La ‘carnívora ética’ comió durante un año sólo animales que mató ella misma

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La ‘carnívora ética’ comió durante un año sólo animales que mató ella misma

Louise Gray autora de The Ethical Carnivore, un libro donde documentó cómo comió durante un año carne de animales matados por ella, nos explica por qué lo hizo mientras pescamos langostas.

"¡Rápido, antes de que el banco de arena baje!".

Louise Gray corre al auto de su tía mientras ésta grita desde el asiento del conductor. Pasamos la pluma de peaje por $3.5 dólares hacia la playa Seacliff, seis kilómetros y medio al este de North Berwick, Escocia. Condujimos por un terreno lodoso, donde el camino se divide en dos direcciones hacia el bosque. Nos salimos del auto —junto con una colección desordenada de termos, abrigos y equipo fotográfico— y su tía nos deja ahí.

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Playa Seacliff, cuatro millas al este de North Berwick, Escocia. Todas las fotos son de Will Eckersley.

Atravesamos los árboles y llegamos a la playa. La arena oscura se extiende por la costa, cerca de donde una pickup blanca descansa sobre rocas lisas. Vamos un poco tarde y Gray se pone al acecho a una velocidad que apenas puedo mantener y más aún con botas de plástico.

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Después de trabajar como corresponsal ambientalista para The Daily Telegraph durante cuatro años, Gray se mudó de Londres a Edimburgo. Se impuso el reto de probarse a sí misma. Quería descubrir de dónde provenía la carne que consumía y decidió comer únicamente animales que ella matara durante un año. The Ethical Carnivore (La carnívora ética), publicado este mes, sigue a Gray por 18 meses examinando lo que significa (e incluso si es posible) comer carne de manera ética.

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"No hay justificación o forma sencilla [de comer carne]", me cuenta. "No lo puedes lograr diciendo que lo haces tú mismo o de manera ética. La gente tiende a discrepar cuando se trata de tomar la vida de un animal; no hay manera de discutir contra eso. Acepto que desde ese punto de vista, todo el libro se viene abajo. No es un tratado filosófico. Es mi viaje personal y la gente puede sacar sus propias conclusiones a partir de él".

Ciertamente, The Ethical Carnivore tiene terribles escenas de las granjas industriales que la mayoría de los lectores esperan encontrar en un libro acerca de la ética de consumir carne, pero no es tan evidente como pensé que sería. Terminar en esa discusión no le ayuda a nadie.

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Louise Gray, autora de "The Ethical Carnivore".

Y así, me uno a Gray para probar un día en la vida de una carnívora ética. Vamos a pescar y cocinar nuestra propia langosta.

Mientras llegamos al pequeño puerto escocés de Seacliff, la prima de Gray y su tripulación pesquera, nos saluda. Nos subimos al bote y nuestro pesquero de hoy, Sam Lowe, nos lleva a Forth and Firth, el estuario que rodea los límites del Mar del Norte.

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El primo de Gray y el pescador de langostas Sam Lowe recogen lo que se ha atrapado.

El cuerpo del barco es pequeño y está cubierto de esteras de goma. No hay sitio libre. Entre cubetas con cabezas de pescado y equipo de comunicación, sándwiches y cantimploras con té verde, Lowe arrastra recipientes llenos de peces y cangrejos.

Cuidadosamente, saca las langostas para que Gray revise si son lo suficientemente grandes para conservarlas. Es un proceso estricto, pues puedes pagar una multa de $1,150 dólares si sacas una demasiado pequeña. Mis manos tiemblan mientras sostengo una pequeña pinza para abrir una liga que mantendrá las tenazas de las langostas en su lugar. Una vez amarradas, las colocamos en una cubeta en la parte de atrás del barco y navegamos hacia donde hay otro conjunto de trampas.

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Midiendo la langostas para saber si es lo suficientemente grande para quedárnosla.

De regreso en tierra firme, en el puerto de North Berwick, nos dirigimos a Lobster Shack, una pequeña choza donde sirven langostinos, mejillones y verdeles recién pescados a los visitantes, durante los meses de verano. El dueño Stirling Stewart nos ayuda a "despachar" nuestra comida.

Coloca la langosta elegida sobre una tabla para cortar azul y nos alejamos hacia las bancas de la choza para que Gray pueda matarla. Stewart saca un cuchillo enorme y afilado y me dedico a observar mientras la posición de Gray apenas cambia levemente. Hasta ahora, ha estado un poco distraída (sólo ha habido una actividad monótona y las llaves del auto pérdidas). Ahora, está en silencio e inmóvil. Un poco más animada que antes, se enfrenta a la langosta, los pies separados a la altura de las caderas y adyacentes a la mesa.

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Gray sostiene su pesca del día.

