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Música

NOchella: ¿Por qué los festivales de música causan malestar en las redes sociales?

Hashtag #ESTAMIERDAESCARA

Aquí en Los Angeles, odiar a Coachella es tan popular como el evento mismo; en este mismo instante, hay más de 20,000 publicaciones en Instagram con el hashtag #NOchella y apostaría que existe un contingente similar en Austin con relación al SXSW, en Miami durante Ultra y en donde carajos sea que hagan Burning Man. Soy la primera persona en admitir que soy completamente culpable de odiar a los festivales, la cultura en torno a Coachella me saca de quicio. Ni siquiera me gusta cómo la gente pronuncia la palabra "Coachella". Ugh. Sin embargo, he evolucionado y últimamente me he preguntado, ¿qué hay detrás de toda esta negatividad? Diría que es momento de realizar una investigación sumamente científica.

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*saca la sumadora del cajón*

*ingresa algunos números*

He reducido el odio de los festivales musicales a tres factores principales:

1. La música

¿Qué porcentaje de los asistentes de Coachella este año podrían nombrar al menos una canción de AC/DC? OK, un mal ejemplo, pero en serio, ¿Qué chingados con ese booking? No obstante, parecería que un gran número de los asistentes están más interesados en la fiesta que en la música, lo cual atrae a la gente de la manera equivocada. Particularmente con artistas que raramente tocan o hacen cosas especiales como hologramas o bailes sensuales privados.

Cuando Outkast tocó el año pasado, las redes sociales estuvieron repletas con criticismo banal publicado en tiempo real diciendo que el grupo sonaba un poco oxidado y tocaron canciones menos conocidas además de "So Fresh, So Clean", y "Ms. Jackson". El resto de nosotros gritamos en nuestros feeds de Twitter: "¿Están bromeando? ¡Outkast es un tesoro nacional! Vendería ambos ovarios sólo para verlos tocar 'Palitos Chinos' en un Casio!" O tal vez sólo lo dije yo.

Claro, montones de persona van específicamente para ver a los artistas que aman, pero el número de fotografías en Instagram y publicaciones en Facebook mostrando piscinas de Palm Springs con chicas usando bindis y haciendo formas de corazón con sus manos (ese parece ser el símbolo de amor y paz del sigo 21, al parecer), parece eclipsar a aquellos momentos musicales genuinamente épicos.

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2. Las modas horribles

Foto vía Novum Crafts,

Por el lado de la moda, los motivos de nativos americanos, imperan en Coachella, incluso si hay menos penachos que antes. Puedes rentar un tipi de verdad por el amor de Dios. Dentro de la multitud hay un aire cuasi-centroamericano y sudamericano, las bindis hindúes y los rostros no surasiáticas y una importante delegación gitana este año reflejaron un expandido repertorio de adopción intercultural. Es asqueroso. Pero la cultura americana es y siempre será un exceso de apropiación cultural. Así somos - un auténtico crisol. No estoy diciendo que sea cool que un tipo borracho deba andar por ahí con un penacho Sioux, pero si lo vas a crucificar por eso, deja ese taco que te estás comiendo y cancela tu clase de yoga de hoy mientras lo haces.

Una selección con las modas más atroces en Coachella ha sido publicada aquí recientemente, pero, ¿qué tienen los festivales que hacen que la gente se sienta motivada a vestirse como animales salvajes? ¿Tu madre sabe que estás usando eso? No lo creo.

3. El dinero

Los festivales de música son una especie de corporaciones emergentes para este punto; las marcas de ropa, empresas de tecnología, fabricantes de automóviles, proveedores de telefonía y virtualmente cualquiera que busque adherirse al evento, enterrando a la música debajo de la orgía capitalista. Coachella en particular parece ser la demostración definitiva de riqueza y privilegio, de manera irónica con el atuendo hippie. Incluso ir de forma austera es increíblemente caro. Aquí tenemos un desglose:

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Boleto de admisión general: USD $375

Renta del espacio para acampar: USD $85

Gasolina: USD $100

Drogas: USD $100

Atuendo de moda: USD $150

Cosa brillante para la cabeza: USD $60

Comida: $0 (vea: Drogas)

*retira de nuevo la sumadora*

Eso es casi $900 para una experiencia casi mínima. No es ni siquiera tomando en cuenta la opción del pase VIP de $750, la renta de la Tienda Safari de $7,000 ¡o la cena de cuatro tiempos en el Rose Garden por $225! ¿Pueden culpar a los menos afortunados por ponerse amargados al ser inundados a través de las redes sociales y los medios convencionales por este nivel de gasto notablemente permisivo?

Es verdad, las quejas respecto a Coachella están comenzando a parecerse a aquellas actitudes inconformistas y elitistas de hipsters pendejos que presumen no tener una televisión. Aunque no existe una forma de explicar lo molesto que es navegar a través de interminables fotos de niñas caprichudas con sus coronas de margaritas drogadas con molly bailando con un grupo de hip-hop que nunca habían escuchado. ¿Qué tiene de malo que un grupo de gente que se reúnan y se diviertan como locos? Este año en particular, hubo música electrónica por todos lados y es una buena señal, sin importar si Kylie Jenner sabe o no quien es Bonobo (no lo sabe).

Muy bien, buena plática muchachos, tengo que regresar a llorar bajo la regadera. Aún no puedo borrar de mi mente ese beso de Madonna.

_Malina Bickford se burla de tu pobreza y gustos musicales desde Los Ángeles y desde _Twitter.__