Nadie pensó en ningún momento que la hija de Chaplin tuviera la obligación de convertirse en una mujer divertida ni que la princesa Leia, hermana de Luke, estuviera condenada a ser una caballera Jedi. Entonces, ¿qué parte de nuestro podrido cerebro es la que nos obliga a pensar que el hijo de Aznar es un cabrón hijo de puta? Dejemos que los vástagos se desarrollen libremente en este mundo de sueños y oportunidades. Tabula rasa, no prejuzguemos, démosle una oportunidad, ni que sea solo una. Alonso Aznar —juntamente con otros dos socios procedentes de los agujeros más adinerados de Madrid— ha decidido meterse de lleno en el business de las aplicaciones sociales para móviles. El artilugio consiste en una red social que pretende “ayudar a ligar” a sus usuarios. Pero esto nos importa una gran mierda porque no tiene nada de nuevo. El oro puro, en este caso, lo encontramos en el vídeo promocional que han decidido lanzar a la red (cual bebé en un mar de tiburones alimentados durante dos años únicamente con speed). El producto es una maravilla, una horda de demonios golpeando desacomplejadamente las barricadas de lo racional.
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