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El primer salvaje

La ingenuidad norteamericana es responsable de algunas de las mayores creaciones que se hayan dado en el mundo. ¿Ejemplos? La hamburguesa con queso es tal vez la mejor comida que se pueda encontrar en todas partes, el epítome de las drogas es el LSD, y...

Esta chaqueta es un ejemplo del orgullo que sienten los motoristas por sus Schott Perfectos. Incluso después de muchos largos años llevándola con cariño, su propietario se ha asegurado de que la ajada etiqueta Perfecto siga en su sitio, fijándola con imperdibles.

   La ingenuidad norteamericana es responsable de algunas de las mayores creaciones que se hayan dado en el mundo. ¿Ejemplos? La hamburguesa con queso es tal vez la mejor comida que se pueda encontrar en todas partes, el epítome de las drogas es el LSD, y el alcance e influencia de internet sólo pueden compararse con las de Dios. Lo mismo cabe decir de una prenda que ha sido adoptada tanto por los más tirados crustopunks como por yuppies, pasando por motoras de barriga cervecera: la infalible chaqueta de cuero de motora. Este atemporal icono de la moda práctica surgió de la mente de Irving Schott, cofundador de una compañía –ahora conocida como Schott NYC–que hizo historia con su diseño de chaqueta asimétrica a la que se suele llamar la Perfecto.

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   Hijo de inmigrantes rusos pobres, Irving dio comienzo a su carrera como patronista para empresas de confección en los inicios del siglo XX. En 1913 abrió, con su hermano Jack, una fábrica llamada Schott Bros. en el lóbrego sótano de un edificio de pisos de alquiler en el Lower East Side de Manhattan.  El primer producto en tener éxito fue un impermeable con forro de piel de oveja, que Irving vendía puerta a puerta. Como en cualquier buen negocio, Irving empezó a diversificar la oferta, otorgando a su línea de abrigos de alta calidad la marca perfecto. Inspirado por los cigarros puros con forma de torpedo que Irving tenía como sus favoritos, cosió la etiqueta Perfecto en todas sus mejores prendas de cuero y con forro de lana.

Adentrarse en la fábrica de Schott NYC en New Jersey es como volver atrás en el tiempo. Utilizan máquinas de principios del siglo XX, dan empleo a hombres y mujeres que llevan haciendo chaquetas más tiempo del que tú llevas vivo y enfatizan la calidad por encima de todo.

   En esos tiempos las motocicletas posiblemente fueran lo más lejano que tenía Irving en mente, teniendo en cuenta que solo recientemente se habían puesto a la venta del público y que él ni siquiera sabía conducir un coche. Irving trabó conocimiento con el mundo de las motos a través de un amigo, miembro de la familia Beck. Los Becks eran uno de los mayores distribuidores de Harley-Davidson de todo EE.UU, y publicaban un popular catálogo de sus mercancías disponible en los concesionarios de motos a lo ancho y largo del país. Schott Bros. empezó a fabricar ropa de exteriores para el catálogo Beck en 1920, incluyendo tempranas versiones de lo que llegaría a ser la moderna chaqueta de motorista.

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   No había por entonces una sola pieza de ropa en el mercado lo bastante recia como para ser sinónimo de conducción de motos. Las chaquetas de lana no protegían al conductor del viento gélido a altas velocidades, y los abrigos de cuero de la época no estaban diseñados para la postura necesaria para la conducción, inclinado y con los brazos extendidos; esto se agravava con el hecho de que vestir cualquier tipo de chaqueta yendo en moto era casi garantía de que cualquier cosa que el conductor llevara en los bolsillos saldría volando por los aires. La llegada del cierre con cremallera solucionó este problema y se convirtió en un elemento clave del diseño de Irving.

   Las cremalleras modernas –inventadas en 1913, el mismo año que Schott abría su primera fábrica– eran al principio prohibitivamente caras para los empresarios de la confección. Sin embargo, con el estallido de la 1ª Guerra Mundial, el ejército estadounidense encontró varias formas de dar uso a aquella inútil modernidad, lo cual contribuyó a abaratar costes y hacer las cremalleras asequibles en el mercado de consumo. Viendo el potencial de esta nueva tecnología, Irving fue en 1925 el primer sastre que le puso una cremallera a una chaqueta.

   En 1928, tras una serie de diseños, Irving, usando la definitoria cremallera en diagonal como cierre, creó lo que hoy se reconoce como la moderna chaqueta de motorista. El ángulo de la cremallera era esencial para bloquear el viento, y aseguraba que la chaqueta no se fruncía al sentarse el conductor. Confeccionada con piel de caballo y producida por Beck bajo la marca perfecto, su precio inicial fueron unos exorbitantes 5,50 dólares.

