una vena de maldad e tu interior. En mi caso, quedaría inquietantemente bien. Yo llevaría excepcionalmente bien lo de parecerme a un asesino en serie.

Ser un oso panda no me satisface lo más mínimo.

Soy Stalin. Soy Bowie. Soy la muerte.

@joelgolby

Traducción por Mario Abad.