Escucho la langosta crujir mientras Gray la corta justo por la mitad. A continuación, el sonido de los utensilios moviéndose sobre la mesa de madera y luego un "Uff" final mientras la criatura eventualmente deja de moverse.

Gray y Stewart limpian las entrañas, retiran las pinzas y colocan la carne sobre la parrilla. Cruje mientras se cuece, cambiando de un color azul oscuro a un tono melocotón, antes de convertirse en un rojo rosado. Gray señala que las pinzas se mueven al contraerse la carne con el calor.

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Matando y rebanando por el centro, lista para el asador.

Nunca he probado la langosta antes, pero sabe exactamente como lo esperaba: increíblemente rica, dulce y suave. Es un sabor que fácilmente puede volverse un cliché.

"Creo que para nuestra generación en particular, es un momento donde tienes que hacer una reconexión y no puedes hacerlo a través de una pantalla", me cuenta Gray entre las tiras de langosta. "Comer carne y comida es una forma de reconectar; y comer carne que tú mismo consigues es la experiencia definitiva. No estoy de acuerdo en que solo deberíamos comer carne que nosotros matamos, pues pienso que muchas personas son muy sensibles y no podrían hacerlo. Igualmente, me ha costado mucho tiempo, esfuerzo y dinero hacerlo. Por eso he escrito el libro, para que no tengas que hacerlo tú".

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La langosta cocinada en mantequilla de ajo.

A menos de un minuto caminando desde Lobster Shack, nos encontramos a Maggie Sheddan esperando para mostrarnos el criadero de langostas del puerto. Instalado en contenedores de barco, el criadero libera miles de langostas jóvenes en el estuario Firth of Forth (en Escocia) cada año.

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Sheddan nos dice que en estado salvaje, una langosta pondrá entre 8,000 y 10,000 huevos, con un 0.01 por ciento de sobrevivencia.

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Criadero de langostas de North Berwick, el cual suelta miles de langostas cada año al estuario escocés Firth of Forth.

"Si el criadero las conserva, si conseguirmos 100 de 1,000 estamos contentos con eso", dice. "Están aquí durante 12 o 18 días y tienen más oportunidades de sobrevivir que en el mar".

El criadero está alineado con contenedores blancos enormes, llenos de criaturas minúsculas que primero confundo con monos marinos. De hecho, son langostas miniatura, divididas en grupos de diferentes edades y en camino hacia, lo que Sheddan llama, sus propios "departamentos" apilados hasta atrás del contenedor. Ahí vivirán hasta ser lo suficientemente viejas para ser liberadas.

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"El criadero no está regulado por ninguna ley europea", dice Gray. "Está dirigido por los pescadores locales porque es su parcela y quieren proteger la comunidad de langostas".

"No estamos diciendo que no las coman, solo toma lo que necesitas", añade Sheddan. "Nos dan trabajo, estamos empleados, proporcionamos educación y todo es para las langostas y hacer que la gente sea consciente de ellas".

Al día siguiente, encuentro a Gray en su casa, en Edimburgo, lidiando con una creciente masa de reporteros acumulándose antes de la publicación de su libro. Me muestra el congelador que tuvo que comprar para acomodar la enorme cantidad de carne adquirida después de trabajar en The Ethical Carnivore. Me contó que parte de ella la repartió entre amigos y familiares.

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Además del congelador y el par botas para pescar consiguió, ¿el matar para comer cambió en algo la vida diaria de Gray?

"Cambió mi forma de ver la carne", me dice. "Empecé este viaje increíble para entender de dónde proviene mi comida. A veces deseo no haberlo empezado, porque es mucho más sencillo seguir en la feliz ignorancia. Pero tengo una pasión real por explicar las cosas a la gente y tratar de ver o entender el mundo. He mejorado en eso".

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Me pregunto cómo van a reaccionar las personas que viven en la ciudad a The Ethical Carnivore, o cómo la gente sin acceso al ganado o criaderos de langosta pueden comenzar a hacer algo por convertirse en carnívoros éticos.

"Los granjeros y criadores por lo regular no son muy buenos al hablar sobre lo que hacen", admite Gray. "Sin embargo, eso está cambiando. Entonces diría que intentes cocinar o encontrar un tipo de carne con el que puedas conectar; ya sea a través de un buen carnicero o de un lote o un mercado de granjeros y agricultores".

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La gente siempre va a querer comer carne. Las experiencias de Gray parecen demostrar que consumir carne criada responsablemente es vital.

Terminé haciendo un viaje ridículamente largo de Edimburgo a Londres. Cuando llegamos al Distrito Lake, las nubes tornan de un tono grisáceo a proyectar un abanico haz de luz sobre el suelo. Me doy cuenta de algo, apenas pasé un día en la vida carnívora de Gray y ya estoy mirando el paisaje de forma distinta.

Todas las fotos fueron realizadas por Will Eckersley.