Hablamos con los legionarios a los que Ada Colau quiere echar de Barcelona

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Hablamos con los legionarios a los que Ada Colau quiere echar de Barcelona

Al nuevo equipo de gobierno de Barcelona no le hace ni pizca de gracia que los 'novios de la muerte' desfilen por las calles de la ciudad.

Todas las fotografías por la autora

"Yo soy un hombre que la suerte hirió con zarpa de fiera; soy un novio de la muerte…", versos de uno de los himnos de la Legión Española se escuchan en las calles de Sant Andreu. Los vecinos que pasean por el barrio en esta mañana de domingo no pueden evitar detenerse para observar lo que sucede a pocos metros del Passeig de Torres i Bages. Una inmensa cruz de madera a dos palmos de tocar el cielo, brazos en el aire, tambores que marcan el paso ligero de decenas de botas negras y esta canción: 'El novio de la muerte'.

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Queremos dar voz a la opinión de los vecinos

Bajo un sol que anuncia el fin del invierno, miembros de la Hermandad de los Antiguos Caballeros Legionarios -la organización que se preocupa por los legionarios una vez han abandonado el ejercito- ensayan el desfile que ofrecen cada Semana Santa con el Cristo de la Buena Muerte. Lo hacen en un terreno de 5.000 metros cuadrados que el Consorcio de la Zona Franca les cedió en 2013, presidido en aquel momento por el exalcalde de Barcelona, Xavier Trías. Ahora, el actual Ayuntamiento de Barcelona, En Comú Podem, en voz de la teniente alcalde y regidora de Sant Andreu, Laia Ortiz, reclama que se cancele la cesión de este espacio, por lo que ha enviado una carta al delegado especial del Estado del Consorcio de la Zona Franca, Jordi Cornet. La regidora explica que la razón de su petición se debe al compromiso electoral que tienen con los vecinos de Sant Andreu tras diagnosticar un malestar general por la presencia de los exlegionarios. "Queremos dar voz a la opinión de los vecinos", subraya.

Sentado en el escritorio de su despacho, el presidente de la Hermandad de los Antiguos Caballeros Legionarios, Jesús Cañadas, asegura que "todo esto es una mentira creada para contentar a sus votantes". En su opinión, solo les quieren echar por lo que representan, aunque considera que deberían respetarse los distintos pensamientos e ideologías. "A ti no te gusta la misa, a mi sí; a ti no te gusta el ejército, a mi sí; tu tocas los tambores de la batucada, no me digas que no toque los míos. Vive y deja vivir", sentencia. Reposa los brazos encima de esta robusta mesa de madera e indica que la asociación lleva en los cuarteles de Sant Andreu desde el 1974. Garantiza que su presencia nunca había incomodado a nadie hasta que les dieron el terreno, momento en el que sus prácticas empezaron a ser visibles a los ojos del barrio.

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Por su parte, la plataforma Sant Andreu Antifeixista, junto con otras entidades y vecinos del barrio se han manifestado en varias ocasiones por el mismo motivo. Ortiz confirma esta realidad y comenta que también han recibido numerosas quejas del AMPA de la escuela Eulàlia Bota, que se encuentra en los alrededores del local. Además, recuerda que este solar está pendiente de urbanizar y debería ser destinado a equipamientos públicos y sociales. A esto, añade que tampoco participan en ninguna actividad comunitaria del barrio y que "la figura de la legión es contraria a la cultura de paz que defendemos".

Si después Franco fue el Caudillo y un cabrón no es mi problema

Al mismo tiempo que ordena algunas fotografías de su despacho, Cañadas subraya que en la hermandad no se hacen exaltaciones al Franquismo, "¿tener una bandera de España es una enaltecimiento al régimen fascista?". Reconoce que entre sus miembros hay personas de todas las corrientes ideológicas y que no ha echado a nadie de extrema derecha porque "la antigua legión siempre se ha nutrido de todo tipo de mentalidades". En cuanto a los retratos de Francisco Franco, Rafael de Valenzuela y José Millán Astray, que presiden una de las paredes de su salón, argumenta que se debe a que, en 1920, fueron cofundadores y fundador, respectivamente, de la Legión. "Nadie me va a obligar a sacarlos. Si después Franco fue el Caudillo y un cabrón no es mi problema", exclama. Se hace un silencio y, acto seguido, llaman a la puerta, le avisan que quedan pocos minutos para que el desfile termine. Es momento de salir.

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Cerca del local de la asociación, se encuentra la churrería de del Passeig de Torres i Bages. Sus propietarios aseguran que nunca se han sentido molestos, ni ofendidos por las prácticas de los legionarios, como actos o desfiles. En cambio, otra vecina, que no quiere revelar su identidad, comenta que no le agrada su presencia, ya que "muchas de las cosas que representan son antidemocráticas y anticonstitucionales". En la misma línea, Ortiz enfatiza que los vecinos no simpatizan con lo que simbolizan sus desfiles y también que "es conocido que en el local se puede comprar merchandise fascista". Sin embargo, yo en el local no vi nada de eso. Según Cañadas la convivencia con los vecinos es muy buena.

Los militares no se inventan las guerras, son los políticos los que las hacen

Fomentar valores de cultura de paz y no ensalzar el militarismo, es la opinión de la regidora del barrio, y, en consecuencia, que en los espacios públicos no se promocione el enaltecimiento a este colectivo. Pero, al mismo tiempo, reconoce que forman parte del cuerpo de defensa y su figura ha de mantenerse. Cañadas camina por el interior del establecimiento y mientras explica el significado de algunos de los cuadros, objetos y fotografías que acompañan a algunos de los afiliados en el salón, admite que la visión de un exlegionario en el siglo XXI es "catastrófica", ya que los valores en los que se basa su entidad ya no existen. De hecho, opina que ahora a un militar se le considera una persona que está fuera de lugar. Aunque también recuerda que "los militares no se inventan las guerras, son los políticos los que las hacen y éstos les envían a ellos". Hace una pausa, se dirige al exterior y aún están allí; decenas de exlegionarios en los minutos finales del ensayo. En formación, algunos sosteniendo sus fusiles y otros la gran cruz de madera, gritan consignas de la Legión al cielo ante los ojos, todavía curiosos, de vecinos del barrio que les observan en este solar que hasta hace unos años no le importaba a nadie.