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   La chaqueta de motorista era una absoluta rareza en aquel entonces, y es probable que aquellos lo bastante atrevidos como para llevarla parecieran peculiares entre los abrigos más largos y formales de la época. Prácticamente todo en la chaqueta de Schott había sido diseñado con la utilidad en mente, ignorando el estilo casi por completo. Dos décadas más tarde el diseño ya se había hecho habitual; así, la moderna mítica de la chaqueta de motorista empezó a arraigar. Su adopción por parte de la cultura popular coincidió con su aparición en ¡Salvaje! (1953), en la que un airado y sin objetivo Marlon Brando llevaba una ajustada Schott Perfecto como líder de una banda de motoras que aterroriza un pequeño pueblo. A finales de los 50, escuelas de todo el país prohibían a sus estudiantes que llevaran la chaqueta, lo cual, por supuesto, solo consiguió cimentar su estatus de moderno símbolo de rebeldía. Esta explosión de popularidad convirtió la Perfecto en sinónimo de la chaqueta de motorista de Schott, eclipsando al resto de diseños de la marca.

   La magnética imagen que el Brando de ojos acerados y actitud que-os-jodan perfeccionó en la película fue adoptada en décadas posteriores por iconocs como James Dean, los Ramones, Bruce Springsteen y Jay-Z; todos, en algún momento, han vestido alguna iteración de la chaqueta de cuero negro de Schott. Como los blue jeans, es una prenda clásica americana que ha reinterpretado prácticamente cada marca y diseñador de relevancia: de bichos raros de la vanguardia como Rick Owens a tradicionalistas como Ralph Lauren, pasando por el sinfin de compañías anónimas que suministran versiones inferiores y más baratas a las grandes superficies. Pero no hay nada como el original. Nadie ha conseguido mejorar las chaquetas de motorista de Schott NYC, que sigue empleando máquinas de principios de siglo y cosiendo el cuero a mano en su proceso de elaboración.

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   Schott NYC celebra este año su centenario. Se nos ocurrió que eran un momento propicio para visitar su factoría en New jersey y compartir con vosotros los pormenores de este impecable clásico norteamericano.

1 CHARRETERAS
Las charreteras con broche, de inspiración militar, aportan un aire de autoridad a una chaqueta que con el tiempo formó parte del atavío de los rebeldes. Las charreteras tienen como función sujetar los guantes. Durante un breve período a finales de los 40, la charreteras del modelo 613 One Star lucían estrellas de cromo, pero dejaron de ponerse porque los ladronzuelos solían arrancarlas de las chaquetas expuestas en las tiendas.

5 CINTO
El cinto ceñía la cintura, previniendo así la entrada del viento. Versiones posteriores, como la Perfecto 125, no incluían cinto para que la policía motorizada pudiera llevar sin molestias una pistolera. Muchos clubs de motoristas adoran el modelo 125, porque pueden ponerse un cinto personalizado.

2 CREMALLERA ASIMÉTRICA
La cremallera en diagonal es el elemento definitorio de la Schott Perfecto. Su disposición asimétrica asegura que la chaqueta no va a restringir los movimientos de su portador cuando vaya en moto, evitando además que el viento frío penetre en su interior. Se trata de un elemento de diseño avanzado a su tiempo.

6 LONGITUD DEL TORSO
A comienzos del siglo XX los hombres vestían pantalones un poco por encima de la cintura, lo cual sirvió de influencia para la tradicional corta longitud de la chaqueta Schott. Por otro lado, los engorrosos abrigos largos de entonces no respondían a las necesidades de los motoristas

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3 BOLSILLOS CON BROCHE
A Irving le preocupaba que los motoristas perdieran sus pertenencias en la carretera. Las primeras versiones de la chaqueta, incluyendo el primer modelo con cierre de cremallera, lucían bolsillos verticales y en D. Irving se decidió finalmente por los bolsillos-monedero con broche y los asimétricos con cremallera para mantener las cosas a buen recaudo.

7 CROMO
El cromo se empezó a incorporar a los productos de consumo tras la popularización del automóvil. En la década de los 20, prácticamente todo, de las tostadoras al mobiliario, tenía una capa de este metal brillante. Que Irving empleara el cromo para las piezas metalicas de sus chaquetas denota una mentalidad muy avanzada.

4 CREMALLERAS EN LAS MANGAS
Se añadieron cremalleras a los puños de las mangas para permitir que los motoristas se ajustaran las muñecas y evitar así la entreda del frío. Cuando estaban cerradas, las mangas se estrechaban lo suficiente como para ceñirse por encima de los guantes extralargos, un tipo de guante que los motoristas adaptaron de los cowboys.

8 CUERO
El cuero era para Irving el material al que recurrir, ya que los tejidos textiles apenas bloqueaban el viento y los tejidos sintéticos, como el nylon y el polyester, aún no se habían inventado. Las primeras chaquetas estaban hechas de cuero de caballo, a modo de rígida segunda capa de piel capaz de proteger a los motoristas del viento y el pavimento.

Todas las fotos de Noah Rabinowitz.

Sigue a Wilbert en Twitter: @WilbertLCooper

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